Lo que comenzó como una exhibición de lujo y celebraciones en las redes sociales derivó en una fatídica espiral de mentiras, deudas y muerte
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NUEVA YORK.– En la moderna edad dorada de Nueva York, una en la que Instagram está inundado de muestras desenfrenadas de riqueza, Brandon y Candice Miller formaban parte de la realeza. En la fiesta de su décimo aniversario de bodas, con temática de Sueño de una noche de verano, celebraron en su casa de vacaciones de 511 metros cuadrados en los Hamptons. Todo culminó con el tipo de imágenes para despertar la envidia que esperaban los cerca de 80.000 seguidores de Mama and Tata, la popular cuenta de Instagram de Candice Miller, que ofrecía fotos y videos de su vida sofisticada.
La fiesta de una Noche de verano fue en 2019. Cinco años después, la imagen glamorosa que Candice Miller cultivó y promocionó ha desaparecido, y ha sido sustituida por angustia, ira y una montaña de deudas. Su marido ya no está. La casa en la que vivían tan ostentosamente en realidad no es suya. Las demandas de acreedores, las quiebras empresariales, las inversiones fallidas e incluso un barco embargado –el Miller Time– indican que la riqueza necesaria para mantener su estilo de vida se había evaporado, si es que alguna vez existió.
Brandon Miller, de 43 años, murió el 3 de julio en un hospital de Southampton. Una nota de suicidio indicaba que se había matado mientras su esposa y sus hijas estaban de vacaciones en la costa italiana de Amalfi. Su familia quedó pasmada. Cuando Candice Miller fue contactada para hacer comentarios, un portavoz de la familia dijo que ella y las niñas estaban abrumadas por el dolor.
Hoy, la caída de los Miller se ha convertido en el centro de conversaciones obsesivas en los Hamptons.
Mama and Tata
Es posible que ningún otro lugar en Estados Unidos esté tan preparado para Instagram como los Hamptons. Candice Miller, de 42 años, aportó a ese canon cuando ella y su hermana, Jenna Crespi, crearon en 2016 el sitio web y la cuenta de Instagram Mama and Tata para ofrecer consejos de moda, compras y decoración a mujeres adineradas.
La cuenta destacaba a personas de la órbita de Miller, como Ivanka Trump. Pero, sobre todo, mostraba la vida personal y los gustos de Miller. Era conocida por sus vestidos y por sus sesiones privadas de fitness (de unosUS$ 250 la hora, además de los US$ 900 mensuales de la cuota de socio del estudio), que grababa y compartía en internet.
Brandon Miller, por su parte, evitaba las redes sociales. Sus amigos lo describían como un aficionado al cine, al baloncesto y a los coches. Pero cuando se trataba de la devoción de su mujer por compartir su vida en internet, ella decía que él estaba de acuerdo. “Tengo el marido que más me apoya, quien me anima a hacer todo lo que me gusta”, declaró.
Fuera de las cámaras, ella supervisaba el cuidado de los niños y él se centraba en sus negocios, de los que rara vez hablaban. Brandon Miller desarrollaba proyectos comerciales y residenciales en TriBeCa, Harlem y el Meatpacking District. Empezó a trabajar en el sector inmobiliario pocos años después de graduarse en la Universidad de Brown, uniéndose a la empresa de su padre. Al principio de su matrimonio, la empresa construyó un edificio residencial en TriBeCa y Miller adquirió la unidad 3 –el penthouse– para su familia. Él y su padre también compraron dos terrenos conectados en los Hamptons. Construyeron casas en ambos y vendieron una en el mercado abierto. Miller se quedó con la otra. Las casas adquiridas a la empresa de su padre permitieron que los Miller vivieran como si fueran megamillonarios.
Pero la actividad principal de Brandon Miller era el desarrollo comercial de propiedades. En un proyecto típico, recaudaba dinero de inversores para asegurarse el arrendamiento a largo plazo de una parcela de terreno antes de encargar a los arquitectos la planificación de un edificio. Cuando conseguía los permisos, vendía el contrato de arrendamiento, el plano del edificio y los permisos a otro promotor para obtener una ganancia, o se endeudaba más para cubrir los costos de construcción.
