La psicóloga española María Jesús Álava destaca los aspectos positivos de la frustración y derriba falsas creencias en el ciclo “Aprendemos Juntos 2030″, la plataforma del BBVA que emite sus contenidos en forma exclusiva por LA NACION
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“Qué hacés cuando sobreprotegés a un niño? Le quitás las posibilidades de que experimente, de que se frustre. Un chico se tiene que frustrar para poder aprender y generar recursos. La frustración es una de las grandes armas que tenemos”, dice la psicóloga española María Jesús Álava. Para esta experta, es alarmante la cantidad de jóvenes entre los 18 y 30 años que asisten a un centro de psicología en busca de herramientas para afrontar las situaciones adversas de la vida: “Saber frustrarse es el camino correcto”, menciona.
En una charla del ciclo Aprendemos Juntos 2030, la plataforma con contenidos inspiradores del BBVA, la especialista habla del poder de la frustración y derriba las creencias populares que la identifican con una emoción negativa. Destaca que para ser feliz y poder afrontar los vaivenes de la vida con los pies bien plantados sobre la tierra, la inteligencia emocional es el recurso primordial.
Álava considera que la vida se basa en experimentar y aprender de los errores y asegura que la frustración es el camino para lograrlo. En palabras de la experta: “Es la llave de la inteligencia”. Para ella, los niños que no se frustran no adquieren las herramientas necesarias para la vida. “Van a tener circunstancias difíciles, momentos en los que no los vamos a ayudar, hechos en los que se encontrarán muy solos y mientras no hayan elaborado estos recursos, van a estar complicados”, indica.
Según dice, a la frustración hay que quitarle la mirada negativa “y utilizar el sentido del humor para desdramatizar las situaciones que pudieron haber generado el fracaso”. Al respecto, Álava recomienda hacer foco en todas aquellas enseñanzas positivas que se hayan podido generar a raíz de una situación frustrante.
Para la psicóloga, esta emoción “nos hace más personas, más humanos”. Además, fomenta el desarrollo de ciertas habilidades como la sensibilidad, el sentido de justicia y de inteligencia. Por este motivo alienta a los adultos a dejar que los niños se frustren aunque advierte que en este camino hay que brindarles compañía, atención y oportunidades.
Desarrollar habilidades
Contrario a las creencias populares que asocian a la frustración con ser de índole negativa, Álava cree que se trata de un signo de inteligencia emocional. “Hay quienes piensan que la inteligencia es sinónimo de conocimientos, pero la verdad es que no es eso. No tiene nada que ver con que una persona esté llena de información, que haya hecho dos carreras o tres maestrías y sepa cuatro idiomas”, dice esta psicóloga.
Por el contrario, se trata de desarrollar habilidades y de adquirir recursos para vivir con sabiduría. “Es inteligencia emocional”, remarca.
Para desarrollar este aspecto y asegurarse de que los chicos crezcan fuertes y seguros, Álava sugiere a los adultos enseñarles a explorar profundamente su propio ser y, ante todo, desarrollar la capacidad de quererse y perdonarse tantas veces como sea necesario.
En este camino, resalta la importancia de empatizar y conocer a las otras personas para saber cómo reaccionar ante determinadas circunstancias. “Como padres, tenemos que enseñarles a nuestros hijos a vivir”, comenta Álava y menciona que una de sus principales asignaturas cuando aún son niños es guiarlos para que se acepten tal cual son y puedan sacar lo mejor de sí mismos y de la gente que los rodea.
Estas virtudes, “les darán la posibilidad de saber cómo actuar cuando tienen a una persona muy impositiva o agresiva delante; también les dará la capacidad de ser más sociables, de aprender a escuchar, a razonar y pensar”, dice Álava y argumenta que la manera en que las personas desarrollan esa inteligencia emocional, “en definitiva es la llave para aprender a vivir”.
Alienta a todas las personas a sacarse de la cabeza la errónea idea de que la frustración es negativa e invita a amigarse con ella y a capitalizarla como un aprendizaje de la vida.
Además, destaca que si las personas se conocieran más a sí mismas, tendrían una mejor comprensión de cómo relacionarse, lo que les llevaría a ser más felices y menos susceptibles a la manipulación.
“Fomentemos la autenticidad en niños, adolescentes, jóvenes y adultos, permitiéndoles ser genuinos y verdaderos consigo mismos”, concluye.
Podés disfrutar de la charla completa que compartió la psicóloga en “Aprendemos Juntos 2030″, la plataforma del BBVA con contenidos útiles e inspiradores para mejorar la vida de millones de personas de todo el mundo que, desde mayo de 2022, se emiten en forma exclusiva por LA NACION.
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