El Shuffle Dance es una dinámica cuya característica principal es la coordinación y la rapidez de los movimientos
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Técnica, precisión y coordinación. El Shuffle Dance llegó para romper las reglas e imponer nuevos parámetros. Se trata de un método de baile que si bien no es moderno -su origen se remonta a la década de 1920 aproximadamente- en los últimos años, cobró gran relevancia al viralizarse en las redes sociales a través de challenges que compartían y difundían sus usuarios quienes rápidamente se fanatizaron con este estilo.
Y parte de su resurgimiento está asociado al emblemático juego online conocido como Fortnite, allá por el año 2018, donde antes de comenzar la partida, sus personajes hacían algunos de estos pasos. Tal fue su popularidad, que esta práctica no tardó en convertirse en tendencia y ser adoptada, entre otros, por distintas personalidades: desde Marcelo Tinelli, quien incluyó dicho estilo en el repertorio del certamen de ShowMatch, hasta el reconocido futbolista del Atlético de Madrid, Antoine Griezmann que festeja sus goles y el triunfo de su equipo con este tipo de coreografías.
En este baile, no hay nada librado al azar y cada paso está milimétricamente cuidado y pensado. Por lo general es una actividad que se realiza en parejas o en grupo. Su consigna principal es el footwork, es decir, el movimiento sincronizado de pies y brazos, que se realiza en dos tiempos creando figuras al ritmo de la música tecno o electrónica. Esto obliga a la persona a realizar un desplazamiento rápido, dinámico y cargado de energía, donde prima la resistencia aeróbica.
“La base del Shuffle es la coordinación y la disociación de las piernas como así también los cambios bruscos de dirección y los saltos”, explica Mariana Kras, quien en plena cuarentena se volvió experta en el tema cuando empezó con su marido a adentrarse en este mundo y a compartir sus videos en Instagram y TikTok, que hoy causan sensación.
Este proceso coreográfico requiere, por un lado mucha atención, memoria y concentración, y por el otro, flexibilidad corporal, “permite cambiar de pose, de peso y de movimiento en cada momento”, agrega Kras.
Y si bien ponerlo en marcha parece una misión imposible, en el fondo no lo es. En esta técnica hay tres pasos que son considerados como “los padres del Shuffle”. “El Running Man es el insignia y el más conocido. Simula estar caminando en el lugar y tiene muchas variantes: se puede hacer con impacto, deslizándose, yendo para atrás, para los costados, con más o menos punta. Después está el T Step, que es otro clásico y que se trata de subir y bajar la pierna de forma flexionada a 90 grados. Por último, el Charlestone, se llevan las piernas estiradas hacia adelante y se las intercala”, detalla Agos Luisa, bailarina profesional especializada en Shuffle Dance, y aclara que todos estos pasos se combinan con el movimiento de brazos.
Si hay algo que abunda en este baile son sus beneficios: desde físicos, pasando por mentales y hasta espirituales. En esta línea, Kras destaca el aspecto aeróbico como uno de los principales al tratarse de una actividad dinámica donde “estás saltando de manera constante”. Se suma el fortalecimiento de los músculos que trabajarán, en mayor o menor medida, de acuerdo al apoyo que se le de al cuerpo. “Por lo general, se ejercitan los de las piernas: gemelos, cuádriceps, isquiotibiales, como así también la zona abdominal que es la que va a otorgar la estabilidad, entonces el ejercicio es completo”, explica Kras.
“Ganás mucha agilidad en las piernas, porque es un baile muy intenso”, dice Adi y para todos los que lo practican o se inician, recomienda complementarlo con un entrenamiento de musculación. “De esta manera, el músculo obtiene aún más fuerza y se lo protege de posibles lesiones, en paralelo, estará más sólido para ejecutar los movimientos”, aclara Luisa.
A nivel mental, Kras asegura que “te da un shot de energía positiva y te ayuda a liberar el estrés”.
Algún tiempo atrás
Si bien no hay una fecha ni lugar exacto donde surgió el Shuffle Dance, la historia estima que fue a finales del siglo XIX y principios del XX en los Estados Unidos, específicamente en la cosmopolita ciudad de Nueva York, cuna del cine, del teatro y de la inmigración, y que fue el resultado de una combinación entre la danza africana y la irlandesa basadas en el movimiento de piernas y las puntas de los pies.
Al principio era pura improvisación, incluso por muchos años se lo asoció al Freestyle o baile libre, al cual no se le daba demasiada importancia y que de hecho, era catalogado como un juego o una especie de diversión. Con el tiempo, incorporó una nueva característica y comenzó a ser practicado en parejas, uno enfrente del otro, donde sus movimientos debían ir a la par y conectar entre sí.
No obstante, fue recién en la década del ‘80 que empezó a cobrar popularidad en las fiestas electrónicas de Inglaterra y de Australia. Con el tiempo, en este último país, se apodó a sus bailarines como Shufflers, y entrada la década del 20, se empezaron a compartir en Youtube, la red social de aquel entonces, estas disruptivas coreografías que llegaron para entretener y obnubilar al público con una perfecta coordinación.
Su difusión fue de tal envergadura, que hoy acapara la atención de chicos y grandes que se desafían y ponen a prueba con esta práctica.
Shuffle Dance: sus beneficios
Son varios los ejes que se potencian al bailar, cualquiera sea el estilo. Kras señala que el objetivo que se busca es, “jugar, divertirse, desafiarse y hacer cosas nuevas”, pero si hay algo en lo que el Shuffle Dance no falla, es en estos tres aspectos:
- Mente: trabaja en el aumento de la concentración y fortalece la memoria, es decir, que refuerza las funciones cognitivas “porque se trata de movimientos donde se pone en juego la coordinación, el control y la consciencia corporal”, explica Kras.
- Físico: mejora el sistema cardiorrespiratorio debido a “que puede ser tomado como un ejercicio de alta intensidad”, menciona Kras. Además, fortalece el cuerpo, sobre todo, los músculos de las piernas, los brazos y el abdomen.
- Espiritual: se trata de un proceso de conexión con uno mismo a través del movimiento corporal, aquel que le va a permitir a la persona tomar consciencia de sí misma, liberar tensiones y aumentar la seguridad y la confianza personal. A su vez, genera endorfinas, “que producirán mejoras en el estado de ánimo y un incremento de la motivación”, detalla la bailarina.