Desde su local en el barrio de Palermo, la diseñadora habla de sus inicios, la relación con las famosas y cómo logró posicionarse siendo emprendedora en la Argentina
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Hace más de tres décadas que Natalia Antolin (56) es una referente del mundo de la moda. Comenzó vistiendo a Nicole Neumann y Carolina “Pampita” Ardohain cuando era apenas adolescentes, mucho antes de que naciera la histórica rivalidad entre ellas. En los 90, saltó a la fama con los looks que diseñaba para la diva del espectáculo Susana Giménez y hoy, con el encanto de Antonela Roccuzzo, la mujer de Lionel Messi, sus prendas lograron exposición internacional. Se reconoce íntima amiga de María Eugenia “la China” Suárez, quien es habitúe de la casa que la diseñadora tiene en Carmelo con su marido uruguayo. La pareja reparte su estadía entre Uruguay y la Argentina. Asegura estar felizmente casada, “algo que no es común después de 20 años de pareja”, y que en lo profesional se encuentra en un gran momento de su carrera, aunque los inicios no fueron fáciles. “Desde afuera uno visualiza lo lindo, pero cuando sos emprendedor hay otro costado que no se ve y es desgastante, muy sacrificado, porque trabajas 24/7”, dice Antolin.
-En tu historia, todo sucedió cuando eras muy joven...
-A los 18 nació mi hijo, Matías, y a los 20 me separé, y con el diseño encontré una salida laboral para la crianza de mi hijo y además pude canalizar la pasión que tenía desde chica por la moda. Yo no estudié diseño, fue algo que tenía intuitivamente, ya desde los 15 años iba a la modista para hacerme mi ropa porque lo que yo me quería poner no lo encontraba en las tiendas. Imaginaba diseños con tops y faldas, volados, lunares... Vengo de familia textil y eso me ayudó a conocer desde chica ese mundo, mi tío tenía una estampería en Los Polvorines y me daba los retazos de tela y con eso hacía mis prendas. Tenían detalles diferentes y mucho de moda, me gustaba como mezclar las texturas y y los estilos.
-¿Cómo repartías el tiempo entre la crianza y el desafío de un nuevo emprendimiento?
-Tuve la suerte de haber tenido el taller en mi casa, trabajaba puerta de por medio. Eso me ayudó a repartirme durante todo el día, fueron años duros, de muchas horas de trabajo, días en los que empezaba muy temprano y terminaba tarde. Por eso, tener el trabajo al lado me permitía estar tranquila, sabía que Matías estaba bien, cerca y con sus cosas. Hoy mi hijo creció, tiene 36 años y trabaja conmigo en la empresa, se ocupa de la parte de e-commerce y tecnología.
-¿Tus modelos siempre se orientaron a festejos?
-Siempre fue lo que más gustó, en algún momento hice jeans, pero mi fuerte venía por el lado de los trajes de noche y vestidos... prendas con mucha impronta, energía y que llaman la atención. La edad de nuestro público comienza con chicas de 15 años hasta señoras que festejan sus 70. Hay muchas segundas o terceras bodas, hemos llegado a tener novias mayores. Existe una tendencia de mujeres de más de 50 que vuelven a casarse o deciden celebrar un super cumpleaños y se visten como si fuera su cumpleaños de 15 y eso nos encanta.
-¿Rinde prestarle los vestidos a las famosas? ¿Esos modelos se venden más?
-A veces sí, pero porque rinde el vestido o el traje que se eligió fue el adecuado. Te das cuenta porque en la misma persona un vestido fue sensación y tal vez, a la semana siguiente esa misma persona usó otra cosa y no pegó tanto. Es decir, hay una sensibilidad que va más allá de la persona, debe ser el vestido justo en el momento preciso.
-Hablando de personalidades que lucieron tus modelos, uno de los más comentados fueron los que usó Antonela Roccuzzo, la mujer de Messi. ¿Cómo nació la relación entre ustedes?
-Nos contactamos hace muchos años por un conocido en común. Hoy mantenemos una relación un poco a la distancia porque cada una está en su lugar. A ella le gustan los diseños que hago y cuando se presenta la ocasión se los acerco. Ella es una diosa total.
-A nivel internacional, ¿Antonela fue un antes y un después? ¿Recibiste pedidos de personalidades del exterior?
-Antonela es el máximo exponente a nivel mundial, por intermedio de ella vestí a Daniella, la mujer de Cesc Fábregas.
-Y a nivel local, ¿cuándo saltaste a la fama?
