Victoria Rellihan es una emprendedora de pura cepa, al mando de Fit & Sweet trasciende fronteras y triunfa en Estados Unidos
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De un año para el otro su vida dio un giro, de esos inesperados que te sacuden el piso y parecen no tener salida. Era 2016 cuando Victoria Rellihan (34), licenciada en marketing, quien en ese entonces trabajaba en relación de dependencia para un importante banco, debió atravesar una serie de situaciones personales que la desequilibraron emocionalmente y la llevaron a desarrollar severos problemas de salud. “Me estaba separando de mi novio con el que convivía, afrontando un duelo por la muerte de mi tía, que era muy cercana, y en el medio, a mi mamá le diagnosticaron cáncer”, recuerda la joven en diálogo con LA NACION. Esta serie de hechos, “me produjeron un desequilibrio hormonal enorme y aumenté 17 kilos”, comenta.
Sin embargo, la causa de aquel repentino cambio físico, tardó en llegar. Fueron largos meses de estudios, análisis y visitas médicas en busca de un diagnóstico y posibles soluciones. “Mientras tanto, me obsesioné con ir al gimnasio, hice todo tipo de dietas extremas y ayunos, la proteica, la de los polvitos, pero todo en vano. Si bien me ayudaron a bajar de peso, me trajeron otros problemas colaterales, por ejemplo, no tenía energía, no podía subir ni una escalera porque me agitaba”, cuenta Rellihan y confiesa que en ese sinuoso camino, entendió el valor de estar sana por sobre el aspecto físico.
Atrapada en un callejón que simulaba no tener salida, un buen día, dio con una endocrinóloga que le puso nombre a su afección: tenía la hormona del crecimiento totalmente desbalanceada. “´Tu cuerpo se puso grande para aguantar todo lo que te estuvo pasando´, me dijo mi médica y creo que tenía razón. El cuerpo nos habla y nos da señales”, reflexionó Rellihan semanas atrás a través de un posteo en Instagram en el que compartió con sus 23.000 seguidores parte de su historia de superación.
Con los resultados en mano, decidió tomar cartas en el asunto: la única solución de revertir el cuadro y recuperar su vitalidad era cambiar los hábitos alimenticios, “porque la realidad es que no hay ningún medicamento que regule esta hormona”, dice Rellihan. El nuevo objetivo era encontrar a la persona indicada que le “enseñara a comer de manera saludable. Pero se preguntaba cómo lo haría ya que consideraba que comía sano.
Eliminó los procesados, el azúcar, el gluten y los fritos y a partir de este cambio, logró sentirse más fuerte, motivada y confiada en sí misma. “Aprendí que la calidad de vida depende de lo que comés. Encontrar hábitos que se puedan sostener en el tiempo son la clave para alcanzar el equilibrio”, afirma Rellihan. Sin embargo, reconoce que eso no quiere decir que no se pueda disfrutar de un pedazo de torta en un cumpleaños, “todo en su justa medida”, agrega.
De la necesidad a la idea
Pasaron casi dos años desde que su cuerpo le empezó a pasar factura hasta dar con el diagnóstico. Y en esta nueva vida que empezaba a transitar, conseguir los alimentos adecuados no le resultaba sencillo y comer variado y rico muy tedioso. Su espíritu curioso y la necesidad la llevó a indagar en la cocina y de manera autodidacta empezó a probar recetas. Según cuenta, el secreto estaba en reemplazar los productos tradicionales por sustitutos naturales. Así, aprendió a cocinar los dulces que más le gustaban: trufas, budines, muffins, scons.
En plena cuarentena, le mandó a un amigo entrenador con gran cantidad de seguidores, algunos de sus manjares que compartió en sus redes. El impacto fue tal que, para la sorpresa de Rellihan, su cuenta de Instagram comenzó a inundarse con mensajes de usuarios y solicitudes.
“¿Por qué no crear un emprendimiento? O al menos intentarlo”, se preguntó. Ese mismo día armó una lista de productos y precios y así nació “Fit & Sweet”, una pastelerìa artesanal gourmet saludable sin azúcar ni conservantes e ingredientes naturales que no para de crecer.
Al principio, se ocupaba de todo y atajaba todos los penales. “Como mi crecimiento fue a los ponchazos y por demanda, no llegué a tener una inversión inicial propiamente dicha. La primera compra importante fue un horno pastelero con la ganancia que obtuve del negocio, pero antes incorporé a una cocinera para que me diera una mano con los pedidos y perfeccionara las recetas y así yo podía dedicarme a full al marketing de la marca”, confiesa Rellihan.
Fue entonces que dejó su trabajo en relación de dependencia -en el banco- para dedicarse de lleno a esta nueva y desafiante aventura que le presentaba la vida.
Hoy, cuenta con una variedad de 20 productos que incluye: desde postres como tiramisú, chocotorta de mantequilla de maní o de dulce de leche y trufas de chocolate, hasta panes y chipás, que comercializa de manera online a través de su página web y que al cliente le llegan directo a la puerta de su casa: sea en capital y abarcando todo el Gran Buenos Aires o a través de la modalidad de pick up. En su equipo, ya son siete personas: dos cocineras, dos encargados de marketing, un responsable de finanzas y dos agencias de envíos.
Desembarco internacional
Como muchos argentinos, Rellihan no fue la excepción y en abril de este año, emigró con destino a Miami, un lugar que solía frecuentar durante sus vacaciones y en el que vio una posibilidad para vivir tranquila, ganar calidad de vida y equilibrio económico. El desembarco de “Fit & Sweet” fue un gran desafío: “es una cultura que si bien está cada vez más abierta y pendiente de su salud, no se caracteriza por tener buenos hábitos alimenticios. Además, hubo que adaptar las recetas a los productos de allá”, comenta la emprendedora.
Con una inversión inicial de US$100.000 desembarcó con una propuesta revolucionaria para aquel mercado que tiene el mismo modelo de negocio que el de la Argentina: un e-commerce y la modalidad de envío y pick up. También con un menú de 20 productos, los precios oscilan entre los US$4, los postres chicos y US$15 los panes grandes de almendras.
Y como el éxito fue rotundo y las ganas siempre sobran, se viene una segunda etapa que consiste en abrir un local, también en el estado de Florida. En paralelo, sus clientes también pueden disfrutar de “Fit & Sweet Club”, espacios que ofrecen experiencias relacionadas con el wellness y el bienestar y donde se pueden probar sus productos.
“Todo lo negativo que me tocó vivir lo pude transformar en algo positivo. Después de mi experiencia, mi meta es transmitir un estilo de vida saludable y sobre todo poder ayudar a otros. Me gusta mostrar que se puede estar en equilibrio y que la alimentación es el remedio de todo”, remata la emprendedora.
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