Su desgaste viene acompañado de la pérdida del movimiento y la autonomía funcional; cómo protegerlas para evitar complicaciones futuras
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Por cuestiones lógicas de la vida, con el paso de los años, el cuerpo se desgasta, a veces pierde fuerza, en algunos casos musculatura o estructura. Se trata de una situación inevitable que puede llegar a causar malestar emocional en las personas por el hecho de verse limitadas a realizar actividades que antes hacían con regularidad.
En este sentido, las articulaciones — rodillas, cadera, hombros, y muñecas-, juegan un rol clave en la vida de todas las personas, y cuidarlas desde temprana edad, evitará futuras complicaciones corporales.
Su objetivo principal es brindar autonomía funcional, es decir, que actúan como sostén y permiten que el cuerpo se mueva y desplace libremente incluso, que se mantenga estático en una misma posición durante un tiempo prolongado. “Están diseñadas principalmente para soportar el peso del cuerpo y movilizarlo a través del espacio. Con solo pensar en no poder mover la cadera, la rodilla, el codo o la muñeca, ya nos damos cuenta la vital importancia que tienen en nuestra vida”, dice Gaby Galvé, Wellness Coach y fundadora del método Bienestar en Movimiento.
Marilina Segura, kinesióloga y fisioterapeuta, agrega que se ubican entre dos o más huesos y que están formadas por distintas estructuras “que incluyen al cartílago, encargado de recubrir el hueso y disminuir la fricción articular, los ligamentos, que además de proporcionar estabilidad mecánica brindan información al cerebro sobre su posición y, la capsula articular, que envuelve la articulación a la membrana sinovial, la que produce un líquido con ese mismo nombre que actúa como lubricante para que las articulaciones funcionen de manera correcta”, explica la especialista.
Pero, al estar sometidas de forma permanente a cargas constantes, puede aparecer el desgaste, el dolor o la pérdida de movimiento y la artrosis, una enfermedad reumática que afecta al aparato osteomuscular, en donde se produce la degeneración del cartílago. La misma se la asocia a un progreso que va avanzando con el paso de los años o bien a “causa del estrés exacerbado sobre la articulación”, comenta María Celina de la Vega, médica reumatóloga especialista en reumatología del Hospital Argerich y presidenta de la Sociedad Argentina de Reumatología. Automáticamente, se afecta la calidad de vida de las personas, quienes de manera paulatina pierden independencia y comienzan a necesitar asistencia de otros.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta patología se ubica como la cuarta causa de discapacidad en el mundo: en números, en 2020 afectó a más de 579 millones de personas y se estimó que el 50% correspondió a mayores de 60 años.
Y aunque pase desapercibido, el desgaste suele arrancar en la juventud y detener su avance, es una tarea casi imposible.
A continuación las respuestas a cinco preguntas clave sobre una patología que avanza.
1-¿Por qué no nos damos cuenta que nos afectó en la juventud?
El problema es que no suele haber síntomas hasta entrados los 40 o 50 años, momento en el que se estima “que el roce de los huesos en cada movimiento empiezan a generar dolor”, sostiene Galvé.
2-¿Qué factores nos predisponen a padecerla?
Los factores que tienden a provocar y acelerar esta situación son varios y difieren entre personas. “Hay que tener en cuenta las características óseas de cada organismo como así también la edad, el uso o no de una técnica correcta a la hora de realizar actividad física y la superficie donde se la practica. También influyen los elementos que se utilizan y la indumentaria”, dice Segura y hace hincapié en la importancia de consultar con un profesional ante dudas o molestias.
3-¿Tiene cura?
No existe una cura definitiva ni una fórmula para evitar que esto suceda pero los especialistas consultados destacan que se pueden adoptar ciertas medidas para retrasar y hasta evitar los problemas de articulaciones, ¿cómo? “Realizando actividades que no generen fuerte impacto, no cargar peso en exceso, mantener un buen balance de masa corporal y densidad ósea y llevar adelante una buena alimentación alejada de los productos ultraprocesados que causan malestar en el organismo”, detalla Galvé.
4-¿Cómo se cuidan?
A la hora de conservar de manera saludable las articulaciones, Segura explica que no hay una fórmula mágica, pero que se pueden tener en cuenta “distintas pautas y generar hábitos que ayudan a su cuidado”.
- Peso corporal: “Mantener el peso correcto, según lo que cada persona requiera, hará que el trabajo de carga corporal sea menor, entonces las articulaciones sufrirán menos ya que estarán más livianas”, comenta Segura. En este sentido, al sobrepeso se lo asocia como un desencadenante de la artrosis. “La persona genera una serie de sustancias del tejido graso que a su vez dañan las articulaciones”, manifiesta de la Vega.
- Alimentación: El alimento es la materia prima de la que se constituirá el cuerpo y por supuesto, las articulaciones no están exentas de esto. “Llevar un régimen de comida saludable, ordenado y variado, beneficiará al organismo en todo sentido y permitirá un mejor desarrollo osteomuscular”, añade la especialista.
- Actividad física: Se recomienda para todas las personas, a toda edad. “Es importante moverse, cada cual en su nivel y de acuerdo a sus posibilidades, sin embargo, hay que estar atentos a no sobre exigirse porque puede ser contraproducente: se lastiman las articulaciones. Por ello, se debe mantener un equilibrio entre el movimiento y el esfuerzo”, sostiene Segura. Y tampoco hay que olvidar el uso de un calzado apropiado y de estar atentos al tipo de superficie donde se ejercita ya que el impacto del cuerpo sobre un terreno llano y duro puede jugar en contra.
- Postura: Para Segura, lo mejor es evitar las posiciones estáticas por tiempo prolongado realizando pausas activas. Si bien a veces la jornada laboral demanda pasar largas horas sentados frente a las pantallas, lo cual produce que la carga corporal se concentre en un solo punto, a través de pequeñas activaciones, las articulaciones no pierden movilidad.
- Tabaco: Puede producir y aumentar el daño articular ya que, según De la Vega, la persona que fumó durante toda su vida puede desarrollar problemas respiratorios, por lo tanto dificultad para moverse. Además, “se vio que puede producir la aparición de la artritis reumatoidea que es una inflamación de las articulaciones porque estimula la producción de unos anticuerpos específicos y hace que se desarrolle esta enfermedad que se da en el 1% de la población”, agrega de la Vega.
5-¿Cuáles son los mejores ejercicios para evitar la artrosis?
Más allá de que tampoco hay una receta ni certeza única sobre cómo ayudar a que las articulaciones estén protegidas, hay ejercicios que se pueden realizar de manera paliativa. Por ello, Galvé brinda una serie de actividades, las que cataloga como” una pequeña rutina para hacer al menos dos veces por día”. En tanto ello, sugiere incorporar las caminatas diarias o bien, desplazarse a pie en las cortas distancias cotidianas.
- Rotación de hombros.
- Movimientos circulares de cadera.
- Torsiones suaves de columna.
- Rotación de muñecas y tobillos.
- Asentir y negar con la cabeza.