Varios mitos se interponen frente al interrogante sobre cuál es el mejor momento del día para entrenar; ventajas y desventajas de entrenar a la mañana o a la tarde
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Mucho se dice y también se debate acerca de cuál es el mejor momento del día para realizar actividad física. Si bien existen algunos rangos horarios específicos que potencian múltiples beneficios, lo cierto es que cada persona es un mundo aparte tanto a nivel de salud como en el estilo de vida que lleva. En este sentido, coordinar el tiempo que se le destina al entrenamiento con las demandas y la vorágine del día, implica una organización meticulosa.
La mayoría hace malabares para encontrar un hueco entre el trabajo, los quehaceres de la casa y las rutinas de los hijos. Es que detrás de cada entrenamiento, es probable que haya toda una logística. Algunos prefieren ejercitar temprano, antes de arrancar la jornada laboral, otros al terminarla; incluso están los que se toman un recreo y entrenan al mediodía. Cuando pueden, como pueden. Alejandra Hintze, médica deportóloga e integrante de la comisión Directiva de la Asociación Argentina de Médicos del deporte explica que el contexto laboral, familiar y económico tienen una gran influencia y a veces están por encima de los beneficios metabólicos.
Sin embargo, entre los mitos, las controversias y las distintas opiniones, está científicamente comprobado que el ejercicio por la mañana, y en ayunas, suele estar asociado a la pérdida de peso corporal y por la tarde, a ganar masa muscular. Y el secreto sobre qué opción elegir no solo tiene que ver con el objetivo personal de cada uno, sino también con el tipo de fuentes de energía que se consumen previamente.
Este grupo de alimentos se divide en dos: los hidratos y las grasas. En base a esto, Hintze comenta que, el que entrene temprano va a tener la posibilidad de oxidar los ácidos grasos que se encuentran en las reservas del cuerpo y por ende quemará calorías; por el contario, el que lo haga por la tarde, contará con la energía de los carbohidratos absorbidos durante el día para trabajar la fuerza.
Para todos los que madrugan, las ventajas de entrenar por la mañana, en lo posible antes de las ocho, son varias. Sebastián Petroni, preparador físico, cuenta que dentro de este período, el cuerpo no solo está renovado y descansado, sino que también la cabeza está fresca porque la jornada laboral todavía no arrancó. Además, es posible que genere cierto orden en cuanto a la alimentación, ya que ayuda a regular el hambre y estar más conscientes de lo que se ingiere. A su vez, mejora el estado de ánimo y permite tener todo el resto del día libre para enfocarse en otras cosas sin estar pendientes si se llega a entrenar o no. De todas maneras, entre los puntos en contra, puede pasar que se estimule el sueño antes de tiempo.
En el otro extremo, dentro de los beneficios de ejercitar por la tarde, se destaca que el físico y los reflejos están activados, hay energía de sobra y es ideal para liberar el estrés y la ansiedad acumulados durante la jornada. En contraposición, hay veces que las tareas y las responsabilidades por ejemplo del trabajo, se acumulan o no se llegan a terminar a tiempo y por ende ese día se dificulta ejercitar. Además, puede traer problemas para conciliar el sueño.
Pero más allá de los factores que entran en juego al entrenar durante estos momentos particulares, Hintze resalta que lo fundamental es estar en movimiento. De cara a la realidad de la vida cotidiana, lo ideal es mantener la constancia del ejercicio en el tiempo, por eso la especialista recomienda elegir la opción horaria que resulte más fácil, es decir, la que mejor se adapte a la agenda de cada uno y por sobretodo, evitar que las demandas laborales y el celular invadan el momento de entrenamiento y provoquen distracción, “porque puede llegar a ser una variable de cambio mental, de energía y se pierde el foco”, sostiene la especialista.
La alimentación y el descanso también juegan un papel clave, dos aspectos que van de la mano con el entrenamiento, que lo potenciarán y ayudarán a mejorar el rendimiento. Nicolás Sameño, coach especializado en levantamiento de peso, comenta que lo importante está en generar conductas saludables que se puedan sostener con el correr de las semanas. Según el especialista, una persona debería dormir entre seis y ocho horas para estar en óptimas condiciones, y consumir alimentos que le aporten todo tipo de nutrientes. Si bien al principio, puede costar, los individuos son seres de hábitos y el cuerpo humano junto al ciclo circadiano, que hace referencia al reloj biológico, tiene la virtud de adaptarse a lo que se le proponga, a los cambios y desafíos que implican las rutinas nuevas. “Podés entrenar siempre en el mismo horario, pero si estas cuestiones no están balanceadas, va a ser difícil ver un resultado efectivo”, sostiene Sameño.
Frente al posible dilema que puede generar no encontrar el momento óptimo de entrenamiento, es clave tener en cuenta que la actividad física funciona como un complemento perfecto a nivel físico y emocional, en tanto esto, los especialistas resaltan la importancia de estar en movimiento constante y lo fundamental de consultar con un experto en caso de padecer algún tipo de enfermedad o problema crónico que pueda interferir y causar trastornos colaterales. “Es importante destacar también que cada persona tiene un biorritmo propio y quizás, lo que es bueno para uno, puede no resultarle a otro. Todo pasa por escucharse y hacer lo que mejor te cuadre”, reflexiona Petroni.
Por qué conviene:
Entrenar a la mañana
- Si hubo un buen descanso, que implica haber dormido entre seis y ocho horas, el cuerpo y la mente van a estar renovados y frescos. Como el día laboral todavía no arrancó, aún no hay responsabilidades ni tareas pendientes que puedan generar distracciones ni que se pierda el foco.
- Entrenar en ayunas contribuye a quemar grasa corporal y bajar de peso, ya que el cuerpo usará las reservas de energía.
- Ayuda a generar buenos hábitos y conductas alimenticias porque regula el hambre y crea consciencia sobre los productos que se ingieren.
- Mejora el estado de ánimo y genera energía. La famosa frase “día ganado”, aplica muy bien a este punto. Empezar el día haciendo una actividad afín hace que las personas se sientan productivas y realizadas. Además, queda todo el resto del día libre para enfocarse en otras cosas sin estar pendientes ni a las corridas de si se llegará a entrenar o no.
- En las mujeres colabora a reducir la presión sanguínea
Hacer ejercicio a la tarde
- Fomenta el trabajo de fuerza y contribuye a ganar músculo, dado que la temperatura corporal central está en su punto óptimo para trabajar con intensidad.
- Alivia el estrés y la ansiedad del día permitiendo liberar y descargar las posibles tensiones acumuladas y así, resetearse nuevamente.
- Promueve hábitos de alimentación saludables durante el transcurso del día para llegar con energía al momento de ejercitar.
- Se necesita menos trabajo de entrada en calor previo, ya que el cuerpo y los reflejos están activos.
- En los hombres, reduce la presión sanguínea.