Enterrar conductas o dilemas inconfesables provoca disfunciones y heridas que pasan de generación en generación.
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Abundan en la vida diaria, fundamentalmente en las familias pero también se replican en el ámbito laboral, en las relaciones amorosas y en las amistades. Una persona puede percibir cuando se le está ocultando la verdad de algo e incluso puede desarrollar problemas de seguridad y confianza como consecuencia del ocultamiento de verdades.
El doctor Michael Slepian, autor de La vida secreta de los secretos” acababa de presentar los resultados de su investigación sobre secretos en la Universidad de Columbia cuando miró su teléfono y se dio cuenta de que tenía dos llamadas perdidas de su padre. Horas después se enteraría de una verdad que le fue ocultada toda su vida: había sido concebido por inseminación artificial de un donante de esperma anónimo.
En su nuevo libro, el Dr. Slepian aclara: “Esto me fue revelado al final de uno de los días más importantes de mi vida profesional. No estaba preparado”. Para los profesionales, estas revelaciones pueden derivar en traumas en el largo plazo y afectar especialmente a los niños con dificultades en el proceso de aprendizaje, con sentimientos de tristeza, aislamiento y problemas para sociabilizar.
Ahora bien, ¿qué es concretamente un secreto? Para la licenciada en Psicología y terapeuta familiar sistémica y cognitiva, Mariana Kerestezachi (M.P. 95325), un secreto significa algo oculto, ignorado, escondido y separado de la vista o del conocimiento de los demás. Y aclara que cobran más relevancia cuando suceden dentro del ámbito familiar. “En este caso cuando hablamos de secretos familiares son conductas o problemas de los cuales no se hablan pero que todos intuyen y que tratan de evidenciar. Un pacto implícito de silencio que deja afuera a quienes supuestamente desconocen la información”, asegura la profesional.
Secretos familiares: realidades escondidas que provocan disfunciones
Un clan familiar funciona como una totalidad, no se trata de un sistema en el que las partes son independientes sino que lo que uno hace tiene impacto en los otros integrantes del grupo. Dentro de este sistema se encuentran alianzas intrafamiliares y relaciones de poder. Estos son fundamentales ya que con el paso del tiempo se pueden ir intensificando, es decir, si desde que uno es pequeño sabe que los padres o los abuelos son quienes más poder jerárquico tienen en la familia, más respeto e intimidación les va a tener. Asimismo, cuando un niño detecta una alianza entre los padres, es más propenso a sentirse afuera si percibe el ocultamiento de una verdad y, consecuentemente, a desarrollar ansiedades y miedos.
¿Qué es lo que se busca ocultar? Muchas cosas, los secretos más comunes suelen estar relacionados con infidelidades, con la sexualidad, hijos no biológicos o no reconocidos, consumo de alcohol o drogas, enfermedades, patologías, abusos entre otros. “Generan un gasto de energía importante y hace que la comunicación no fluya libremente en la familia”, sostiene Kerestezachi.
“El tema de los secretos familiares es que son muy nocivos, empiezan a alterar estas alianzas internas porque donde hay un secreto es difícil que la alianza no se rigidice. No permite el movimiento que la vida requiere para ir adaptándose a cosas nuevas porque la persona se queda sujeta al secreto que guarda o al que sospecha que se le oculta”, dice la psicóloga Silvia Dagnino Pastore (M.N 65272).
Para ella, en el caso de los más pequeños, ellos no tienen porqué saber un secreto de sus padres, pero hay indicios que salen del inconsciente de los adultos y que los menores perciben: gestos, miradas, actos fallidos, angustias, patologías. “Los chicos perciben pero al serles negada esta información, les genera una gran desconfianza en sí mismos porque dudan de si lo que intuyen es correcto; y por otro lado, si confían realmente en lo que que ellos advierten, creen que están siendo engañados y eso desencadena una relación basada en la desconfianza”, expresa la psicóloga.
Los profesionales mencionan que algunas de las consecuencias de estas conductas inconfesables enterradas son:
- Surgen problemas para relacionarse sanamente con personas ajenas a la familia porque tienden a relacionarse desde el lente de la desconfianza
- Se mueven las lealtades familiares y para no romper con ésta y quedarse sin familia, se fidelizan con el secreto y terminan “presos de la familia”
- Para quien guarda el secreto, este se convierte en una carga que genera mucha ansiedad porque la persona tiene que estar alerta para no ser descubierto y perder espontaneidad
- Al no poder hablar del secreto con nadie, se perpetua el dolor, la ansiedad y la angustia y no hay posibilidad de procesarlo
- Pasa de generación en generación de forma inconsciente a través de pensamientos o mandatos sobre ciertos temas de cómo se fue armando la historia familiar
El doctor Selpian confesó que saber que no estaba relacionado biológicamente con su padre fue impactante, pero que también le hizo pensar en cómo fue para sus padres mantener ese secreto. “Años más tarde, cuando estaba escribiendo este libro, les pregunté cómo era. Su experiencia se alineó con lo que estaba aprendiendo en su propia investigación: que incluso un secreto no revelado puede ser realmente una carga. Ocultar secretos es la parte fácil. Lo difícil es todo lo demás: es tener que pensar en esto y no compartirlo con los demás”, afirmó.
¿Cuándo revelar un secreto importante a la familia?
“La persona no debe estar pasando por un momento emocional especial que le haga soltar sin querer el secreto. Tiene que ser una ocasión elegida a conciencia porque cuando algo oculto sale a la luz se modifican los vínculos familiares”, sostiene Dagnino Pastore. Y añade: “es importante tener consciencia de que uno va a tener que enfrentar las consecuencias que trae ese secreto y si sienten que necesitan apoyo lo ideal es que sea terapéutico o que sea una persona neutra en la situación”.
¿Cómo transitar el momento de enterarse de algo impactante?
Los profesionales coinciden que en estas situaciones es ideal hacer terapia o acudir a un lugar donde se puedan expresar las emociones encontradas tras la revelación. Por otro lado, es indispensable transitar un período de duelo o angustia ya que esto ayuda a procesar lo que pasó y empuja a que uno quiera salir adelante. “A medida que uno va entendiendo más la historia, puede perdonar y entender a qué lealtades y condicionamientos respondían los otros. Al ir armando todas las piezas de la historia uno puede entender qué llevó a que fuera un secreto y por qué fue así”, dice Silvia Dagnino Pastore.
Entender que no hubo intención de generar disfunciones familiares sino resguardar a la familia puede servir de consuelo. También comprender que fue una manera de evitar exponerse al juicio o mirada de la sociedad o a algo traumático. “Hablar sobre lo que pasa libera, da paz y una mayor sensación de bienestar en el largo plazo. Con el paso del tiempo se vuelven a fortalecer los vínculos entre los miembros de la familia, generando confianza, seguridad, espontaneidad y honestidad”, concluye Kerestezachi.
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