El estilo de vida y los hábitos de alimentación de las personas interceden de forma directa en las probabilidades de que se manifieste un aneurisma. Se trata de una de las tantas enfermedades que son producto del consumo excesivo de grasas o sustancias como el tabaco.
Al igual que otras patologías arteriales, el aneurisma debe despertar real atención en sus pacientes y sus entornos, ya que el grado de las consecuencias depende en gran medida de los cambios de hábitos y el control de la hipertensión.
Las zonas del cuerpo más comunes en las que se desencadena el aneurisma son la aorta abdominal o torácica, la arteria poplítea (en las piernas por detrás de las rodillas), el cerebro, la arteria esplénica (en el brazo) y la arteria mesentérica (en el intestino).
Las personas consideradas como población de riesgo no están clasificadas por su edad, sino por el tipo de vida que llevan y su relación directa con las principales causas de esta enfermedad.
¿Qué es el aneurisma y cuáles son sus tipos?
En términos médicos, un aneurisma es una dilatación permanente y localizada alojada en las paredes de las arterias del cuerpo. Es la consecuencia de una gran debilidad en alguna zona de un vaso sanguíneo.
La aterosclerosis y otras enfermedades reumáticas están muy vinculadas a los aneurismas, ya que pueden constituir una de sus causas.
A su vez, dependiendo de dónde se localice el aneurisma, se la puede clasificar en distintos tipos:
- Aneurisma de la aorta torácica: Se la identifica por presentar un fuerte dolor en la espalda como principal síntoma, acompañado de tos y sibilancias en el pecho. Muchas veces es confundida con un ataque cardíaco ya que el dolor puede extenderse al brazo. Sus consecuencias pueden ser letales si origina una abundante pérdida de sangre.
- Aneurisma disecante: Su sintomatología se expresa como un dolor repentino y muy fuerte en la espalda y los omóplatos. Algunas de sus consecuencias pueden ser un ataque cardíaco, un accidente cerebro vascular o la imposibilidad de mover una extremidad.
- Aneurisma de la aorta abdominal: Su principal expresión es una masa pulsátil en el centro del abdomen, que genera un dolor intenso en la espalda. Los cambios de posición pueden aliviar esta molestia persistente. Si este tipo de aneurisma deriva en una hemorragia interna, las consecuencias pueden ser letales como se observa en la gran mayoría de los casos.
Causas del aneurisma
En la actualidad, se desconoce con precisión cuáles son las causas del aneurisma, independientemente de sus tipos. Los factores que pueden provocarla son múltiples y varían dependiendo de cada caso.
Algunos ejemplos de causas del aneurisma son:
- Congénitas (factor hereditario)
- Desencadenadas como consecuencia de otras enfermedades (el caso más común es la aterosclerosis, una patología que ensancha la arteria y la hace sobresalir hacia afuera)
- Los trombos o coágulos sanguíneos, que con frecuencia se manifiestan cuando se produce un aneurisma
- Patologías como la hipertensión o el colesterol alto
- Malos hábitos en el estilo de vida como desequilibrios alimenticios y adicción al tabaco.
Es importante destacar que, situaciones especiales como el embarazo, están asociadas a aneurismas en la arteria esplénica. En estos casos los médicos deben analizar la evolución de este cuadro paso a paso para evitar inconvenientes durante la gestación.
Las mejores recomendaciones de prevención contra el aneurisma
La salud cardiovascular está asociada clínicamente a una alimentación rica en fibras, frutas y verduras. Los nutrientes, vitaminas y minerales necesarios para un buen desarrollo metabólico contribuyen a disminuir el riesgo de que un aneurisma aparezca.
Sustancias como el alcohol y el tabaco producen un comprobado daño arterial que en la mayoría de los casos es irreversible. Por lo tanto, erradicar estos hábitos de la vida cotidiana es una premisa básica para prevenir un aneurisma.
La actividad física (se recomienda generalmente unos 30 minutos diarios de ejercicio aeróbico) es un factor clave para prevenir aneurismas y otras enfermedades cardiovasculares.
Incorporar costumbres como subir las escaleras en vez de tomar el ascensor o trasladarse en bicicleta en vez de hacerlo en auto, son decisiones completamente inteligentes en este sentido.
Reducir el estrés, por más obvio que parezca, es otra decisión consciente que puede evitar la aparición de un aneurisma. Esta condición no solo es causante de esta enfermedad sino de muchas otras.
Y, finalmente, acceder a fuentes de información confiables, chequeadas y actualizadas.
Esto significa acudir a un médico clínico para realizar los chequeos de control periódicos y verificar que todo esté bien, así como tener completo conocimiento de los antecedentes familiares que podrían ser causantes de un aneurisma.
El diagnóstico temprano y los pasos para un tratamiento anticipado pueden salvar vidas y evitar que el aneurisma, muchas veces silencioso y sin mayor despliegue de síntomas que alarmen al paciente, aparezca y tenga severas consecuencias como la muerte.
LA NACIONTemas
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