Un estudio relevó el mapa emocional de la maternidad y cómo las madres manejan la exigencia y la presión en la vorágine diaria
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Se levantó media hora antes que su marido y los chicos para preparar viandas, revisar los útiles de las mochilas y bajar del freezer las milanesas para la cena. Se bañó en 5 minutos, despertó al resto de la familia con el desayuno listo y repasó las actividades: llevarlos al cole, ir al trabajo, pasar por la farmacia, retirar análisis, buscar a los chicos, acompañarlos a inglés, esperarlos y volver a casa.
Ahí no se terminaba su día: faltaban las tareas, alguna compra urgente, pasar el peine fino y hacer las milanesas. Recién cuando estaban todos acostados, cerca de las 22, Ana T. regó las plantas, le devolvió el llamado a su mejor amiga, reenvió un mensaje al grupo de mamis que le pareció oportuno y abrió su libro en la página 23. Pero no llegó a la 24. Se desplomó de cansancio.
De cara a un nuevo 8M, el rol de la mujer orquesta que trabaja, materna y asume el desafío de la independencia vuelve a ser tema de agenda. Si bien se ha avanzado en el reparto de tareas, especialmente entre Millennials, la realidad de la mayoría de la población todavía es muy desigual. En números, el 73% de las madres con bebés menores a 9 meses se siente presionada por sus propias exigencias respecto de la crianza. El número desciende a 52% en el caso de los papás de bebés, también menores de 9 meses. La encuesta de alcance nacional realizada por la consultora Trendsity con la que se buscó delinear el mapa emocional de la maternidad relevó a 400 personas: 300 mamás y 100 papás.
Compartir la gestión del tiempo y la responsabilidad, no solamente la realización de tareas, poder ascender de posición en el plano laboral, sostener y regar las amistades y seguir el propio deseo, más allá de los viejos y nuevos mandatos, son algunas de las problemáticas que se plantean las mujeres argentinas hoy.
En tiempos de alta incertidumbre económica y con un clima social enrarecido, el informe aporta un dato clave: el 67% de las madres consultadas manifestó sentirse a veces con muy poca libertad, muy limitada en su vida cotidiana. La tendencia es mayor entre aquellas que no contaron o no cuentan con la participación del padre en la alimentación y crianza de sus bebés. En este último caso el 75% de las consultadas reconoció sentirse atadas.
El rol de las tribus de crianzas
En este contexto, las tribus de crianza surgen como alternativas válidas para compartir temas de preocupación, datos y consejos. Tanto presenciales como virtuales, funcionan como contenedoras de angustias, dudas y malestares vinculados a la maternidad. Son espacios catárticos, con agendas abiertas donde circulan teléfonos de pediatras, clases de yoga con bebés, matronatación y ejercicios para superar el baby blues, la angustia posparto. Sin embargo, a la vez que acompañan los consejos virales, también aturden. Demasiado contenido, fuentes dudosas y tips discutibles apabullan y desconciertan.
Por otra parte, el mismo relevamiento reflejó que el 88% de las madres (con bebés menores de 9 meses) manifiesta que las redes sociales crean espacios útiles y cercanos para hablar y compartir la vivencia de la maternidad. Al tiempo que casi la totalidad del muestreo, el 92% coincide en la importancia de la divulgación en RRSS de mayor información profesional y científica.
En la misma línea, el 92% señala que las redes sociales ayudan a visibilizar y hablar de las dificultades respecto de distintos temas que hacen al cuidado del bebé, crianza y lactancia.
La lactancia, un tema que preocupa
La libertad de elegir dar o no de mamar es una de las problemáticas actuales, un tema que por años fue tabú y recién ahora se incluye en la conversación mediática. La encuesta arroja que 6 de cada 10 de las mamás coinciden con que las redes sociales imponen estándares o ideales de lactancia demasiado altos para ellas. Y que estas metas generan culpa y frustración. Este sentimiento crece entre las primerizas, trepando al 66% de las mujeres encuestadas. Por otra parte, el 58% de las madres señala que hay tanta información contradictoria o teorías distintas acerca de la crianza que suele sentirse confundida.
¿Y los padres? ¿Cómo reaccionan ante la dicotomía teta si-teta no? Según el informe, el 48% de los padres admite que las redes sociales e influencers de crianza generan presión sobre las madres acerca del amamantamiento. El 90 %, en tanto, reconoce que la tarea de amamantar muchas veces genera sobrecarga, cansancio y agotamiento en sus compañeras. La presión por volver a trabajar después del parto y al mismo tiempo, la exigencia de ser una madre perfecta impacta en el 52% de las mamás consultadas que admitieron problemas físicos, (62 %), emocionales (45%) y sensaciones de angustia, depresión o culpa (24% ). Agotamiento, mastitits o grietas en los pezones forman parte del abanico de complicaciones consignadas, de las cuales no se habla o se habla poco. De hecho el 81% de las mamás percibe que en nuestra sociedad no está bien visto hablar de las dificultades o quejarse del cansancio o exigencias que implica la lactancia, percepción que crece entre las primerizas (87%).
El lado B de la maternidad nos enfrenta al desafío de acompañar subiendo el tono de las voces que hablen de equiparar las oportunidades y los derechos. Con un panorama incierto, cada vez más mujeres y mamás argentinas deben lograr un equilibrio en un hilo delgado, amenazado por mandatos ajenos y exigencias propias.
Este 8M, la fecha que la ONU empezó a conmemorar en 1975, es una oportunidad única para reformular viejas prácticas y orientar el GPS hacia los nuevos formatos de maternar que tienen al deseo propio en el centro de la escena.
*La autora es directora de Trendsity
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