Esta hierba es característica de América Latina; posee propiedades antioxidantes, antisépticas y diuréticas; quiénes deben evitar su consumo
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La carqueja es una planta con una larga historia en el campo de la medicina natural. Nativa de los países de América del Sur, ha sido empleada durante décadas por los pueblos indígenas gracias a sus efectos terapéuticos sobre todo relacionados a la salud digestiva y hepática. Dada la actual inclinación de la sociedad por un estilo de vida saludable y consciente, esta especie volvió a cobrar protagonismo y pasó nuevamente a estar en el centro de la escena. De sabor amargo, se la combina en tisanas, se la utiliza como tintura madre y a modo de tónico para la piel.
Conocida en latín como Baccharis, esta planta es un arbusto perenne que no supera el metro de altura y que crece de manera efusiva en climas tropicales y subtropicales. Contiene más de 500 especies alrededor de Latinoamérica y particularmente en la Argentina, comenta Yael Hasbani, Health Coach especialista en nutrición holística, las más características son la Baccharis Chispa, autóctona de Entre Ríos y Corrientes, y la Baccharis Trimera, originaria de la Rioja.
La carqueja es halagada y muy bien recibida entre los adeptos de la medicina alternativa y los aficionados de la cocina. Y su razón es la siguiente: “Impacta de manera positiva en muchas de las funciones vitales del organismo. Tiene propiedades antioxidantes, antisépticas y actúa como un diurético natural”, comenta Soledad Menéndez, Asesora en Dietética y Nutrición Natural y Coach Certificada en Salud y Estilo de Vida. Y si bien la especialista describe a esta planta como una con gusto “realmente amargo”, lo cierto es que es gracias a estas características, que brinda ventajas a nivel digestivo.
Qué aporta la carqueja
La carqueja es una hierba que está compuesta en su mayoría por antioxidantes. “El 20% de su composición son flavonoides, en especial apigenina y genkwainina”, cuenta Menéndez. A raíz de esto, “es una excelente planta para fortalecer el sistema inmune ya que estos compuestos fomentan la producción de glóbulos blancos, necesarios para combatir infecciones como también ayudan a prevenir el envejecimiento de las células del organismo y a protegerlas de los radicales libres, que si se acumulan en el cuerpo pueden causar enfermedades”, ahonda la especialista. A su vez, “estas sustancias son útiles para combatir la diabetes de tipo 2 porque ayudan a regular la glucosa en sangre”, agrega Menéndez.
Debido a que es una planta antiespasmódica y rica en propiedades eupépticas, “impacta de manera favorable en la salud digestiva”, señala Menéndez. Por lo tanto, la especialista recomienda su consumo a personas que padecen gastritis, a quienes toman con frecuencia antiácidos después de comer o a los que sufren fuertes dolores abdominales. Por otro lado, agrega que las propiedades que le otorgan el sabor amargo, fomentan la salud hepática, pero especialmente beneficia a quienes tienen el hígado graso ya que tal como dicen las especialistas, estas propiedades mencionadas reducen los daños de sus células.
Por su parte, Hasbani hace alarde de sus propiedades diuréticas y depurativas, “esenciales para mantener en equilibrio la presión arterial y la función renal”. Y su explicación se funda en que al eliminar el exceso de líquidos del cuerpo, los vasos sanguíneos se relajan y el corazón requiere de menos esfuerzo para bombear.
La presencia de quercetina, un antiinflamatorio natural que también está presente en el ajo y en la cebolla, ayuda a que el cuerpo controle cualquier tipo de proceso inflamatorio que se pueda llegar a desencadenar. Por último, la carqueja es rica en “ácido cafeico y clorogénico que la convierten en una planta ideal para acompañar un plan cuando se desea bajar de peso debido a que estas dos sustancias son actores que queman grasas”, menciona Hasbani.
