Los especialistas advierten sobre la frecuencia con que estos se presentan en menores de 60 e incluso de 40 años
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—“Interné a un muchacho de 30. Cinco días con Covid, hizo arritmia y disnea. La tomografía mostró tromboembolismo de pulmón”.
—“Se me murió una chica. 28 años y obesidad. Qué día de m…”
—“51 años. Neumonía bilateral. Internada en UTI hace 15 días, ventilada en prono (panza abajo) durante 10 días”.
—“Embarazada, 29 años. En estado crítico. Hubo que hacerle una cesárea a las 28 semanas. Bebé en neo”.
Mensajes como estos y otros similares se cruzan en los grupos de WhatsApp por los que, como una red nerviosa paralela a los grandes medios, circula la información relativa a la pandemia. Los especialistas que deben atender cuadros graves de Covid se inquietan frente a la renovada frecuencia con que estos se presentan en personas jóvenes, menores de 60 e incluso de 40 años. La tragedia muestra en estos casos, si cabe, su costado más doloroso.
“Aun sin estadísticas de este mes, notamos que hay un aumento de enfermos menores de 60 respecto del año pasado, bajó el promedio de edad”, dice Constanza Arias, jefa de terapia intensiva del Hospital Posadas.
Miguel Blasco, coordinador de terapia intensiva del Hospital Cuenca Alta, afirma que bajó el promedio de edad y están atendiendo a chicos desde los 29 años en adelante. “Estamos mal con eso”, comenta.
Ante la misma pregunta, Rosa Reina, presidenta de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva SATI, contesta que “lamentablemente, sí”. Y Juan Carlos Cisneros, jefe de terapia intermedia del Hospital Muñiz coincide: “Creo que esta segunda ola afectó fundamentalmente a gente joven. Estamos viendo pacientes sin factores de riesgo. El año pasado veíamos personas con obesidad severa, diabéticos… era raro ver jóvenes que no tuviesen otros riesgos. En estos momentos vemos algunos que no tienen comorbilidades”.
Un infectólogo porteño que prefiere mantener su nombre en reserva también cuenta que está viendo gente más joven, sin comorbilidades y con una evolución distinta de la del año pasado. “Incluso muchos que no terminan internados tienen siete a diez días de fiebre persistente y síntomas invalidantes. También vemos un comportamiento bimodal: en general, el año pasado, los pacientes que evolucionaban mal, y terminaban internados y con asistencia respiratoria mecánica tenían 10 días de fiebre, y los veíamos deteriorarse progresivamente. Ahora, muchos mejoran, están varios días ‘bien’ y después a la semana vuelven a tener fiebre y a empeorar clínicamente. Eso no se veía. O, por lo menos, yo no lo veía”.
Según el viceministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, “el año pasado más del 70% de los casos graves eran mayores de 70, y hoy ya hay más internados entre los menores de 60 que en los de ese grupo de edad”.
Sin embargo, otros, como el médico del Hospital Centenario, de Rosario, Juan Pendino, integrante de la SATI, no observan esta tendencia: “Por ahora, tenemos la misma edad que el año pasado”, afirma Pendino. Y para Lautaro de Vedia, del Hospital Muñiz y expresidente de la Sociedad Argentina de Infectología, todavía es pronto para dilucidarlo: “Sí, tenemos algunos jóvenes de 30, pero cuando saco el promedio de edad no cambió. No lo tengo tan claro”.
Hipótesis variadas
Todo esto se produce en un escenario en el que el uso de las unidades de terapia intensiva subió en casi 800 camas en un mes (alrededor del 22%). Las hipótesis que permitirían explicar este fenómeno son variadas. “Creemos que es la población que está circulando más por diferentes motivos (trabajo, actividad social…). Son también los que están menos vacunados”, dice Reina. También se especula con que podría estar empezando a evidenciarse el efecto de variantes del coronavirus que ya están circulando en el país, aunque todavía sería muy precoz para afirmarlo. “Por ahora no tenemos datos”, dice Reina.
Según Martín Barrionuevo, senador por Corrientes y uno de los que sigue día a día los números de la pandemia, aunque no representan el mayor porcentaje en las terapias intensivas, se consolida una mayor proporción de jóvenes en las terapias intensivas y los que más crecieron en relación con las semanas anteriores son los de 40 a 49 y de 0 a 19. Este último grupo era el 1% y pasó a ser el 4,2%. “Esto empezó a verse por lo menos hace tres semanas –destaca–. Siguen habiendo una mayoría de adultos mayores internados, pero lo que se está viendo es que hay un cambio en la composición. Empezamos a ver más gente joven, lo que ratifica lo que dicen los médicos intensivistas”.
Este sesgo se advierte incluso teniendo en cuenta que, dado que los jóvenes en general tardan más en hacer el cuadro grave, los mayores están sobrerrepresentados en las estadísticas que toman la última semana.
Para poder interpretar lo que está pasando también hay otro problema, y es que la base de datos que informa los casos de personas que requieren internación en terapia intensiva es la menos confiable de todas las que auscultan el rumbo de la pandemia.
“La información es confusa –explica el bioinformático de la Universidad Nacional de Córdoba Rodrigo Quiroga–. Alguna leve tendencia se ve, pero aún es difícil sacar conclusiones. Los datos que hay sobre internaciones son muy malos, se reporta un porcentaje pequeño. Con más de 60.000 fallecidos en la base de datos [del Ministerio de Salud de la Nación], hay unas 17.000 internaciones; se registra menos de un cuarto o un sexto de las reales. También podría suceder que el reporte de internación no sea parejo para todas las edades, como pasa con los testeos, que se aplican más a los mayores”.
Santiago Olszevicki, bioquímico y analista de datos, observa que los casos crecieron en el último mes en todos los grupos etarios, tanto en CABA como en PBA, pero en los mayores de 70 años el crecimiento es, al menos por ahora, de menor magnitud.
Con respecto a los fallecidos, Mauro Infantino, ingeniero en sistemas que sigue los partes diarios, observa que “tanto los de 75 a 89 como los mayores de 90 bajaron su proporción las últimas semanas para llegar a mínimos (~32% y ~6%, respectivamente). Eso se complementa con una suba en los grupos de 60 a 74, 45 a 59 (aquí más marcada) y 30 a 44. Los grupos más jóvenes no parecen presentar cambios relevantes”. Para Infantino, con los datos públicos no se puede determinar si esto obedece a cambios de letalidad o efectos de la vacunación.
Por su parte, el físico y exdecano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, Jorge Aliaga, advierte que la situación todavía es inestable: “Desde la semana epidemiológica Nº7 de este año, parece haber una lenta baja de mayores de 60 y suba del resto”.
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