En la región del norte de Francia comienzan las conmemoraciones del operativo que cambió el curso de la Segunda Guerra Mundial; volverán a lucirse los uniformes de los GI y de los Tommies
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A veces la historia necesita de la poesía para darle una vuelta al curso de los acontecimientos. Fue lo que pasó el 5 de junio de 1944, a las 21.15 precisas, cuando una voz de Radio Londres (cuyos programas eran difundidos por la BBC) repitió la primera estrofa del Canto de otoño de Paul Verlaine. Son palabras que todos los chicos aprenden en Francia en la primaria: “Les sanglots longs / Des violons / De l’automne / Blessent mon cœur / D’une langueur / Monotone”. El ritmo y la musicalidad del poema no parecían destinarlo a convertirse en el puntapié del mayor desembarco de la historia de la humanidad. Y sin embargo…
En realidad, habría que celebrar los 80 años del “Día D” el 2 de junio, la fecha inicialmente elegida por los Aliados. Pero no pudo ser, porque se necesitaba una luna completamente llena para largar los paracaidistas que iban a preparar el terreno previamente a la llegada de los buques. Entonces la megaoperación fue postergada al 5 y -como las condiciones climáticas eran pésimas aquel día- finalmente al 6.
A 80 años de esta increíble hazaña que permitió liberar Europa durante la Segunda Guerra Mundial, son pocos los veteranos sobrevivientes, que hasta ahora siempre han estado presentes para dar más relevancia a las celebraciones. Este año, los que vayan a las playas de Normandía le sumarán una gigantesca cuota de emoción a las celebraciones cuando vuelvan a calzarse los uniformes de las tropas con las que se acercaron a las frías costas de la Mancha, durante una mañana gris que se tiñó muy pronto de rojo y de fuego. Participarán en los actos oficiales, que suelen concentrarse en los cementerios militares, mientras en los pueblos y los puertos la solemnidad será canjeada por alegría. La misma que los libertadores llevaron con ellos a la población en guerra, a pesar de la violencia de las batallas y de los miles de muertos.
Para este 80° aniversario, los jefes de estados y las personalidades serán recibidos por Emmanuel Macron en Saint-Laurent-sur-Mer, uno de los pueblitos que bordean Omaha Beach. Con su museo, su Monumento a los Valientes y el cementerio estadounidense, es uno de los principales puntos de la Ruta del Día D, que recorre buena parte del litoral normando y se convirtió en un circuito visitado por cientos de miles de personas cada año.
Esta minúscula localidad de 250 habitantes será por unas horas la capital del mundo. Allá, como en Isigny-Omaha, Avranches, Longues-sur-Mer, Courseulles y varios pueblos más, los Jeeps Willys volverán a circular por calles que luego serán escenario de desfiles, bajo un mar de banderas tricolores, al ritmo del swing de las Andrew Sisters y las canciones de Charles Trenet o Marlene Dietrich. También se entonará más de una vez el tema que federaba a los resistentes, El canto de los partisanos (Le Chant des Partisans), cuyas letras fueron escritas por… un gaucho judío de Entre Ríos, Joseph Kessel.
Anticipándose a las conmemoraciones oficiales, ya a partir de este fin de semana del 1° de junio hay fiestas en las playas y las plazas de los pueblos costeros, con picnics populares y conciertos de música. También se programan fuegos artificiales y festejos que van a extenderse durante todo el verano, como un eco de la gigantesca esperanza que aquellos soldados estadounidenses, británicos y canadienses (pero también franceses, australianos, polacos, noruegos, belgas, checos o griegos) llevaron con ellos.
Lluvia de paracaídas
En algunos pueblos como en Sainte-Mère-l’Église, las acciones serán particularmente espectaculares: allí, donde se lanzaron los paracaidistas en la noche del 5 al 6 de junio de 1944, se repetirá la operación con centenares de militares de diferentes nacionalidades que bajarán del cielo. Cada uno de ellos pensará sin duda en John Steele, cuyo paracaídas quedó enganchado en el campanario de la iglesia del pueblo. Aquel acontecimiento es una de las escenas más recordadas de la película El día más largo, con John Wayne. Steele finalmente se salvó, mientras sus compañeros fueron masacrados por los nazis en la plaza, bajo sus pies. El nombre del soldado se conmemora en muchos lugares de Sainte-Mère-l’Église. De igual manera el nombre de la familia Gondrée se recuerda en Benouville y Ranville: su café, a metros del Puente Pegasus que une los dos pueblos, fue la primera casa liberada en Europa continental. Sus dueños eran resistentes, que pasaron información durante meses a las tropas inglesas antes del desembarco en Juno Beach.
Las anécdotas son miles y entrelazan la pequeña historia con la grande a lo largo de aquel día, y durante las semanas y los meses siguientes. Habrá tiempo para recordar cada una, porque se preparó un programa completísimo. Mientras tanto Francia se prepara para recibir a millones de visitantes adicionales este año, sobre todo para los Juegos Olímpicos, y será el primer país en superar la barrera de los 100 millones de turistas extranjeros en un solo año.
Muchos de ellos también se darán una vuelta por Normandía durante los próximos meses, y no tendrán dificultades en coincidir con uno de los muchos festejos previstos hasta octubre en la costa del Calvados. Habrá exposiciones, conciertos, espectáculos, reconstituciones históricas, visitas y animaciones. En paralelo, seguirán estando, como siempre, los museos, los centros interpretativos y los memoriales. El más grande de todos queda en Caen y ofrece visitas que se transforman en verdaderas clases magistrales de historia, gracias a sus documentos, proyecciones, escenificaciones y hasta objetos y vehículos de época. Es el mejor lugar para entender cómo se vivió durante los sombríos años del nazismo en Europa y cómo se gestó y triunfó el desembarco.