Los murciélagos son sacos de virus. Junto con los roedores, son considerados las especies que albergan más virus potencialmente transmisibles al hombre. Pero no hay una especie de murciélago, sino más de mil, lo que hace que tengan una gran capacidad a este respecto.
Así lo explica el doctor en Microbiología José Alcamí durante una entrevista con Infosalus, en la que señala que dado que se trata de una especie muy diversificada, y que puede portar virus muy diferentes. Esto es debido, según explica, al sistema inmunitario de los murciélagos, que le permite convivir con estas especies, ser portador, pero no enfermar de ellas.
Con motivo de la publicación de 'Coronavirus. ¿La última pandemia? (Oberon), un manual del que es coautor junto al físico nuclear e inmunólogo Eduardo López-Collazo, y en el que trata de responder con una base científica las principales respuestas sobre esta pandemia, Alcamí cuenta que en los murciélagos de herradura, sospechosos de ser los anfitriones del coronavirus SARS CoV-2, se pueden aislar hasta un centenar de virus distintos, siendo una docena de estos, coronavirus, entre sí distintos genéticamente.
"Y este es el gran problema, que cuando en un mismo individuo hay varios virus de la misma especie, en estos se puede producir una recombinación genética al estar alojados en el animal. De forma que se genera una enorme diversidad en la familia de coronavirus en las especies de murciélagos. Los coronavirus mutan y se recombinan en los murciélagos, pero probablemente lo que conozcamos sea la punta del iceberg de lo que ocurre", confiesa Alcamí.
En concreto, va más allá y señala que la variabilidad viral se produce por estos dos mecanismos, la mutación y la recombinación: "La mutación es el 'error' que se produce durante la copia por la ARN polimerasa viral. La tasa de mutación de los coronavirus es baja porque su polimerasa es obsesiva y revisa los textos copiados para ver que no hay ningún error. Pero a pesar de esa relectura, se introducen mutaciones que generan variantes virales, como estamos viendo en la epidemia actual en que los virus van cambiando con el tiempo".
Sobre el otro mecanismo de variabilidad, la recombinación genética, el especialista en Medicina Interna y profesor de Investigación en el Instituto de Salud Carlos III de Madrid explica que si una célula es infectada por dos virus de la misma familia, en la copia de sus genomas las polimerasas pueden saltar de uno a otro y generar variantes que combinen genes de ambos virus. "Se puede pensar que cada coronavirus es un puzzle de varias piezas, que pueden intercambiarse entre sí y encajar entre ellos", precisa.
Es más, resalta que estas recombinaciones entre virus de la misma especie se están produciendo constantemente y es probablemente la fuente más importante de variabilidad para un virus ARN que carece de una elevada tasa de mutación.
"La combinación de ambos mecanismos, la mutación y la recombinación, explican la enorme diversidad de la familia coronavirus. La búsqueda de nuevos coronavirus, tanto en murciélagos como en las especies de mamíferos que se vendían en el mercado de Wuhan, darán con una variante que esté muy próxima de las características del SARS CoV-2. Probablemente es cuestión de tiempo", asegura Alcamí.
EL ANIMAL INTERMEDIO, O NO
En este contexto, el doctor en Microbiología destaca que lo más importante es conocer cómo llegó ese virus recombinante a nuestra especie, dado que no están documentadas las infecciones directas de coronavirus el murciélago al hombre, aunque sí de enfermedades como la rabia.
"Estamos demasiado alejados del murciélago para que nos infecte. Las infecciones previas de coronavirus, tanto catarrales como el SARS y el MERS, tienen su origen evolutivo en murciélagos o roedores, pero el origen epidémico está en otros animales. En el acaso del SARS se sabe que fue la civeta, y el camello en el caso del MERS. Son las especies intermediarias desde la que estos coronavirus saltaron desde el murciélago al hombre", detalla el experto.
Por otro lado, Alcamí advierte de que los virus no dejan de evolucionar, por lo que "es probable", según subraya, que en la especie intermediaria el virus que salta desde el murciélago mute y ofrezca variantes que aumentan poco a poco su capacidad para infectar células humanas.
En el caso del SARS CoV-2 no conocemos a día de hoy cuál es el animal intermedio que fue infectado por el murciélago cero, sin embargo, Ralph Baric, un virólogo de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) y uno de los mayores expertos del mundo en coronavirus, no descarta que el salto pueda producirse directamente del murciélago al hombre. En 2015 este experto internacional ya vaticinó, además, que podría producirse una nueva pandemia de coronavirus con "consecuencias imprevisibles".
Precisamente, un reciente estudio de la Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos), publicado en eLife, concluye que la fuerte respuesta inmunológica de los murciélagos a los virus podría hacer que se repliquen más rápidamente, de forma que cuando saltan a los mamíferos con sistemas inmunológicos normales, como los humanos, los virus son más peligrosos y causan estragos de mayor daño.
De hecho, estos investigadores explican que "no es coincidencia" que algunos de los peores brotes de enfermedades virales de los últimos años, como SARS, MERS, ébola y el recién llegado nuevo coronavirus se originaron en murciélagos.
Este trabajo científico también constata que algunos murciélagos, incluidos los que se sabe que son la fuente original de infecciones humanas, albergan sistemas inmunes que están perpetuamente preparados para montar defensas contra los virus. La infección viral en estos murciélagos conduce a una rápida respuesta que separa al virus de las células. Aunque esto puede proteger a los murciélagos de ser infectados con altas cargas virales, alienta a estos virus a reproducirse más rápidamente dentro del huésped antes de que se pueda articular una defensa. Esto hace que los murciélagos sean un reservorio único de virus de rápida reproducción y altamente transmisibles.
Europa Press