Oficinas, escuelas, consultas médicas, gimnasios y hasta obras de teatro se adaptan a esta modalidad: la pandemia nos obliga a mixturar sesiones remotas con encuentros cara a cara en casi todos los ámbitos, como una forma gradual de recuperar nuestras costumbres
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Jorge Suárez interpreta a un psicólogo que recibe en su consultorio a un embustero. Este papel recae en Gabriel “Puma” Goity, quien finge ser un paciente cuando en realidad solo busca que su ex mujer –que se atiende con el psicólogo en cuestión– vuelva con él. Es una comedia, Lo escucho es su nombre. Lo curioso es que las risas retumban en las paredes del teatro Metropolitan Sura de miércoles a domingo, pero los sábados, en la función de las 22, también se oyen puertas adentro de numerosos hogares en donde las notebooks o los smart TV se conectan vía streaming para ver la obra.
Una función de sábado por la noche, pero ahora híbrida. Como tantas otras cosas: la escuela, la oficina, el gimnasio, el recital, la consulta médica. En estos tiempos en los que la flexibilización de la cuarentena adopta formas múltiples, lo presencial se alterna o se superpone con lo virtual de múltiples y cambiantes formas. El desafío es que todo fluya.
De alguna forma, explica Ariel Stolier, director de Producción de Grupo La Plaza, es una evolución: “En 6 meses de cuarentena estricta en que desarrollamos la programación La Plaza Online, que fue vista por 3.3 millones de espectadores, generamos una comunidad de públicos que fueron incorporando progresivamente el hábito y que deriva en esta temporada ya en modalidad híbrida”.
Son cuatro las obras que el grupo tiene en cartel bajo esa modalidad, y pronto incorporará una quinta. Y no es el único que apuesta por modalidades híbridas en el rubro entertainment. El próximo sábado, por ejemplo, Parador Konex ofrecerá un show de Canticuénticos que se podrá disfrutar in situ o... desde cualquier parte del mundo. “No lo habíamos hecho porque pensamos que la interacción con el público y su participación son muy importantes en nuestros conciertos –cuenta Sebastián Cúneo, manager de Canticuénticos–. Pero hacerlo presencial y, por otro lado, a través del streaming, nos permite ofrecerlo a un público al que hasta ahora no podíamos llegar”.
Las modalidades híbridas amplían las audiencias de una manera impensada en el modelo tradicional del espectáculo circunscripto al auditorio. “Con una temporada teatral híbrida buscamos ofrecer una alternativa reformulada para quienes no puedan o prefieran esperar para regresar a una sala teatral, para publicos del interior del país y los países limítrofes, y para quienes buscan una opción más económica para disfrutar del teatro desde sus hogares”, agrega Stolier.
Un momento, no un lugar
En un contexto en el que el distanciamiento social –pero también las restricciones al uso del transporte público y al desplazamiento interjurisdiccional– reformula nuestros hábitos, la posibilidad de optar por no salir de casa pero aun así disfrutar de un evento cultural gana adeptos. Y esta modalidad híbrida trasciende a otras actividades recreacionales.
“Para muchos, el gimnasio pasó de ser un lugar a convertirse en un momento del día –advierte Guillermo Vélez, editor de Mercado Fitness–. Los consumidores están cada vez más orientados hacia un modelo de servicio flexible que les permita elegir en función de sus deseos y posibilidades dónde y cuándo entrenar: a veces en casa, a veces en el gimnasio y a veces en un parque. Muchos gimnasios lo han entendido y apuestan hoy por propuestas híbridas en las que combinan lo mejor de los dos mundos: el digital y el analógico”.
De hecho este modelo híbrido era algo que ya venía gestándose en busca de dar respuesta a quienes quieren mantener su rutina de entrenamiento aun cuando están de viaje o de vacaciones. “Nuestro producto siempre estuvo pensado como una experiencia que combina lo presencial con lo virtual –cuenta Guillermo Mazzoni, CEO de BIGG–. Esto significo una gran ventaja para nosotros, ya que veníamos trabajando hace ya un año en la digitalización de nuestra experiencia. Así fue como rápidamente pudimos brindarles a nuestros socios una App que se convirtió en un servicio sustitutivo de la experiencia que venían teniendo presencialmente”.
La progresiva vuelta a la presencialidad es bienvenida por Mayra Castro, de Abhay, que con el comienzo de la cuarentena tuvo que aprender a dar clases virtuales: “Me vi obligada a partir del confinamiento, ya que no es algo que estaba en mí –asegura–. Ahora que volvió la posibilidad de abrir el estudio, los que pueden volvieron a la presencialidad y los que no siguen con las clases virtuales. Pero noto que la mayoría prefiere la presencialidad, que es mucho más enriquecedora”.
Volver o no volver
Con el comienzo de la cuarentena, Alai Agency mudó a una modalidad 100% home office. “Notamos que el equipo está súper comprometido trabajando desde el hogar, así que seguiremos por ahora trabajando conectados por Zoom –cuenta Jesica Dwek, Directora Creativa y una de las creadoras de esta agencia de marketing digital– . Sin embargo, ahora que se flexibilizó, lo que volvimos a hacer mi socia y yo son reuniones presenciales con nuestros clientes o con potenciales clientes”.
