¿Cómo podemos evitar el exceso de consumo energético, las toneladas de plástico y envoltorios o los enormes desperdicios de comida?
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Aún a riesgo de sonar como el Grinch, aquel malhumorado personaje de la literatura infantil que inmortalizó Jim Carrey a principios del 2000, alguien tiene que decirlo: la Navidad no es una época feliz para el ambiente.
Entre los brindis varios, las reuniones familiares y los regalos, el fin de año suele volverse un momento de licencia, en el que cedemos a los encantos del marketing navideño, dando rienda suelta a un consumo desmedido, muchas veces incluso dejando de lado valiosos hábitos sustentables que ya teníamos incorporados.
¿Cuán mala es la Navidad para el planeta? Es difícil de cuantificar pero la lista del impacto ambiental negativo que producen las fiestas es tan extensa que abrumaría al mismísimo Papá Noel. Exceso de consumo energético, toneladas de basura entre envoltorios y plásticos, enormes desperdicios de comida y una intensa contaminación sonora son algunas de las secuelas de los multitudinarios festejos.
Por eso antes de comenzar con los preparativos navideños es importante tomarse unos minutos para reflexionar sobre el hecho de que cada acción individual cuenta y que lo que hagamos o dejemos de hacer tiene un impacto en la naturaleza. En las vísperas de un nuevo año, van algunas recomendaciones para pasar unas fiestas más sustentables.
Regalos conscientes
La Navidad puede ser una gran oportunidad para explorar alternativas de consumo ético. Según los especialistas de Fundación Vida Silvestre Argentina, es clave pensar en los materiales a la hora de armar la lista de regalos. “Procurar elegir los que estén hechos de materiales reciclados o certificados por sus buenas prácticas, intentar elegir aquellos cuyo packaging es menor y evitar los artículos de plástico de un solo uso que no se pueden reciclar”, explican. Y agregan: “Otro consejo es optar por regalos artesanales o de producción local. Y pensar en la durabilidad del regalo: si es posible repararlo en caso de que alguna de sus piezas falle o si se puede reciclar al cumplir su vida útil”. Al respecto, plataformas como Directorio Sustentable ofrecen alternativas económicas, ecológicas y locales que conectan el trabajo de productores, artesanos y creadores con consumidores conscientes.
Regalá naturaleza
Siempre es una buena alternativa regalar una experiencia, que suele tener un menor impacto ambiental que un objeto físico. O aun mejor, convertir ese regalo en apoyo a una ONG y así contribuir al cuidado de los ecosistemas. ¿Cómo hacerlo? Por ejemplo, financiando la plantación de árboles nativos. Inspiradoras iniciativas de restauración como Bosques de Agua, que acaba de plantar 110.000 árboles en los cerros de Córdoba, o Seamos Bosques, con su trabajo de conservación en la yunga tucumana, permiten regalar un árbol en apenas un par de clicks.
Envoltorios: lo importante es lo de adentro
La Navidad es una verdadera pesadilla en términos de basura. Según mediciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en algunos países la producción de residuos en el mes de diciembre puede aumentar hasta un 30%, en parte debido al uso de cajas y envoltorios para regalos. Por eso, desde Fundación Vida Silvestre aconsejan poner a prueba nuestras habilidades para envolver. “Recomendamos buscar tarjetas y papel para envolver fabricados con papel reciclado, y luego asegurarse de reciclarlo. También es clave evitar usar moños y cintas de plástico, así como papel con reverso de aluminio o aquellos con brillo que no sean reciclables”, detallan en la ONG. Y agregan: “En línea hay tutoriales de técnicas para envolver que no requieren el uso de cintas, incluso se puede probar el furoshiki, una tela japonesa tradicional que se usa para envolver y transportar regalos. Es un empaque hermoso y reutilizable”.
Cero desperdicio
A la hora de planificar el banquete navideño, hay que tener en cuenta que alrededor de un 30% del total de alimentos que se producen en el mundo terminan en la basura. Y que esa misma producción es una de las principales causas de pérdida de biodiversidad. Por lo tanto, el consejo es simple: calcular y planificar responsablemente el menú para evitar desperdicios. Y en todo caso, reciclar las sobras en los días posteriores. En cuanto a las recetas, priorizar aquellas con alimentos de estación y locales, que por lo general son más sabrosos y tienen un menor impacto. Y por supuesto, no caer en la tentación de usar vajilla descartable, por más indigesto que pueda ser lavar los platos con los familiares tras una cena multitudinaria. Al fin de cuentas, son pequeños regalos de conciencia que entre todos podemos hacerle a la Tierra.ß
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