Formas de consumo
De la carqueja se consume la varilla que se consigue en dietéticas y herboristerías: “Viene en bolsitas ya deshidratada cortada finita o en polvo; fresca no se puede consumir porque su sabor es realmente amargo”, cuenta Menéndez. Aunque también se trata de una planta doméstica. Quienes la tengan en sus casas, “tendrán que disecarla antes de consumir”, añade la especialista. Pero a no alarmarse, el proceso es sencillo. El primer paso, dice Menéndez, es cortar un puñado y dejarlo reposar entre diez y 15 días sobre un papel de cocina en un lugar cálido, oscuro y alejado de las corrientes de aire para evitar que se humedezca. “Las alacenas son el espacio más pertinente”, señala. Una vez que está seca, se guarda en frascos herméticos o en ziplocks para protegerla de la posible contaminación del ambiente.
Y su uso es de lo más versátil. Por un lado se puede incluir en infusiones, especialmente en tisanas cuya proporción, especifica Hasbani, es de una cucharada sopera de carqueja por aproximadamente un litro de agua, que lo ideal es que “no supere los 80 a 85 grados de hervor”, comenta la health coach. De esta manera, aclara que “la planta no perderá sus nutrientes”. Una vez que la infusión está lista, se la deja reposar de tres a cinco minutos antes de tomarla.
Y entre sus puntos a favor es que a diferencia de lo que pasa con el café o el té que se sugieren evitar hasta una hora después de haber comido para asegurar la correcta asimilación de nutrientes, “la tisana de carqueja es todo lo contrario: se la aconseja tomar justo al finalizar una ingesta de comida porque actúa como un digestivo”, revela Hasbani. De todas maneras, ambas especialistas reparan en no excederse del consumo de dos tazas diarias porque ingerir en exceso este tipo de plantas, a largo plazo puede ocasionar “algún tipo de rechazo o malestar gástrico”, señala Menéndez.
Sumado a ello, Menéndez agrega que también se la puede mezclar con otras hierbas tales como manzanilla, boldo, romero o menta para “hacer una combinación y potenciar los efectos de cada una de las plantas”. En otros casos, los fanáticos del mate, por ejemplo, “hacen blends de carqueja con yerba aunque sus beneficios serán menores”, dice la especialista.
Además, esta planta tiene un uso a nivel tópico, sobre la piel, ya que es antiséptica: colabora en el proceso de cicatrizar y desinflamar heridas: “Se mezclan dos cucharadas soperas de carqueja en medio litro de agua caliente, se la deja reposar hasta que adquiere un volumen más denso y con una gasa se la pasa por la zona afectada”, describe Menéndez.
Otra alternativa para consumir carqueja es como “tintura madre”, que es el extracto hidroalcohólico de una planta luego de haberla dejado macerar y que “se toma en forma de gotas”. Tal como dice Menéndez, la virtud de tomarla de esta manera es que sus propiedades vienen en mayor concentración, entonces “es muy efectiva para tratar por ejemplo, los problemas hepáticos”.
Para estar atentos
Como todo alimento natural, el consumo de carqueja, siempre y cuando sea en equilibrio y no se abuse de su ingesta diaria, no presenta inconveniente para la salud de las personas adultas sanas. Sin embargo, hay algunos grupos de la población que deben estar atentos y tener especial cuidado. Las especialistas consultadas destacan que uno de ellos son las mujeres embarazadas o en período de lactancia debido a que los principios activos de esta planta pueden interferir y generar daños en el organismo del bebé.
Por otro lado mencionan a las personas hipertensas o con patologías renales: “La función diurética de la carqueja puede acrecentar los problemas del riñón”, dice Hasbani. Además, en caso de que tomen medicación, esta planta “puede inhibir sus efectos y posiblemente generar alguna reacción alérgica. No es conveniente mezclar la medicación natural con la sintética para tratar un mismo problema a menos que sea bajo receta”, resalta Menéndez. En este sentido, recomiendan consultar con un profesional de la salud para evaluar si su consumo es prudente.
“Los medicamentos farmacológicos son el resultado de un largo camino recorrido en el que previamente se usaron las plantas como medicina. Hasta hace unos años, cuando aún no existía la variedad de remedios que hay ahora, la gente recurría a la naturaleza como medio para sanarse”, comenta Hasbani y realiza una última advertencia: “Las plantas medicinales son muy buenas pero hay que tratarlas con respeto. Por eso recomiendo asesorarse antes con un médico y realizar chequeos de rutina para ver en qué estado de salud se está y descartar que no haya ningún problema renal o de presión arterial por ejemplo”.