En 2016, tras la muerte de su padre, Brandon Miller se hizo cargo de la empresa, pero la pandemia dificultó ese negocio, que ya era desafiante, pues el mercado inmobiliario de la ciudad se desplomó. Y aunque el mercado residencial se recuperó, la demanda de oficinas no volvió a los niveles previos a la pandemia.
Brandon Miller se encontraba en un aprieto financiero. En 2021, cerca del punto más bajo del mercado pandémico, vendió la casa familiar de TriBeCa por algo más de US$9 millones. En su lugar, alquilaron un apartamento de cinco dormitorios y 407 metros cuadrados en Park Avenue y East 71st Street, con el que mantuvieron las apariencias por US$ 47.000 al mes. Decoraron con muebles alquilados por los que pagaron US$ 180.000 durante un año, y US$ 12.000 al mes después del primer año. Si eso era reducir gastos, no fue suficiente.
Miller dejó de pagar algunas de las facturas de la familia, incluyendo las tasas de atraque de su lancha Van Dutch y apalancó el bien más preciado, la casa de los Hamptons, que acumulaba una hipoteca sobre otra. Pidió un préstamo de US$ 6,1 millones a un banco convencional. Luego obtuvo otra hipoteca de US$ 2 millones. Los Miller siguieron agasajando a sus invitados a lo grande. En agosto de 2022, organizaron una fiesta temática en un restaurante frente al mar en Montauk. Candice Miller posó para las fotos en un elegante vestido blanco, pero la desesperación de Brandon Miller empeoraba. Unas semanas más tarde, pidió prestado aún más dinero: una hipoteca de US$ 2 millones de un prestamista. En otoño de 2023, Brandon Miller ya no podía ocultar la tensión.
Sus problemas empresariales no remitieron. Se hizo con el arrendamiento de un terreno cerca del High Line en Manhattan que requeriría pagos anuales de más de US$ 2 millones. E inmediatamente pidió un préstamo de US$ 1,5 millones, según documentos públicos. Al cabo de unos meses, se retrasó en los pagos del arrendamiento, dijo el propietario del terreno.
La presión se intensificó cuando una empresa de capital privado que había prestado US$ 36 millones a la empresa de Miller para ayudar a financiar un desarrollo intentó cobrar el pago atrasado. En casa, los acreedores también exigían dinero. El puerto deportivo que prestaba servicios a la embarcación de los Miller interpuso una demanda por US$ 55.000. La empresa de alquiler de muebles alegó que él debía US$ 100.000 en honorarios.
A finales de enero, la familia tenía planes para viajar a Europa, pero Miller le dijo a su esposa que tenía que quedarse en casa para cerrar un trato, y la animó a ella y a las niñas a ir sin él. Esa misma semana, se puso en contacto con al menos un amigo para pedirle un préstamo que debería haber sido el equivalente a monedas en el bolsillo para alguien como él: US$ 1000.
El 30 de junio, se avisó a la policía que había saltado una alarma de monóxido de carbono en casa de los Miller. Los servicios médicos de urgencia encontraron a Brandon Miller inconsciente en un Porsche Carrera blanco con una foto de él, su esposa y sus hijas. En un correo electrónico enviado a su esposa, Brandon Miller admitió que había mentido. Dijo que no pudo concretar el negocio que esperaba que los salvara. Expresó su amor por su mujer y sus hijas. La nota mencionaba dos pólizas de seguro de vida por un total de unos 15 millones de dólares. Escribió que había luchado contra sentimientos oscuros durante años.Fue enterrado junto a su padre en una ceremonia en el cementerio. El desmantelamiento de su vida de ensueño comenzó casi de inmediato. Un prestamista hipotecario demandó a Candice Miller por US$ 800.000 en pagos atrasados e intereses. El Miller Time fue embargado. Y la cuenta de Instagram de Mama and Tata se cerró.
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