Se trata de dos aspectos claves que van de la mano; generan encuentros, crean vínculos y aprendizajes
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Un rico plato y amigos, ¿hay algo mejor? Un combo perfecto por excelencia, el que acompaña a todas las culturas, el responsable de tantas alegrías, risas y anécdotas. Y es que alrededor de la mesa suceden las mejores historias. Hay encuentros y charlas de todo tipo, se generan debates, surgen ideas.
La comida convoca y reúne, incluso, ¿cuántas veces sucede que las mejores conversaciones se dan en la cocina mientras se prepara algo? Momentos que no tienen precio. Lo cierto es que los seres humanos son por excelencia seres sociales y el intercambio que se da a nivel neuroquímico cuando se está en contacto con otros es muy positivo. Marianela Ducca, psicóloga cognitiva conductual explica que la interacción entre individuos, siempre y cuando los vínculos sean saludables, nutre y expande. “Está comprobado que cuando alguien nos acompaña de buena manera, nuestra frecuencia cardíaca mejora”, comenta la especialista.
En este sentido y recapitulando en el tiempo, se puede decir que el humano proviene de tribus, siempre vivió en comunidad, un espacio que marca el sentido de pertenencia, que brinda contención y en donde se crece a partir de la heterogeneidad con el otro. Estos lugares están construidos “a partir de la diversidad, nos ayudan a pensar, a crecer y aprender”, dice Patricia Linenberg, psicóloga y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
Los lazos afectivos dan estabilidad, seguridad y aportan equilibrio emocional, y los argentinos lo saben: en este país, el valor de la amistad ocupa un rol primordial, una especie de marca registrada que tienen sus habitantes, los que irradian calidez y confianza, los que siempre tienen excusas para reunirse por más ajustada que tengan la agenda. Los que te invitan a sus casas y te hacen sentir como en casa, los que te esperan con los brazos abiertos y te ofrecen un té, un café o una cerveza.
Y así como los amigos actúan como sostén y son un pilar fundamental en la vida de las personas, la alimentación no se queda atrás. Linenberg cuenta que la cocina en su más amplio sentido genera y afianza vínculos, y produce encuentros que se fundan en la idea de compartir y disfrutar.
Un estudio realizado por la Universidad de Birmingham, Inglaterra, reveló que las personas comen más cuando están con amigos o familiares, estimando que pueden llegar a consumir aproximadamente 23% más de calorías que cuando comen solos o frente a personas desconocidas.
Sentarse alrededor de la mesa simboliza distensión, un ámbito donde se está relajado y los niveles de estrés son bajos o nulos. De esta manera, al alimentarse y relacionarse con pares “se generará una sensación de tranquilidad y seguridad creando bienestar emocional y físico”, sostiene Silvia Dagnino Pastore, psicóloga.
En una casa, en un bar o en la vereda, juntarse siempre vale la pena, una actividad que inspira y potencia a las personas, y cuando se trata de tener deliciosos platos de por medio, los sentidos se disparan.
Seis mercados para visitar y compartir
Algunos son de impronta clásica, otros de estilo vintage, en su mayoría, se trata de lugares montados en predios recuperados que en su pasado funcionaron como estaciones de ferrocarriles, cocheras o edificios públicos.
Y si hay algo que los caracteriza es que más allá de brindar una experiencia gastronómica, también convocan al encuentro, proponen distenderse, conocer gente y pasar un buen rato mientras se deleitan ricos platos.
Un recorrido gourmet por distintos mercados de Buenos Aires con opciones para todos los paladares, ideales para ir en grupo de amigos o con familia y disfrutar de una variedad de sabores en un entorno relajado y canchero.
Mercado de los Carruajes
Ubicado en la zona del bajo porteño, el Mercado de Carruajes está montado sobre lo que era el antigüo predio de las cocheras presidenciales, una construcción a pedido del entonces presidente Julio A. Roca a finales del siglo XIX. La obra a cargo del arquitecto Emilio Agrelo, fue inaugurada a principios del siglo XX y hoy, es parte del Patrimonio Histórico de la Ciudad. En su fachada predominan los ladrillos, el bronce, el hierro y el vidrio, además de su cúpula original, un diseño elegante que irradia historia.
