Investigaciones recientes sugieren que si bien las emociones negativas pueden afectar el bienestar. tu perspectiva juega un rol aún más importante en tu salud mental
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Estamos nerviosos por una presentación de trabajo y acto seguido, lamentamos nuestra falta de confianza. Al rato nos enojamos con nuestra pareja, pero después nos sentimos culpables por nuestra poca paciencia. No hay dudas de que las emociones impactan en nuestro bienestar, sin embargo, investigaciones recientes sugieren que la forma en que reaccionamos a ellas, nos pueden afectar aun más.
En un estudio publicado el mes pasado en la revista Emotion, los investigadores encontraron que las personas que habitualmente juzgan los sentimientos negativos, como la tristeza, el miedo y la ira, como malos o inapropiados tienen más síntomas de ansiedad y depresión y, se sienten menos satisfechas con sus vidas que las personas que generalmente perciben sus emociones negativas con una perspectiva positiva.
Los hallazgos se suman a un creciente análisis que indica que a las personas les va mejor cuando aceptan sus emociones desagradables como apropiadas y saludables, en lugar de tratar de combatirlas o reprimirlas.
“Muchos de nosotros tenemos la creencia implícita de que las emociones en sí mismas son malas, que nos van a hacer algo malo”, dijo Iris Mauss, psicóloga social que estudia las emociones en la Universidad de California, Berkeley, y coautora de el nuevo estudio. Pero la mayoría de las veces, añadió, “las emociones no hacen nada dañino. En realidad, es el juicio personal lo que causa en última instancia el sufrimiento”.
Por qué juzgar tus sentimientos puede ser contraproducente
“Cuando percibimos nuestras emociones como malas, duplicamos el malestar, lo que nos hace sentir aun peor”, comentó Emily Willroth, psicóloga de la Universidad de Washington en St. Louis y coautora del nuevo estudio. En este sentido, es probable que aumente la intensidad de la sensación negativa como la cantidad de tiempo que lo sufrimos. Además, muchas veces no logramos desprendernos de ella y en vez de que desaparezca sola al cabo de unos minutos, “la seguimos pensando una hora más tarde”, agregó la especialista.
Evitar o suprimir las emociones también puede ser contraproducente. En un pequeño ensayo clínico, los investigadores le pidieron a las personas que sumergieran sus manos en agua helada y acto seguido, que toleraran o reprimieran el dolor, la incomodidad. Aquellos que trataron de evadir el malestar, reportaron aun más dolencia y no pudieron soportar el agua helada por tiempo prolongado como aquellos que sí aceptaron el fastidio. Otra investigación ha relacionado la represión emocional con un mayor riesgo de problemas de salud mental, como depresión y ansiedad.
“Lo que uno resiste, persiste”, dijo Amanda Shallcross, médica naturópata que estudia la regulación de las emociones en la Clínica Cleveland. Cuando alguien evita sus emociones, “está obligado a experimentar una salud mental y física negativa a largo plazo”.
La misma investigación también sugiere que si se tiene el hábito de juzgar de manera negativa las emociones, te costará manejar aun más las situaciones estresantes. En un estudio realizado en 2018, la Dra. Mauss y sus colegas le preguntaron a las personas si tendían a aceptar sus emociones o a juzgarlas como malas. Luego les pidieron que dieran un discurso de tres minutos sobre sus calificaciones para un trabajo, una tarea conocida por inducir estrés. Los participantes que dijeron que por lo general no aceptaban sus emociones informaron haber experimentado más negatividad mientras pronunciaban el discurso. En un estudio de seguimiento, los investigadores encontraron que quienes generalmente no aceptaban sus emociones reportaron rasgos de malestar psicológico. Además, luego de seis meses presentaron síntomas de ansiedad y depresión.
Cómo hacer las paces con tus sentimientos
Primero, hay que recordar que los sentimientos desagradables son parte de la experiencia humana. “Ninguna emoción es inherentemente mala o inapropiada”, dijo la Dra. Willroth. Y agregó: “Las emociones negativas incluso pueden tener un propósito”. Es que “la ansiedad puede ayudarte a enfrentar una amenaza potencial, la ira te puede ayudar a defenderte y la tristeza puede relacionarte con otras personas que necesitan apoyo social”, expresó la especialista.
Cuando experimentás un mal presentimiento, no tenés que amar dicho sentimiento, la clave está en tratar de sentirte neutral al respecto. Un nuevo estudio encontró que las personas que reaccionaron de manera neutra sin hacerse demasiado problema por lo que sentían, eran tan sanas psicológicamente como las que reaccionaron de manera más positiva. La Dra. Shallcross sugirió acercarse al sentimiento con curiosidad y “usar tu cuerpo y experiencia como laboratorio”.
También puede ser útil recordar que el sentimiento no durará para siempre. “Las emociones suelen ser de corta duración, por lo que si las dejamos pasar, a menudo se resolverán en cuestión de segundos o minutos”, comentó la Dra. Willroth.
La práctica y la experiencia también pueden facilitar la aceptación emocional. El bienestar emocional aumenta con la edad, y la investigación de la Dra. Shallcross descubrió que esto podría deberse a que las personas suelen tolerar mejor sus emociones a medida que envejecen.
Es importante diferenciar que no es lo mismo aceptar las emociones que aceptar las situaciones que las dispararon: “Cuando hablamos de aceptar las emociones, la gente suele decir ´deberías ser más complaciente´”, dijo Brett Ford, psicólogo de la Universidad de Toronto que estudia cómo las personas manejan sus emociones. Pero “esa no es la conclusión correcta”, señaló el experto. En todo caso, la aceptación emocional podría facilitar el cambio: si no enfocamos nuestro tiempo y energía en criticar nuestros sentimientos, tendremos más tiempo y energía para mejorar nuestras vidas y cambiar el mundo.
Por Melinda WennerMoyer
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