La indicación de ingesta de agua recomendada es de dos a tres litros diarios, dependiendo si se trata de mujeres o varones; incorporar el hábito de beberla es fundamental para evitar la deshidratación
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Es común asociar la falta de agua en el cuerpo, o deshidratación, a síntomas alarmantes como confusión, pérdida de conocimiento o hasta convulsión. Sin embargo, el cuerpo emite algunas señales en los primeros estadios. Es cuando la falta de agua no llega a sentirse y estos síntomas pueden pasar desapercibidos o hasta confundirse con episodios molestos para los que es común recurrir a algún tipo de medicamento. Principal componente del cuerpo humano, el agua representa el 60% del peso de un adulto, en promedio, y resulta vital mantener su nivel en equilibrio.
El médico especializado en medicina de precisión, nutrición y alto rendimiento deportivo Jorge Dotto sostiene que los dolores de cabeza y la constipación pueden deberse a la falta de una hidratación suficiente. Ambos malestares son tan habituales que casi nunca se asocian a la poca cantidad de líquido ingerido en el día. El especialista reconoce que se trata de dos circunstancias cotidianas que ve a diario –”sin exagerar”, señala- en su consultorio. Según indica en su cuenta de Instagram, “esto ocurre porque no hay un hábito de tomar agua sola”.
Cuando sucede la deshidratación o pérdida de líquidos del cuerpo, “hay una disminución del agua corporal y de las sales minerales disueltas en ésta. Algunos definen a la deshidratación como la pérdida de más del 3% de agua corporal. La disminución del líquido corporal altera el normal funcionamiento de los órganos”, asegura el médico clínico Ramiro Heredia, (M.N. 117882) de Medicina Interna del Hospital de Clínicas.
El especialista señala que la Organización Mundial de la Salud (OMS) mide en una escala los grados de deshidratación. Se trata de un caso “grave si están presentes al menos dos de los siguientes signos: letargo o pérdida de conocimiento; ojos hundidos, la persona no bebe o bebe poco; retraso en el relleno capilar (prueba que se realiza para controlar la deshidratación, presionando una parte de la uña); presencia del signo del pliegue en la piel (al pellizcar la piel, la impronta de los dedos queda marcada por algunos segundos)”, señala Ramírez. También en este nivel se advierte un aumento de la frecuencia cardíaca, disminución de la tensión arterial y, en general, disminución o ausencia de diuresis -cuando la persona no orina-.
Es un caso moderado cuando se presentan dos de los siguientes signos: “desasosiego o irritabilidad; ojos hundidos; la persona bebe líquidos con ganas, tiene sed”, describe el médico. Y hay ausencia de deshidratación si no hay signos suficientes para diagnosticarla.
“Muchas veces los signos de deshidratación, principalmente al inicio, son sutiles. Pueden ser astenia o cansancio, debilidad, cefalea o dolor de cabeza, boca seca o pastosa, disminución de la sudoración o de las lágrimas en los bebés, disminución del rendimiento físico -una persona que no está adecuadamente hidratada puede tener un rendimiento de hasta un 20% menor que el habitual-”, enumera Heredia. La constipación es otra señal de alerta.
En el caso de los dolores de cabeza, Dotto señala que la gente lo primero que hace “en lugar de hidratarse, es tomar analgésicos como aspirina, paracetamol, ibuprofeno, naproxeno, por mencionar algunos”. Por esta razón, antes de tomar un analgésico, el médico aconseja revisar si se hidrató bien el cuerpo.
Ramiro Heredia destaca que generalmente los dolores de cabeza se relacionan con las meninges, membranas que recubren el cerebro. En su interior están los vasos que nutren al cerebro. “En las cefaleas asociadas a la deshidratación, el menor flujo sanguíneo, por la hipovolemia (disminución del volumen circulante de sangre u otros líquidos dentro del sistema cardiovascular), genera un menor volumen de líquido cefalorraquídeo, que tracciona las meninges y genera dolor, además de la vasodilatación que se genera para compensar esto”, detalla Heredia.
Entonces, es común que, en personas con migrañas, para prevenir o tratar el dolor de cabeza, se indique “mantener una adecuada hidratación”, sostiene el médico.
Respecto a la constipación, Jorge Dotto explica que tanto el intestino delgado como el colon absorben casi ocho litros de agua por día, lo que resulta clave para el correcto funcionamiento del tránsito intestinal. “El intestino delgado y el colon son dos órganos que absorben agua en el cuerpo. El 80% en el intestino delgado y el 20% en el intestino grueso o colon. El agua es clave para la formación de materia fecal y para un buen tránsito intestinal. La dificultad para la formación de la materia fecal, por un motivo mecánico, se manifiesta en un enlentecimiento del tránsito intestinal. Si una persona está deshidratada, va a tener constipación”, destaca. Además, la falta de agua provoca una alteración en la absorción de los nutrientes.
