Una investigadora rusa intenta producirlos por ingeniería genética
LONDRES (The Sunday Times).-En virtud de la ingeniería genética, las flores pronto podrán exhalar fragancias concebidas para distender a la gente. Natalia Dudareva, una profesora adjunta de la Universidad de Purdue, en W. Lafayette, Estado de Indiana, asegura haber descubierto la manera en que las plantas producen su olor característico. Ahora espera poder modificarlas genéticamente para que produzcan flores de aroma más intenso.
Dudareva afirmó que los programas de multicultivo de flores han reducido la intensidad de su aroma.
"Esos floricultores ahora se concentran exclusivamente en hacer óptimo el tamaño y el color, y en lograr que duren el mayor tiempo posible en los floreros. El aroma no es importante para ellos y, consecuentemente, hemos visto cómo ha decaído cualitativamente; es como si ese aspecto hubiese sido desechado del cultivo. Los floricultores no están seguros de lo que sucedió", comentó la profesora adjunta.
Dudareva descubrió que las esencias florales están formadas por compuestos volátiles -sustancias oleosas que se evaporan a una cálida temperatura ambiente-. Sin embargo, el número de compuestos en cada flor varía mucho.
"Comenzamos observando las flores conocidas como conejitos, cuyo aroma tiene sólo siete compuestos volátiles. Probablemente sea uno de los perfumes más fáciles de analizar. En el otro extremo de la escala se halla una especie de la orquídea, que produce el suyo con más de 100 compuestos distintos.
"Cada planta tiene su propia firma aromática, y apenas estamos empezando a averiguar cómo está compuesta cada una. Una vez que lo sepamos, podremos rastrear los códigos genéticos que desencadenan la producción de la esencia floral y descubrir precisamente lo que ocurre", comentó Duradeva, que nació en Rusia y ha estado analizando esencias florales desde hace cinco años. Actualmente dirige un segundo laboratorio, semejante a aquél, en la Universidad de Purdue.
"El proceso de analizar una esencia floral es intensivo y demanda mucho tiempo. Sabemos muy poco respecto de cuáles son en realidad las empleadas por las plantas", indicó Dudareva.
Su equipo espera comenzar pronto a elaborar esencias florales artificiales. Sin embargo, el máximo objetivo consiste en modificar las plantas genéticamente para poder plasmar nuevas esencias florales naturalmente. "No hay motivos para creer que con el tiempo no podamos alterar significativamente el olor de una planta modificando la cantidad de los distintos compuestos producidos -indicó Duradeva-. Lo que no estamos en condiciones de hacer es lograr que las plantas produzcan nuevos compuestos, pero eso no es demasiado contratiempo ya que, igualmente, en algunas de ellas podemos manipular hasta unos cien compuestos volátiles."
Sobre la base de las investigaciones en aromaterapia, Dudareva tiene la esperanza de crear o diseñar esencias florales adaptadas al gusto de cada cliente.
"Evidentemente, la aromaterapia es un gran mercado potencial para eso -expresó-. Imaginen la posibilidad de que, en la oficina, tengan unas flores que despiden una fragancia sedante durante el día. Una vez que sepamos cómo son producidas las esencias florales y cómo podemos alterarlas, para esa pertinente aplicación habrá un paso directo. Ya hemos empezado a estudiar el mercado de la aromaterapia, aunque probablemente pase por lo menos un año antes de que podamos obtenerlas."