Su espacio de 4200 metros cuadrados aloja 42 locales comerciales que ofrecen productos de todo tipo, nacionales e importados, opciones dulces, saladas, cafetería, tragos y vinos. En la planta baja se encuentra un paseo de compras y en el primer piso y terraza están los restaurantes y bares.
Horarios: domingos, lunes, martes y miércoles de 8:30 a 22 horas; jueves, viernes y sábados de 8:30 a 24 horas.
Ubicación: Avenida Leandro N. Alem 852, Retiro.
Mercat
La calle Thames entre Palermo y Villa Crespo, no para de crecer y sumar propuestas, entre ellas, el Mercat. Moderno y de carácter industrial, abrió sus puertas en 2021 y desde entonces, se convirtió en un polo gastronómico que alberga 27 restaurantes y locales repartidos en tres plantas, todos de emprendedores nacionales que le rinden culto a los productos autóctonos y de estación.
Para todos los fanáticos de la cocina, también organizan jornadas interactivas, talleres y clases de cocina, y para todos los foodies, ofrecen espacios de degustaciones, charlas y lanzamientos.
Horarios: de martes a domingos de 10 a 19 horas; los lunes está cerrado.
Ubicación: Thames 747, Villa Crespo.
Patio de los Lecheros
En pleno corazón de Caballito, el Patio de los Lecheros era una tradicional estación de tren donde llegaban desde el interior del país los lecheros. La propuesta combina gastronomía con entretenimiento: hay música en vivo, a veces tocan djs, otros días bandas y una plaza de juegos para los más chicos.
Con mesas al estilo pic-nic, y donde predominan las plantas y los murales de colores, el lugar está planteado sobre un predio angosto y largo al aire libre. La oferta culinaria es amplia y va desde opciones de carne, pescados y hamburguesas hasta vegetarianas.
Horarios: domingos a miércoles de 9 a 2 horas; jueves, viernes y sábados de 9 a 3 horas.
Ubicación: Avenida Donato Álvarez y Bacacay, Caballito.
Mercado Soho
Sobre una construcción de 700 metros cuadrados, esta alternativa cuenta con 11 restaurantes de cocina internacional repartidos en dos pisos y como sello distintivo, cuenta con dos barras de tragos de autor.
En la planta baja están los puestos de comida de carácter informal, para saborear al paso; la planta alta tiene una cocina más elaborada que puede ser desde española hasta libanesa.
Su arquitectura está inspirada en los mercados europeos, es simple y entre sus materiales predominan el hierro, la madera y las plantas.
Horarios: de martes a domingos de 12 a 19 horas.
Ubicación: Armenia 1744, Palermo.
Mercado de San Telmo
Se trata de uno de los clásicos y primeros mercados porteños. Fue inaugurado en 1897 con el objetivo de recibir y abastecer a los inmigrantes que llegaban a la ciudad. De estilo colonial, aún conserva sus techos altos, sus arcos, columnas y la gran cúpula.
Hoy este paseo no solo ofrece gastronomía: puestos para comprar y comer ahí, y otros que funcionan como markets, sino también antigüedades y ropa vintage o de segunda mano.
El proyecto de Juan Antonio Buschiazzo, la segunda persona en recibir su título de arquitecto en Buenos Aires, fue declarado Monumento Histórico Nacional por la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad en el año 2000.
Horario: de lunes a viernes de 10:30 a 21 horas; sábados y domingos de 9 a 20 horas.
Ubicación: Defensa 963, San Telmo.
Mercado de Belgrano
Un mercado que data de hace 130 años y que está construido sobre unos terrenos cedidos en 1875 por la familia de José Hernández, el escritor del Martín Fierro. Considerado un emblema y hasta un clásico del barrio, la propuesta ofrece todo tipo de comidas, desde japonesa hasta italiana, pasando por opciones de pastelería y cafetería para disfrutar en su patio al aire libre y terraza.
Horarios: puestos: lunes a sábados de 8:30 a 20 horas, patio: lunes a domingos de 8:30 a 3 horas.
Ubicación: Juramento 2527, Belgrano.