Si bien a cualquier edad el cuerpo puede resentirse ante la falta de agua, hay que prestar mayor atención en los bebés y en los adultos mayores. Según la Clínica Mayo, “no siempre existe un indicador temprano confiable de la necesidad de agua del organismo. Muchas personas, en especial los adultos mayores, no sienten sed hasta que están deshidratados. Por eso es importante aumentar la ingesta de agua cuando hace calor o estás enfermo”, advierte.
Además de los niños pequeños y los adultos mayores, Ramiro Heredia apunta que las embarazadas, los pacientes con enfermedades cardíacas, respiratorias, neurológicas y psiquiátricas crónicas “así como los que están bajo efecto de ciertas medicaciones o drogas de abuso, las personas con enfermedades de la piel, como hiperhidrosis o quemaduras, son más vulnerables a la deshidratación”.
Cómo darse cuenta si el cuerpo está hidratado
¿Cómo es posible darse cuenta fácilmente si los niveles de agua en el cuerpo son óptimos? “Si la orina es blanca, estás bien hidratado, si la orina es de color amarillo clarito te falta un poco, si la orina es de color intenso, te falta muchísima agua”, explica Dotto.
El organismo necesita constantemente recuperar la dosis de agua necesaria para su funcionamiento ya que también es constante su eliminación. Esta depende de ciertos factores como “ la dieta, el estilo de vida, la actividad física, la temperatura ambiente, la edad, las enfermedades concomitantes y las medicaciones que se toman”, afirma Heredia.
La forma de prevenir la deshidratación es por medio de la ingesta diaria de agua. “El aporte de agua al cuerpo depende mayormente de lo que bebemos y de lo que comemos, en un 80 y 20% respectivamente”, asegura Ramiro Heredia. “Sin agua, una persona no puede vivir más de tres a cinco días”, agrega.
La indicación de ingesta de agua recomendada es de dos a tres litros diarios, dependiendo si se trata de mujeres o varones. “El agua es esencial para la vida. En efecto, donde hay agua, hay vida”, afirma Heredia.
La recomendación de tomar dos litros de agua por día se originó en 1945, en la Junta de Alimentos de Nutrición de los Estados Unidos. “En realidad, recomendaban de seis a ocho vasos por día, sin aclarar de qué. Podía ser agua, café, té, leche, cerveza… Esto no se ajusta claramente a todas las personas. Se estima que un hombre adulto y saludable debería tomar 3,7 litros de agua por día y una mujer, 2,7 litros. Es posible que esta ingesta se tenga que modificar en función al clima, el ejercicio, el estado de salud en general y a la condición de embarazo o lactancia”, explica Heredia. El médico sostiene que es válido beber agua, bebidas como leche, jugos, té y bebidas deportivas. “Las bebidas con cafeína, alcohol y azúcar no son tan beneficiosas como el agua”, recalca.
En la hidratación influyen tanto el agua consumida como los alimentos ingeridos. “Es clave tener una buena cantidad de agua diaria, además de comer de manera saludable, sin ultraprocesados, gaseosas ni edulcorantes que afectan el tránsito intestinal y que afectan la inflamación a nivel molecular”, enfatiza Jorge Dotto. Vale aclarar que una dieta rica en frutas y verduras con alto componente de agua siempre sumará, aunque en ningún caso cubrirá las necesidades diarias.
El profesor Stavros Kavouras, profesor de la Universidad de Arkansas e investigador en el área de hidratación y sus efectos en la salud y en el rendimiento deportivo, destaca que “el agua que obtenemos de los alimentos raramente excede el 20% de nuestra ingesta de agua total. Incluso si nuestra dieta es extremadamente rica en fruta, verdura y sopa, probablemente no superemos el 30 a 40% de la ingesta de agua total. Por lo tanto, es prácticamente imposible mantenerse hidratado si solamente obtenemos agua a partir de alimentos sólidos”.
Abrir la canilla y llenar un vaso es una de las acciones que a diario se realizan, casi de manera automática. Por eso suele escasear la conciencia sobre la importancia de tomar la cantidad adecuada de agua a diario. Cumpliendo con las recomendaciones científicas es posible que muchas de las molestias habituales, como la constipación o el dolor de cabeza, desaparezcan. Aunque, si esto no sucede, se impone la visita al médico de cabecera.
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