La especialista en salud mental, Ruth C. White, analiza los desafíos de regresar al trabajo, incluso de una manera híbrida, y ofrece soluciones para implementar
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Después de pasar dos años trabajando desde casa o desde cualquier lugar, los empleadores quieren que sus trabajadores regresen a la oficina. El trabajo desde cualquier lugar no siempre está permitido debido a problemas de ciberseguridad e impuestos que a veces restringen en qué estados o países pueden trabajar los empleados.
Pero es difícil convencer a los empleados de que deben volver a la oficina por tiempo completo cuando estuvieron trabajando de forma remota y siendo productivos. Sin embargo, debemos admitir que es mucho más fácil colaborar y construir relaciones en persona. No importa cuán informal y casual sea la reunión de Zoom, no es lo mismo que sentarse en el comedor y compartir un café o almuerzo. Quienes tuvieron el placer de disfrutar de un happy hour por Zoom, dudo que tenga que convencerlo de que no es lo mismo que tomar algo con un grupo de compañeros en persona.
El trabajo híbrido es versátil. Por un lado hay reuniones mensuales donde los equipos se reúnen para organizar estrategias y socializar. Inclusive cuando algunos de estos equipos se encuentran a kilómetros de distancia entre sí. En el otro extremo, algunas empresas, como por ejemplo Google y Apple, les exigen a sus empleados que vayan al menos dos o tres días por semana a la oficina.
En el caso de Google, esta nueva disposición arrancó el 4 de abril. Para Apple, el regreso a la oficina es paulatino y empezó el 11 del mismo mes. Al momento de escribir este artículo, Twitter tenía la política más flexible. Su CEO Parag Agrawal le dijo al personal que trabajen desde donde se sientan más productivos y creativos, ya sea que signifique estar remoto o en la oficina. En el mismo anuncio, Agrawal admitió que esto implicará “muchos desafíos en los próximos meses”.
Volver a la oficina va a ser un cambio significativo en la vida de muchos empleados y gran parte de la Gran Renuncia se atribuye a que los trabajadores renunciaron a trabajos que los obligaban a regresar a la oficina priorizando empleadores que les permitiesen trabajar a distancia.
Los desafíos
Después de años de salir de la cama a un escritorio cercano para la primera reunión del día, los trabajadores tendrán que levantarse temprano, darse una ducha, vestirse, subirse a un auto o tomar el transporte público y llegar al trabajo. Es posible que millones de padres tengan que llevar a sus hijos a trabajar con ellos. Además, ahora llevar a los chicos al colegio vuelve a ser en ropa formal, de trabajo y no en pijama a los que todos nos habíamos acostumbrado.
Viajar también cuesta caro. En el Área de la Bahía de San Francisco, cruzar uno de sus ocho puentes puede costar entre $7 y $8.50 por día. A eso hay que agregar el gasto del estacionamiento, de la nafta, y el mantenimiento del auto. A estos viajes diarios también hay que sumarles un extra por lo que se consume, por ejemplo para comer y vestirse.
Y a pesar de la maravillosa tecnología, la comunicación y la colaboración híbridas son complicadas. En muchos casos significa que haya varias personas en una sala de conferencias con una pantalla grande y otras desde sus casas. Tampoco se pueden comparar las conversaciones espontáneas cara a cara en la oficina con una que se da por Teams, Slack o por mail. Esta desigualdad puede dejar a las personas desde casa en una desventaja significativa. Steve Jobs era famoso por querer oficinas abiertas donde las personas pudieran conectarse e intercambiar ideas, estimular la creatividad y la colaboración.
A medida que los trabajadores regresan a la oficina, se encuentran con que tienen que compartir espacio con muchas más personas que en los últimos dos años. Esto significa adaptarse a más ruido de fondo, a personas moviéndose e interacciones más casuales y espontáneas. Todo esto representa una distracción para la mayoría de ellas. Concentrarse puede ser difícil, pero todas estas distracciones harán que ciertos tipos de trabajo tomen más tiempo.
Por último, y esto puede parecer menos importante y, sin embargo, es significativo, pero es qué ponerse. Zoom significaba ropa de gimnasia, pijamas o lo que sea más cómodo. Las empresas tech solían adoptar el “casual Fridays” en donde se le permitía a los empleados vestirse con ropa más relajada.
Lidiar con todos estos desafíos llevará algún tiempo, ya que las personas se acostumbrarán a los nuevos horarios y formas de ser y hacer. Para ayudar con este ajuste, hay algunos pasos que los empleadores y los empleados pueden tomar en cuenta.
Las Soluciones
Es importante que los trabajadores sepan lo que se espera con respecto a los días en la oficina, las reuniones y los códigos de vestimenta, y esto debe ser claro, explícito y por escrito. Los viajes de negocios también están de regreso, y los por qué, cuándo y cómo de esto también son diferentes a los tiempos anteriores. El proceso mediante el cual se toman estas decisiones dependerá de la cultura corporativa, pero la claridad reduce el estrés al tener expectativas claras, independientemente de si a los empleados les gustan o están de acuerdo con las decisiones que se toman.
Para controlar el estrés de las distracciones de la oficina, se puede desconectar el ruido de fondo con auriculares. Si el tráfico de personas es un problema, se recomienda encontrar un espacio de trabajo que esté fuera del camino. Para administrar la interacción, se puede crear un cartel para colgar afuera de su espacio de trabajo que le diga a la gente si está ocupado o disponible. Desarrolle una respuesta verbal amable para las personas que quieran hacerle una consulta en el momento que esté ocupado. Por ejemplo, “estoy en medio de algo, ¿puedo responderte en una hora?” Y si solo se necesita un tiempo a solas, una buena opción es salir a caminar. Despejar la mente inspira la creatividad.
Los empleados también necesitan crear nuevas rutinas para adaptarse a una nueva realidad. Levantarse a la misma hora todos los días, independientemente de si se trabaja desde casa o de forma remota es óptimo para la salud mental y física, porque nuestros ritmos circadianos y relojes biológicos necesitan regularidad para procesos como el sueño, la digestión y nuestro sistema endocrino. El tiempo dedicado al ejercicio físico también debe contemplarse y adaptarse como parte de la nueva rutina.
Por último, los empleados necesitan crear nuevos presupuestos que tengan en cuenta su nueva realidad económica. Esto ayudará a reducir el estrés del golpe financiero que vendrá al regresar a la oficina ya que, durante la pandemia, la gente pudo ahorrar.
El trabajo híbrido es una nueva realidad que seguirá cambiando a medida que los empleadores y los empleados descubran qué funciona mejor para cada organización. Esto significa que habrá fricciones y estrés a medida que las personas se adapten a las expectativas cambiantes. Anticiparse y prepararse para estos factores estresantes hará que la transición sea menos desafiante.
Por Ruth C. White
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