Según un estudio, hasta el 50% desearía que algunas de ellas, como Twitter o TikTok, nunca hubieran sido inventadas
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NUEVA YORK.– ¿Las redes sociales fueron un buen invento? Una forma de cuantificar el valor de un producto es averiguar cuántas de las personas que lo utilizan desearían que nunca se hubiera inventado. Su penetración en el mercado mundial ha sido más rápida que la de casi cualquier otro producto de la historia. La categoría se afianzó a principios de los 2000 con Friendster, MySpace y la que se alzó por encima de todas: Facebook. Para 2020, más de la mitad de los seres humanos utilizaba algún tipo de red social.
Si se tratara de cualquier producto normal, supondríamos que a la gente le encanta y está agradecida a las empresas que se lo proporcionan, nada menos que gratuitamente. Pero resulta que a quien no le gustan las redes sociales le resulta difícil evitarlas, porque cuando todo el mundo está en ellas, los abstemios empiezan a perderse información, tendencias y chismes. Esto es especialmente doloroso para los adolescentes, cuyas redes sociales han migrado, desde principios de la década de 2010, a unas pocas plataformas gigantes.
¿Qué piensa realmente la generación Z de las redes sociales? ¿Se parecen más a los walkie-talkies, que casi nadie desearía que nunca se hubieran inventado? ¿O es más como los cigarrillos, donde los fumadores a menudo dicen que disfrutan fumando, pero más del 71% de los fumadores se arrepienten de haber empezado?
Recientemente hemos colaborado en una encuesta nacional representativa de 1006 adultos de la generación Z (entre 18 y 27 años). Les preguntamos sobre su uso de las redes sociales, sus opiniones acerca de los efectos de estas en ellos mismos y en la sociedad y sobre qué tipo de reformas apoyarían. Esto es lo que descubrimos.
En primer lugar, el número de horas diarias que pasan en las redes sociales es asombroso. Más del 60% de nuestros encuestados dijeron que pasaban al menos cuatro horas al día, y el 23% dijo que pasaban siete o más horas al día en las redes sociales. En segundo lugar, nuestros encuestados reconocen el daño que las redes sociales causan a la sociedad: el 60% dijo que tienen un impacto negativo (frente al 32% que afirma que tienen un impacto positivo).
En cuanto a sus propias vidas, el 52% de la muestra total dijo que las redes sociales los ha beneficiado y el 29% que los ha perjudicado. Aunque el porcentaje que cita beneficios personales específicos suele ser mayor que el que cita perjuicios, esto es menos cierto en el caso de las mujeres y los encuestados de la comunidad LGBTQ. Por ejemplo, el 37% de los encuestados dijo que las redes sociales tenían un impacto negativo en su salud emocional, con un número significativamente mayor de mujeres (44 %) que de hombres (31 %), y con más encuestados de la comunidad LGBTQ (47%) que no parte de la misma (35 %). Hemos encontrado que las redes sociales perjudican desproporcionadamente a los jóvenes de grupos históricamente desfavorecidos en una amplia gama de encuestas.
E incluso cuando más encuestados citan más beneficios que daños, eso no justifica la distribución no regulada de un producto de consumo que está perjudicando a millones de niños y jóvenes. No estamos hablando solo de sentimientos de tristeza debido al miedo por perderse de algo o a la comparación social. Estamos hablando de una serie de riesgos documentados que afectan a los grandes consumidores, como la privación del sueño, la distorsión de la imagen corporal, la depresión, la ansiedad, la exposición a contenidos que promueven el suicidio y los trastornos alimentarios, la depredación sexual y la sextorsión, y el “uso problemático”, que es el término que utilizan los psicólogos para describir el uso excesivo compulsivo que interfiere con el éxito en otras áreas de la vida.
Si cualquier otro producto de consumo causara daños graves a más de uno de cada 10 de sus jóvenes usuarios, se produciría una oleada de leyes estatales y federales para prohibirlo o regularlo.
Pasemos a la prueba definitiva del arrepentimiento: pedimos a los encuestados que nos dijeran, para varias plataformas y productos, si desearían que “nunca se hubiera inventado”. Cinco preguntas arrojaron niveles bajos de arrepentimiento: YouTube (15%), Netflix (17%), la propia internet (17%), las aplicaciones de mensajería (19 %) y los teléfonos inteligentes (21%). Interpretamos estas cifras tan bajas como una indicación de que la generación Z no lamenta demasiado las funciones básicas de comunicación, narración y búsqueda de información de internet..
Pero las respuestas fueron diferentes para las principales plataformas de medios sociales que más preocupan a los padres y a la propia generación Z. Muchos más encuestados desearían que estos productos nunca se hubieran inventado: Instagram (34%), Facebook (37%), Snapchat (43%, y las plataformas más lamentadas de todas: TikTok (47%) y X/Twitter (50%).
Nuestra encuesta muestra que muchos miembros de la generación Z ven peligros y costos sustanciales en las redes sociales. La mayoría de ellos quiere plataformas mejores y más seguras, y muchos no creen que estas plataformas sean adecuadas para los niños.
Jonathan Haidt y Will Johnson