Expertos explican cuál es la indumentaria y el equipamiento perfecto para que los ciclistas urbanos puedan afrontar los días de frío y de lluvia
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Protagonista de la micromovilidad, hoy la bicicleta –que este jueves celebra su día mundial– rueda más que nunca, sobre todo en las ciudades donde, Covid mediante, se transformó en la heroína de las calles. Con la llegada del invierno y la intensificación de las restricciones a la vida outdoors, usuarios y especialistas aconsejan tips para seguir rodando a pesar del frío y la lluvia.
Pedalear liviano es una de las primeras consignas que aplica tanto a la indumentaria como al equipaje y los accesorios. Impermeables, flexibles, plegables y funcionales son los principales atributos de alforjas, abrigos, mochilas y dispositivos diseñados para asegurarse un viaje placentero aún cuando el clima no ayude.
“La elección del casco es clave. Los del tipo urbano, redondos, son ideales para el invierno porque son menos aireados que los otros. Deben estar homologados por sus fabricantes. Hay modelos que vienen con visera transparente rebatible para proteger del viento y la lluvia”, señala Rubén Minond, al frente de Tienda Bike.
En cuanto a las luces, Minond sugiere optar por las que se sincronizan: “la trasera funciona como autostop, parpadea cuando se acciona el freno”. Los detalles reflectivos en la ropa o las costuras de camperas y pantalones también son estrategias para circular cuando baja el sol.
“Las luces que se cargan por USB son muy potentes y llegan al mismo nivel de iluminación que los autos”, sugiere Jerónimo Romero, de Güeya, una firma de complementos específicos para andar en bici. Entre otros, diseñaron una mochila funcional y plegable, “que permite ir guardando las capas de ropa que te sacás cuando entrás en calor”, dice Romero. La mochila está confeccionada con tela cordura, un tejido resistente de poliéster cubierto por láminas de PVC en la parte exterior. Además, fabrican estribos con materiales de escalada (cinta tubular de nylon, usada para deportes de riesgo) que aseguran los pies a los pedales y evitan resbalones. “La bici tiene que ser una aliada, traer soluciones, no problemas. Acompañar la movilidad de manera práctica. Lo mismo con los accesorios”, sugiere.
En este sentido, el diseñador industrial Leandro Laurencena desarrolló “straps” en cuero y con velcros para sujetar pantalones. Protegen del frío, evitan la entrada de agua y están confeccionados con vivos reflectores. Además, desde Belvento, diseñó una alforja impermeable y flexible con el sistema de anclaje alemán KlickFlix, fácil de montar y desmontar.
En cuanto a la indumentaria, lo recomendable es un sistema de capas tipo cebolla: Remeras térmicas, calzas cortas sobre largas, abrigo liviano y rompevientos para completar el conjunto. “Los guantes de dedos completos, táctiles y antideslizantes son los más indicados si hace falta chequear el celular durante el viaje. Cuellitos para la boca tipo buff ayudan muchísimo a controlar la temperatura y la transpiración”, dice Guillermo Cremaschi, ciclista profesional. En su equipo no pueden faltar las polainas y cubrebotas cerrados de neoprene. “Son súper útiles para las extremidades, que son las partes del cuerpo que más calor pierden y más sufren el frío y el viento. Porque los pies están quietos, no hacen nada. Y entonces no les llega la sangre”, dice sobre su experiencia en la ciudad y los circuitos de montaña a los que suele aventurarse.
Desde Neuquén, en tanto, Guillermo Ravagnan ofrece sus tips. Tres veces ganador de la carrera del Camino de los 7 lagos, que une Villa La Angostura y San Martín de los Andes, el ciclista recomienda utilizar medias gruesas para la punta de los dedos y los buff también debajo del casco. Estas bandanas o pañuelos tubulares son súper livianas. Cuentan con tejido elástico de microfibras, no tienen costuras ni dobladillos que irriten la piel. Ravagnan también indica prestar atención al kit de herramientas básicas: cámara de repuesto, juego de llaves en las medidas estándar 4, 5 y 6, correas, abrojos, lija y parche. “Lo mínimo e indispensable cabe en un bolsito impermeable que se ajusta debajo del asiento”, asegura.
No al pavimento mojado
Además de las bicis que coparon las calles, los monopatines eléctricos también ganaron terreno. Su uso está permitido para mayores de 16 años y no pueden exceder la velocidad de 25 km por hora. Para estos usuarios urbanos el casco es imprescindible, además de ciertos recaudos a tomar cuando cae la noche. Martín Maestrojuan, director comercial de la compañía Max You es contundente: “Hay que evitar la circulación en monopatín sobre el pavimento mojado. Lo ideal es circular durante climas templados y con el suelo seco y no se recomienda utilizarlo los días de lluvia. Si no queda opción, entonces se debe reducir la velocidad para evitar resbalones. Además, los dispositivos pueden oxidarse con el paso del tiempo y se pueden dañar las baterías”, advierte.