Los abdominales hipopresivos trabajan los músculos profundos del abdomen y el suelo pélvico y prometen múltiples beneficios
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Mejoran la postura, fortalecen los músculos y potencian el equilibrio. Entrenar los abdominales es indispensable. Sin embargo, se trata de una relación de amor y odio ya que a la hora de hacerlos, no existe el punto medio. Están los fieles seguidores, aquellos que los hacen de manera religiosa al arrancar o terminar su rutina y los que intentan evadirlos a toda costa.
Si bien no hay dudas de su importancia, el mundo del fitness celebra la creación de una técnica, que en los últimos años ha dado qué hablar y se posiciona como una exitosa alternativa para dejar de lado, al menos por un tiempo, los abdominales tradicionales. Se trata de una forma distinta de trabajar la zona media, o “core”, ideal para todos los que no pueden levantar peso, ni hacer movimientos bruscos y quieren definir su cuerpo de manera acelerada y no tienen mucho tiempo para ejercitar.
Este método que se llama “hipopresivo” es “un conjunto de ejercicios posturales basado en la presión y tensión, que no requiere movimiento y que tonifica rápido los músculos”, comenta Ignacio Valloni, preparador físico y explica que el objetivo es fortalecer las fibras musculares profundas del abdomen sin modificar su tamaño a través de un proceso conocido como contracción isométrica.
Tal fue la novedad y trascendencia que no tardó en popularizarse y celebridades como las reconocidas modelos de Victoria Secret, Gisele Bündchen y Miranda Kerr así como también la esposa de “Thor”, Elsa Pataky, adoptaron esta disciplina como parte de sus entrenamientos para volver a ponerse en forma sobre todo después de haber sido madres. En las redes sociales dan cuenta de ello y lucen sus abdominales.
Llevarlos a cabo es muy sencillo. No se necesitan elementos adicionales, tampoco una colchoneta y ni que hablar de trasladarse al gimnasio. Lo interesante y curioso de estos abdominales es la manera en que se ejecutan: a diferencia de los convencionales, en este caso, se realizan de manera estática mediante tres posturas básicas donde la respiración es la protagonista. Alejandro Mezzarapa, reconocido entrenador físico, cuenta que se pueden hacer parados, con los brazos estirados hacía arriba, apoyados en la cintura o extendidos hacia adelante; sentados en posición de indio con las manos sobre las rodillas o en cuadrupedia.
En cuanto a su técnica, “se deben hacer entre dos o tres respiraciones completas hasta conseguir un ritmo cómodo y adecuado. Luego de esta última, se exhala todo el aire abriendo las costillas y llevando el ombligo hacia atrás, como si se lo tratara de pegar con la columna”, detalla Mezzarapa. Con los pulmones vacíos, se debe mantener la posición durante unos diez segundos aproximadamente. El secreto está en que durante el momento de la apnea, es decir, cuando se sostiene la respiración, se producen los efectos positivos en el cuerpo.
Entre sus virtudes, la más importante es que al ser un ejercicio donde se permanece estático, “la persona queda protegida de cualquier tipo de lesión”, describe Mezzarapa. Y asegura que “además de que fortalece el abdomen profundo, permite aumentar la capacidad respiratoria, mejora el sistema vascular y metabólico, y evita la incontinencia urinaria”.
El origen
Este método es el resultado de la mutación de una disciplina milenaria. Parte de su surgimiento fue influenciado por la postura “Uddiyana Bandha”, de Hatha Yoga, en donde se hunde el estómago y se controla la respiración con el objetivo de fortalecer los músculos internos del abdomen, mejorar la digestión y relajar los órganos: hígado y páncreas.
Con el tiempo, ya entrada la década del 70 y gracias a los nobles resultados que traía de la mano, esta destreza pasó a ser incorporada por deportistas de alto rendimiento como parte de sus entrenamientos. El fisicoculturismo, por ejemplo, lo adoptó para que sus competidores pudieran definir aún más su torso y abdomen y disminuir lo más rápido posible la cintura.
Fue así como esta actividad no paró de crecer hasta llamar la atención en 1980 de Marcel Caufriez, un fisioterapeuta de origen belga que estaba buscando alguna técnica de rehabilitación para las mujeres después del embarazo y, para prevenir la incontinencia urinaria. Entonces si bien al principio sus fines fueron terapéuticos, al pasar los años, su éxito fue tan grande que se convirtió en una práctica al alcance de todos.
Igualmente, y así de mágico como parece, los especialistas consultados hacen hincapié en que esta actividad, la que recomiendan practicar entre dos y tres veces por semana durante un promedio de 20 minutos, por sí sola no hace efecto y debe ser acompañada por hábitos saludables: buena nutrición y descanso. Por su parte Mezzarapa, enfatiza que al principio, tiene que estar supervisada por un profesional “que guiará al alumno de la manera correcta”.
¿A quiénes se les aconseja y desaconseja esta práctica?
Mezzarapa comenta que si bien todas las personas pueden practicarla ya que sus beneficios aplican de igual manera a todos los grupos etarios, en los adultos mayores es aún más sugerida porque “no se hacen movimientos que les pueden causar lesiones”. También se la recomiendan a deportistas y personas con mala postura, para fortalecer la espalda y la zona abdominal y así poder realizar cualquier movimiento con normalidad. Por último, “es altamente recomendado para las mujeres que tuvieron un parto, puedan volver a tener la zona de la faja abdominal fuerte”, aclara el coach.
En paralelo, las restricciones aplican a aquellos con problemas de corazón, los que padecen presión alta, inflamaciones en el abdomen y en los casos de quien pasó por un embarazo, “debe esperar al menos dos meses”, agrega Mezzarapa.
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