El juego “Wiki-racing”, divertido y fácil de aprender, permite potenciar estos dos aspectos
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No es casual que los nombres que la NASA, la agencia espacial de los Estados Unidos, eligió para sus dos robots exploratorios (rovers) en Marte sean “Curiosity” and “Perseverance”. Ambos conceptos, la curiosidad y la perseverancia, representan dos valores de época para navegar en un mundo en cambio acelerado y con un grado de complejidad nunca antes visto.
Ahora bien: ¿se pueden entrenar estas dos habilidades? Hay un juego insólito, divertido, fácil de aprender y para algunos adictivos que va al corazón de los sistemas complejos y genera un festival de entretenimiento en mentes curiosas. Estuvo acotado por un tiempo a un “circuito nerd” pero meses atrás tuvo su propio mundial y gana adeptos a alta velocidad.
El “Wiki-racing” (la carrera de Wikipedia, de eso hablamos) consiste en llegar en la menor cantidad de pasos posibles (o en el menor tiempo, depende de la versión que se practique) desde un concepto a otro en apariencia muy lejano: de “cognición cuántica” a “asado de tira”, de “Karaoke” a “La Cumbrecita”, y así.
Hasta hace poco tiempo, el Wiki-racing era un pasatiempo de colegios secundarios y de universidades, que practicaban amigos en los recreos o en las horas libres. La mayor parte de las instituciones educativas tienen restricciones para navegar en cualquier sitio o bajar video games, pero Wikipedia siempre está disponible. No contaba, como otros pasatiempos más populares como el cubo Rubik, el Scrabble, los rompecabezas o el Sudoku, con mundiales y asociaciones que lo promocionaran.
Pero eso cambió. En agosto pasado se organizó en Singapur el primer Mundial de Carrera de Wikipedia, a cargo de una división de la fundación Wikimedia. Aunque hay distintas variaciones del juego, la que se tomó para la competencia oficial fue la de enviar en un máximo de dos minutos la mayor cantidad de cadenas cortas entre dos palabras posibles.
El campeón mundial fue Kevin Payravi, un ingeniero de 28 años de Frisco, Texas, que comenzó a practicar a los 12 años con su cuenta “SuperHampster”. “Entrené toda mi vida para este momento” comentó en sus redes Payravi tras ganar, y contó que su estrategia consiste en privilegiar caminos con conceptos geográficos, porque sabe más de esa temática. Para hacerlo más difícil en algunas versiones está prohibido pasar por “nodos” muy grandes, que derivan a casi todo, como Estados Unidos, Marvel, Hollywood o WW2 (la Segunda Guerra Mundial).
Este aumento de la importancia de la curiosidad como valor de época contrasta con el muy escaso contenido académico que hay sobre el tema. “Es sorprendente advertir cómo, a pesar de que la curiosidad es la fuente motivacional de la mayor parte de las cosas que hacemos, el número de académicos que se focalizaron en su estudio es tan pequeño”, dice Mario Livio, astrofísico y autor de “Por qué': Qué nos hace curiosos”, un libro que bucea en el fenómeno desde varios aspectos.
Uno de los académicos que mejor estudió la agenda de la creatividad es un economista del comportamiento, George Lowenstein, de la Universidad Carnegie Mellon, quien en 1994 escribió un estudio sobre “La psicología de la curiosidad”. Lowenstein asegura que la curiosidad es un motivador potente, y que más que un estado mental es una emoción que nos lleva a querer llenar los baches de información que tenemos. La curiosidad se puede entrenar y fomentar, según el economista. Para ello, recomienda una práctica que suelen ejercitar los publicistas y expertos en innovación: dedicarle tiempo a plantear buenas preguntas. Las preguntas activan regiones cerebrales distintas a que las que encienden las frases que no lo son.
Pero la carrera de Wikipedia también es una excusa para meterse de lleno en los vericuetos de los sistemas complejos. No por nada uno de los juegos favoritos de los científicos del Instituto Santa Fe (meca de la complejidad en los 80s) era el de “seis grados de separación hasta Kevin Bacon”.
El actor de Footloose es uno de los más prolíficos de Hollywood, y el juego, que es un ancestro de Wikiracing, consiste en llegar en la menor cantidad de conexiones posibles desde cualquier actor hasta Bacon. Por ejemplo, desde algún actor argentino podríamos llegar a Jorge Porcel, que actuó con varias estrellas de EE.UU. (como Al Pacino) en Carlitos Way, y de ahí ya hay un solo grado hasta Bacon. En Física, “el número de Erdos” expresa el grado de separación de cualquier profesional de esta disciplina con el mítico genio de los números primos, el matemático húngaro Paul Erdos: A cuántos trabajos académicos de distancia se encuentra uno cuándo va “pasando de liana” con distintos co-autores.
En los recovecos y profundidades de Wikipedia se pueden encontrar cosas fabulosas, aún en páginas poco visitadas. Una cuenta muy buena que cura este contenido fascinante para curiosos es “Depths of Wikipedia” (profundidades de esta red), donde uno puede leer, por ejemplo, sobre la “lluvia de carne de Kentucky”, un fenómeno rarísimo ocurrido hace 150 años cuando pedazos de carne cayeron del cielo en ese lugar (hay todo tipo de teorías para explicarlo, desde aves de rapiña que recién habían comido vomitando al mismo tiempo a otras aún más extrañas). Annie Rauwerda resume esta fascinación: “Es muy revelador notar que todo en el mundo está más relacionado de lo que pensamos”.
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