Volver o no volver, hacerlo de forma flexible o híbrida... una reciente encuesta de Grupo Adecco indagó en las motivaciones de los empleados. “Cerca de la mitad de los consultados tiene ganas de volver, pero bajo el modelo híbrido de unos días trabajando en casa y otros en la oficina –cuenta Alexandra Manera, Directora de Recursos Humanos de Adecco–. Casi un 26% asegura que no tiene ninguna intención y que prefiere seguir desarrollando sus tareas desde su casa, un 15% ya se cansó y quiere volver diariamente al modo presencial y un 9% no tuvo opción y ya volvió a la oficina en forma diaria”.
Para Manera, es importante tener algo de presencialidad en la oficina: “Una modalidad 100% virtual tiene la desventaja de perder la socialización de los equipos de trabajo. La oficina sigue siendo el lugar preferente para la colaboración y la innovación”.
“Los empleados que estuvieron trabajando desde sus casas todo el año pasado tomaron muy bien el sistema híbrido. La gran mayoría esperaba con muchas ganas y entusiasmo poder regresar unos días por semana a la oficina, recuperar espacios de sociabilización y reencontrarse con sus jefes y compañeros”, cuenta María Laura de la Fuente, Gerente de Comunicaciones de Merck para Argentina y Chile. Si bien algunas áreas de esta compañía de ciencia y tecnología alemana nunca dejaron la presencialidad, las administrativas y comerciales sí reconvirtieron sus modos de trabajo a un esquema de home office hasta que en enero se implementó un esquema híbrido.
“En el inicio de esta etapa se pautaron reglas claras para los equipos: cada persona podía asistir a trabajar a las oficinas un máximo equivalente al 40% de su tiempo de trabajo semanal y, por otro lado, ningún equipo podía superar el 50% de su presencialidad en las oficinas (en un equipo de 4 personas no podían ir más de 2 el mismo día). También se estableció un gradiente de etapas de presencialidad: se inició con el máximo del 40% del tiempo semanal; luego a partir del 8 de marzo ese porcentaje subió al 50%”, cuenta de la Fuente.
Recuperar ámbitos de sociabilización es uno de los beneficios de este esquema híbrido, agrega, “pero también el poder congeniar actividades de logística familiar/doméstica/personal con el trabajo. En ese sentido, la comprensión por parte de la empresa de estos requerimientos genera mucho agradecimiento y mayor compromiso en sus empleados”.
“Estas nuevas modalidades híbridas aportan grandes ventajas a la salud mental, evitando viajes de 2 horas para ir a trabajar, y a la salud física, fomentando el ejercicio diario y el descanso –afirma Alejandro Martínez, Director de Consumer Engagement de la consultora LLYC–. Esto nos invita a reflexionar sobre el tiempo y cómo lo usamos, y sobre el poder de elección del espacio respondiendo a las distintas necesidades, funcionalidades y bienestar individuales de cada uno de los colaboradores. Un ejemplo muy claro son los colaboradores que son padres, donde las clases también mutaron a una modalidad híbrida; el poder combinar las clases online de los niños con los días de trabajo en casa es uno de los beneficios más importantes”.
Para Alejandro Artopoulos, especialista en innovación pedagógica y profesor de la Universidad de San Andrés, estos nuevos escenarios tienen dentro de sus principales obstáculos el cultural: “Aun cuando las empresas tengan procesos en la nube, se acostumbren al comercio electrónico y vayan haciendo su transición, el problema es cómo los equipos de trabajo se gestionan hacia adentro de las oficinas. En muchas empresas el control y la coordinación dependen del control visual de los jefes. Por otro lado, también hay muchos equipos que evitan estar en línea desde sus casas para que el control no sea las 24 horas”.
Cable a tierra
De todos los ámbitos en los cuales la flexibilización de la cuarentena ha cambiado más radicalmente la dinámica es el de la educación. Son innumerables los esquemas con los cuales las clases adoptaron un esquema híbrido, demandando una logística especial por parte de todos los actores involucrados. “El curso de Gastón está dividido en 2: A y B –cuenta su mamá, Marcela Zorzoli, también docente–. La primera semana el grupo A concurre al cole a la mañana y tiene Zoom por la tarde, mientras el grupo B tiene Zoom por la mañana y concurre a la tarde. En la segunda semana se invierten los turnos. Las clases que se dan en el cole se transmiten por streaming a los que están en casa”.
En el cole de Carola Dolcini, de 10 años, el esquema es otro: “En su burbuja, una semana tiene 2 días presencial y la siguiente semana 3 días, con una carga horaria de 4 horas diarias; y a eso se suman en las dos semanas los Zoom de inglés”, cuenta Ezilda Parnisari, su mamá, y agrega: “Se complica desde la logística, por suerte cuento con una hermana mayor que me ayuda. Lo bueno es que, trabajando ahora desde casa, puedo ayudarla cuando ella está haciendo tarea, por ejemplo. No siempre es una atención plena, porque yo estoy trabajando, pero estamos juntas, cada una con su dispositivo. Creo que fortaleció nuestro vínculo, ya que yo siempre fui una mamá que trabajó afuera”.
En la escuela, el modelo híbrido es vivido como un paso previo hacia la presencialidad plena, y su dinámica cambiante lo confirma. “El formato híbrido tiene muchos problemas de implementación –opina Artopulos–. En particular, que muchos docentes no tienen tiempo para administrar o gestionar las dos modalidades. Lo único que sostiene hoy la modalidad hibrida es que es un alivio y cable a tierra para todas las familias. Pero en el largo plazo es bastante poco sostenible”.
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