Con la llegada del verano y el aumento de las temperaturas es común la aparición de una serie de trastornos de salud ligados al clima, entre los que se destaca el llamado golpe de calor.
¿Qué es el golpe de calor? "Consiste en la acumulación de calor corporal en un nivel que sobrepasa lo que el cuerpo es capaz de eliminar a través de la transpiración", dijo el doctor Máximo Soto, médico clínico geriatra del Instituto Oasis y Beltrán.
Las causas de dicha acumulación extrema de calor pueden ser tanto internas, es decir, producidas por el propio organismo como respuesta a la fiebre o el ejercicio, como externas, en cuyo caso el trastorno se ve producido por factores ambientales como las altas temperaturas. Este último caso es lo que se denomina golpe de calor clásico.
¿Todos podemos sufrirlo? Si bien todos podemos sufrir este trastorno, ciertos grupos, como los niños, especialmente los bebés, y los ancianos, sobre todo aquellos que presentan demencia, parkinson o se encuentran tomando medicamentos, están en mayor riesgo ante la irrupción de una ola de calor debido a una mayor propensión a la deshidratación.
¿Cómo identificarlo? El golpe de calor puede producir repentinas y severas complicaciones para la salud, como la descompensación cardíaca, la aparición de arritmias, convulsiones y shock, por lo cual es fundamental conocer los modos de prevenirlo y, llegado el caso, tratarlo ante la aparición de los primeros síntomas. Los síntomas de alerta que nos anuncian su aparición son los calambres musculares en brazos, piernas y abdomen, así como la sensación de agotamiento, aturdimiento, debilidad o insomnio.
Ya en una etapa avanzada, el golpe de calor produce un aumento de la temperatura corporal por encima de los 40.5°, junto con la aparición de nauseas, vómitos, disnea, enrojecimiento de la piel, que se vuelve caliente y seca, así como convulsiones, dolor de cabeza, respiración y pulso débiles acompañados de un sentimiento general de obnubilación.
¿Qué hacer? Al sentir los primeros síntomas, la persona afectada debe suspender inmediatamente la actividad física, refrescarse el cuerpo con agua fría y llamar al médico. Mientras se espera la asistencia del profesional, es fundamental hidratarse con abundante líquido, no ingerir medicamentos para bajar la fiebre, como aspirinas, ni frotar la piel con alcohol.
¿Se puede prevenir? "Ante la presencia de altas temperaturas se recomienda beber líquidos frescos cada dos o tres horas (entre dos y tres litros por día), sobre todo agua mineral y jugo de frutas, evitando las bebidas alcohólicas, que alteran la capacidad de respuesta de nuestro cuerpo al calor, así como las bebidas con cafeína o muy azucaradas, que aumentan la eliminación de líquidos", recomendó el doctor Soto.
En cuanto a la alimentación, se recomienda consumir pequeñas porciones con frecuencia, en lo posible frutas frescas y alimentos livianos, evitando las comidas excesivamente condimentadas, calientes y de digestión lenta. También es útil el uso de ropa ligera y de colores claros, bañarse en forma frecuente y permanecer en lugares frescos y ventilados, evitando la exposición al sol entre las 11 y las 17 horas.