Los ruidos por encima de los 80 decibles pueden causar daño permanente en la audición tanto en niños como en adultos; recomendaciones para tener en cuenta a la hora de comprar un regalo
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Recientemente, la Asociación Americana de Visión y Audición (SHA) de los Estados Unidos confeccionó una lista de juguetes que serían perjudiciales para la salud auditiva de los niños. En ésta, incluyó 14 juguetes de distintas marcas que alcanzan niveles sonoros mayores a 85 decibeles (dB).
Como referencia, se puede decir que una conversación normal puede estar en alrededor de los 55 a 65 dB, según la voz de quién la emita. Los ruidos por encima de los 80 dB son los que pueden causar daño permanente en la audición tanto en un niño como en un adulto, con la variable del tiempo de exposición a la que se someta cualquiera de estos individuos. Esa lesión puede, o no, identificarse inmediatamente y el peligro mayor es el daño silencioso que puede ir ocurriendo. Las células nerviosas son muy sensibles y cuando sufren un daño no se regeneran, es decir, es irreversible.
Se sabe que muchas hipoacusias no se aprecian de manera inmediata y tampoco se identifican en los estudios audiológicos de rutina. Cuando la audición se ve afectada ya sea de forma súbita o progresiva, puede repercutir directamente en el desarrollo social y educacional de los niños. Hay que prestar especial atención a esta información ya que la pérdida de audición en edades tempranas puede tener consecuencias directas en la adquisición del lenguaje y en el aprendizaje.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los dB y el tiempo de exposición sugeridos para no provocar una lesión auditiva son 90 dB durante no más de 30 minutos, 87 dB por una hora, 84 dB hasta dos horas, 78 dB durante un período de hasta cuatro horas, en tanto que 70 dB es un valor razonable a lo largo de toda la jornada.
Lo que queda claro es que la promoción de una audición responsable y segura dependerá de la intensidad, la duración y la frecuencia de la exposición a los sonidos. Si se escucha un sonido a un volumen bajo durante períodos largos de tiempo, posiblemente, se esté expuesto al igual que si se realizara con un volumen más alto durante un período breve de tiempo.
La compra de juguetes con estas características debe realizarse con recaudos. Algunos ejemplos son armas (pistolas, espadas con sonido), transportes (autos, camiones con sirena) e interactivos musicales (sonajeros, volantes, teléfonos, entre otros). No hay que subestimar, entonces, los niveles de ruido con los que se confeccionan algunos ya que más que juguetes serían una amenaza para la salud de los más pequeños.
Algunas recomendaciones importantes para implementar a la hora de adquirir un juguete sonoro es el uso de aplicaciones, por ejemplo, los smartphones cuentan con la posibilidad de medir los sonidos – un decibelímetro o sonómetro-, que sirve para calcular sus decibeles a campo libre. Cualquiera debería tener la chance de testear un producto antes de su compra.
Si bien los juguetes cuentan con control de volumen, es importante graduar su intensidad y dejarlo en una posición que no exceda el nivel medio (bajo/medio/alto). En caso de no contar con regulador, se puede colocar una cinta de embalar sobre el parlante para disminuir el nivel sonoro de salida.
Otra característica con la que cuentan algunos productos es la posibilidad de bloquear los controles encendido/apagado o quitar las baterías dado que algunos no necesitan de la presencia de sonido para poder utilizarlos.
En los Estados Unidos, los juguetes deben pasar por etapas de producción y son testeados acústicamente por la Sociedad Americana para el Testeo de Materiales (ASTM), en donde se establece que la presión sonora producida por estos no debería exceder los 85 dB a una distancia de 50 centímetros. Si se observa a un niño jugando, lo más probable es que interactúe con el juguete y que lo lleve cerca de su cara o muy próximo a sus ojos y oídos, y, por lo tanto, ninguna de estas reglamentaciones se puede cumplir en la práctica como se establece por norma.
Aparentemente, con la situación mundial de pandemia debida al COVID-19, se han incrementado notablemente las compras online de juguetes y esto hace que los adquirentes no los hayan probado previamente. Afortunadamente, la mayoría de los vendedores ofrecen como política de venta la posibilidad de devolución de la mercadería, por lo tanto, la responsabilidad y decisión final de compra es una decisión del adulto responsable.
En caso de que la compra se realice de manera presencial, sería conveniente probar el juguete y medir el sonido con alguna aplicación para, entonces, hacer una adquisición segura y eficaz.
Por Lic. Susana Domínguez, fonoaudióloga del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Italiano.