Con cuatro temporadas disponibles, tocó una fibra en la generación que sigue de cerca temas como el feminismo, el trabajo y la amistad
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Desde su lanzamiento en 2017 y con solo cinco temporadas, (aunque recién ahora se subieron cuatro disponibles a Netflix), The Bold Type se convirtió en unas de las más vistas de la plataforma en países tan variados como Estados Unidos, India o Argentina, donde además se volvió el hit silencioso de esta parte de la cuarentena. Comparada con series históricas como Sex and the City o la más reciente Girls, el espinel temático de The Bold Type es mucho más variado que el de sus predecesoras y tal vez por eso generó furor entre jóvenes y no tanto. Pero, ¿a qué se debe el boom? Después de todo no es la primera ni será la última serie que aborda los conflictos personales y laborales de mujeres urbanas, profesionales y solteras...
Homenajeando a la revista Cosmopolitan y su editora en la vida real, Joanna Coles (quien también es la productora ejecutiva de la serie), The Bold Type parece haber logrado la fórmula justa para los tiempos de escasa atención, feminismo en alta y baja moral a raíz de la pandemia que corren: un estilo definido por el New Yorker como woke fantasy. Con un aire fresco, contemporáneo y apuntada al público Millennial, toca diversos temas de género, trabajo, salud, actualidad y coyuntura, con puntos altos y otros más irregulares, pero con franqueza y empatía, al tiempo que destaca especialmente por su mirada positiva sobre la amistad femenina, los roles de liderazgo y mentoreo entre mujeres en el trabajo, y las contradicciones del ideal del feminismo.
Quizás uno de los hallazgos de la serie sea mostrar que, aun en un ambiente glamoroso como una revista de moda, la competencia, el acoso, el acomodo, el sexismo y el racismo, los problemas de relaciones públicas, y hasta el bullying a través de las redes sociales son problemáticas cotidianas y algo con lo que muchas mujeres deben aprender a lidiar desde que son pasantes hasta que llegan al puesto de sus sueños. E incluso cuando llegan ahí también.
Si bien surgieron críticas en las redes sociales sobre el carácter poco realista de ciertas partes de la trama en relación al manejo del dinero y la situación de estas tres jóvenes, otros plantean que el relato se acerca bastante a lo que sucede en ciertos ámbitos. “Desde el periodismo se plantean temáticas muy actuales que se viven hoy en las redacciones tradicionales. La guerra papel vs. online, la influencia del board en la línea editorial y el laburo de editores y editoras que se manejan con lo que tienen para hacer más cosas o hacer las notas que quieren dentro de ese ámbito”, dice Lucila Lopardo, periodista y productora en Posta fm. “Yo la empecé a ver pensando que era un contenido totalmente básico y me sorprendió. Obvio que en lo superficial mantiene los estereotipos de siempre: ellas son hermosas, jóvenes, y siempre tienen ropa nueva. Pero creo que desde el contenido y los conflictos sorprende por lo inesperado, se habla de aborto, se habla de padres ausentes, se habla de sexualidad, diversidad y violencia de género”.
Sororidad
Otro rasgo que parece haber cautivado a muchas mujeres jóvenes es el personaje de Jackeline Carlyle, la jefa de redacción. Un modelo de mujer exitosa pero solidaria, cuyo liderazgo positivo y colaborativo, inspira y hace crecer a las mujeres a su alrededor. Frases como “Tenés que tomar aire, tomarte una hora, desmoronarte y volver, y vamos a resolver esto juntas”, se convirtieron en el mantra que toda empleada desearía que su jefa le dijera, pero que también reflejan un modelo aspiracional y una relación con el trabajo sustancialmente distinta a la de la generación que pensó, escribió y vio Sex and the City.
“Es muy inspirador que muestren un liderazgo femenino no déspota que realmente demuestre valores positivos y dé el ejemplo de que se puede liderar sin competir. Obvio que en lo profesional hay cosas muy poco realistas, pero las decisiones que toman y varias lecciones relacionadas me parecen especialmente reconocibles en nuestras vidas laborales”, confiesa Ana Paula Valacco, parte de la ONG Voces Vitales, que tiene programas de mentoreo para mujeres profesionales y actual fundadora de @alumnivoces.
Más allá de algunas similitudes en los personajes o el outline general de la trama con otras series, realmente se trata de un producto de otra era, con otras problemáticas y se nota el esfuerzo –a veces demasiado explícitamente– por contarlo.
Por todo esto, los aspectos más lúdicos y pasatistas y los más serios y dramáticos, la serie se ha convertido en el producto “escapista y feminista que necesitamos hoy en día”, como propone la revista Glamour. Además, la luz con la que se muestra la amistad femenina es ciertamente candorosa, aunque no por eso falsa o menos real. De hecho no es incidental que en un momento cultural como éste más mujeres jóvenes se identifiquen con el rol de amigas-familia antes que frenemies. La imagen sobre la amistad en los veintipico que muestra The Bold Type no es una sin peleas o contradicciones, pero siempre se parte de la base de la crítica constructiva y de estar incondicionalmente las unas para las otras.
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