-A Susana Giménez la vestí cuando hacía la revista y fue muy importante en mi carrera. Ella es fabulosa y muy divertida. Tiene una energía increíble, por algo la gente la sigue tanto. Aunque a la primera que vestí fue a Nicole, ella tenía 14 años, en los desfiles que hacíamos con Vidal Rivas. También a Pampita la vestí durante mucho tiempo, desde que tenía 16 años.
-¿Quién es la mejor vestida de la Argentina?
-Hay varias, cada una con su estilo... Vero Lozano me encanta, me parece increíble porque dentro de su estilo se renueva y aggiorna, lleva muy bien un jean con unas zapatillas y una remera y con un vestido de gala la rompe. También me encantan como se visten Natalia Oreiro y Susana Giménez.
-Con el resultado de las elecciones Fátima Florez es la futura primera dama. ¿Tuviste oportunidad de vestirla? ¿Qué consejo le darías?
-No tuve oportunidad aún, pero por supuesto que lo haría como a cualquier otra mujer. Le daría un consejo si ella me lo pide, en el local hay variedad de estilos, sería cuestión de probar ver cuál le gusta a ella.
-Podes ir y venir sin salir perjudicada de lo que podríamos llamar “la grieta del espectáculo”, vestiste a La China, Nicole y Pampita y a ninguna parece molestarle, ¿cómo lo lograste?
-Mi trabajo me lo tomo profesionalmente y a los temas internos no les presto atención, con los años uno aprende que las cosas que se acomodan solas y yo no me meto. Me focalizo en lo profesional.
-Aunque a la China Suárez varias veces se la vio en tu casa de Carmelo, de hecho dicen que ahí se refugió cuando explotó el escándalo con Wanda Nara y Mauro Icardi.
-No lo diría así. La China es muy amiga y ella viene siempre, en todo momento. No en un momento particular.
-Los famosos pueden tener personalidades complejas, ¿cómo lográs lidiar con los pedidos y las ínfulas de algunos?
-Siendo profesional y apuntando a la excelencia. Siempre hay algo que no les va a gustar, pero yo soy muy positiva y acompaño. Si algo no les convence, se arregla.
-¿Rechazaste vestir algún famoso?
-No me ha pasado. Como en todo, uno tiene afinidades pero en general acá hay estilos variados y el local está abierto a todos.
-¿A quién te gustaría vestir y no lo hiciste aún?
-Me encantaría vestir a Martha Argerich, no la conozco pero sé todo sobre su vida. Yo tengo una pasión muy grande por el piano, es mi hobby, y ella es palabras mayores, la admiro mucho. ¿A nivel internacional? Taylor Swift. Me divierte diseñar para generaciones más jóvenes porque son nuevos desafíos.
-Comentabas que el trabajo de un emprendedor puede ser muy desgastante, ¿hubo algún momento que pensaste en bajar la persiana?
-En el 2000 cuando se dio vuelta la economía fue horrible, toque fondo y empecé de vuelta. Me costó mucho recuperarme pero con esfuerzo, gracias a Dios, pude salir adelante.
-¿Cuál es la parte más emocionante de tu trabajo?
-Cuando vienen mamás que se hicieron su vestido de bodas acá con sus hijas de 15 años es conmovedor. Como en general hago prensas de celebración, me da mucha satisfacción pensar en la cantidad de mujeres que han ido a una fiesta a bailar con uno de mis diseños. De alguna manera es acompañarlas en esos momentos de alegría, esos que son para la foto de la mesita de luz... el recuerdo de esa noche mágica.
Desde hace dos décadas Antolin tiene su local en Palermo (El Salvador 4685), allí brindan un asesoramiento personalizado a sus clientas. Actualmente, con las ventas ventas online sus diseños llegan a todos los países. La enorgullece que el 90 por ciento del personal que trabaja en su empresa sean mujeres “Nos llevamos bárbaro y trabajamos increíble”, enfatiza. El año pasado, la diseñadora en gran evento Antolin festejó sus 30 años en el mundo de la moda, entre las invitadas estaban Eugenia “la China” Suárez, Mery del Cerro, Vero Lozano, Carla Peterson, Paula Chaves y Agustina Casanova.
-Si mirás hacia atrás, ¿volverías a repetir el camino?
-Tengo más de 30 años en el mercado y lo volvería a hacer. Creo que la Argentina es un país de muchas oportunidades claro que en el mercado hay vaivenes y situaciones complicadas, pero no sucede solo acá, es a nivel global, hay que planificar a corto, mediano y largo plazo y estar siempre atenta a los cambios.