En esta temporada atraen a los turistas de El Chiringo y de La Barra
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Un mate gigante de madera y una cabina de DJ en forma de diamante invertido sorprenden a los turistas en las playas de Uruguay. Las estructuras desarmables que se transportan en camioneta están realizadas en madera y metal y funcionan como intervenciones artísticas. Las obras del arquitecto argentino Franco Beverati (39) invitan al público a realizar experiencias inmersivas. De día, los mates protegen del viento y del sol. Y de noche, se transforman en un faro que ilumina el parador de El Chiringo, en José Ignacio, y el predio del hotel Big Bang Nature Stays, en Sauce de Portezuelo, donde convive con más objetos esculturales.
Con ramas caídas y encontradas en los médanos de José Ignacio, el arquitecto levantó el mate que toma vida propia. Sobre todo, al atardecer, cuando se convierte en una cabina para que se instalen los DJs a pasar música. Celebrar la caída del sol es un clásico del Este y en El Chiringo sostienen la tradición: “La gente está muy relajada, sin poses. Dispuestos a rodear el mate, bailar al aire libre, festejar y escuchar buena música”, señala Beverati, que estudió Arquitectura en la Facultad de Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (FADU UBA). “En el hotel pasa lo mismo, el mate convoca. Está revestido de cortezas de la zona”, dice.
En tanto, el diamante invertido al que bautizaron “la joya” es una estructura metálica portable que viaja en camioneta cada vez que se la requiera en eventos, fiestas o festivales. La última vez que se armó fue hace un par de semanas en Portal Bosque, un predio de La Barra cercano a Laguna Blanca. Allí tocó Roque Bellini, uno de los dj más conocidos del Este. “La estructura permite que la gente trepe sobre la cabeza del DJ, interactúe con la música y forme parte de la pista de baile al aire libre. Se generan momentos mágicos”, apunta Beverati sobre el sistema equipado con luces audiorítmicas que reaccionan y se activan con el sonido.
La idea de darle forma a objetos escultóricos surgió en Nevada, Estados Unidos, en pleno desierto. Allí se realiza anualmente el evento Burning Man, un “experimento social” al decir del arquitecto que participó en tres ediciones. Los orígenes de este encuentro –no es un festival ya que no tiene sponsors—se remontan a 1986, cuando varios amigos quemaron una estatua de madera con forma de hombre en las playas de San Francisco. Poco a poco se instaló el formato y se convirtió en un ritual ineludible para miles de personas que durante una semana conviven en pleno desierto sin dinero. Lo único que se vende es hielo.
“Cada uno se lleva sus víveres y gestiona su basura para cuidar el entorno. Hay reglas a cumplir, el respeto por el otro es la principal. Es muy loco lo que pasa ahí. Las movidas creativas y artísticas tienen muchísimo nivel y se muestran desde escenarios móviles montados en carros con sonido”, cuenta el arquitecto que viajó con sus mates al desierto. “Fue un flash compartir esa semana con tantos artistas. Como no hay electricidad diseñamos una red de pantallas solares automatizadas. Me explotó la cabeza. Fue una experiencia transformadora, volví fascinado”, recuerda.
Al tiempo participó de la edición argentina de Burning Man que se realizó en Tandil, en 2018, bajo el nombre Fuego Austral. Con el mismo formato colaborativo y la mística intacta del gran fin de fiesta cuando queman las estructuras de madera. “Una metáfora al ego humano que se desvanece entre las llamas”, explica el arquitecto que hizo arder allí su primer mate de madera.
El futuro de las estructuras instaladas en Uruguay aún es incierto, aunque al arquitecto argentino le gustaría que tengan el mismo destino que en Burning Man. “Les propuse a los propietarios de El Chiringo y del hotel que lleguen intactos hasta Semana Santa. Y que después los prendan fuego. Pero ya es decisión de ellos”, apunta.
Las estructuras no requieren mantenimiento ya que previamente fueron tratadas con protección para exteriores. Y la trama de troncos, ramas y madera no obedecen a ningún diseño predeterminado. “Lo armamos entre varias personas, nos organizamos para buscar ramas secas entre los médanos y los arbustos”, repasa Beverati. Junto a su esposa Soraya y sus mellizos de 3 años y medio (Mila y Vicente), los Beverati planean instalarse en Uruguay. “Queremos asumir ese desafío, pensamos en un cambio de vida”, dice el arquitecto que en Argentina participó en la dirección de obra de barrios cerrados, como Las Tipas en Nordelta y Consultatio. Sin embargo, su sueño es llevar los mates gigantes de gira por el mundo: “Ahora que Argentina es campeón mundial sería espectacular armar intervenciones artísticas y a beneficio por todas partes”, concluye.
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