Las mellizas Abril y Lourdes Ruhstaller triunfaron como modelos para Marc Jacobs y editoriales con para publicaciones internacionales con Gucci, Chanel y Louis Vuitton. Hoy, con 23 años, se dedican a la pastelería. “Para hacer la plata que hacés un día en un shooting, en gastronomía tenés que trabajar cuatro meses, todos los días, ocho horas de lunes a viernes”
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“Somos mellizas pero, tan iguales que dicen que hay alguna posibilidad que hayamos sido un mismo óvulo, gemelas”, explica Lourdes Ruhstaller. “Un mismo óvulo que se separó con bolsa y todo, por eso somos tan parecidas”, confirma su hermana Abril. Con sus 23 años, las mellizas Ruhstaller acostumbran a responder al unísono, completan sus frases y acostumbran a hablar de sí mismas en plural. Modelos y pasteleras, son furor en las redes sociales.
“Nos descubrió Lorena Ceriscioli en una playa de Punta del Este. Teníamos doce años y desde los trece que modelamos”. Fichadas con la agencia Lo Management, las Ruhstaller protagonizaron campañas gráficas para Allô Martínez, Kosiuko y Sofía, de Ricky Sarkany “haciendo campañas donde parecíamos grandes y, desde ahí como que no paramos”, detallan.
¿Siempre juntas?
Lourdes- Siempre, a la gente le gusta que seamos las dos, iguales. En campañas publicitarias, pega más. Así laburamos acá un montón y, a los dieciséis años nos fuimos a trabajar a París. Nuestros papás como que son relajados con ése tema, se pusieron recontentos por nosotras, nos dijeron “vayan, es una recontra experiencia”
¿No les pareció que eran chicas o que se perdían cosas?
Abril- Mi papá es contador y mi mamá es profesora de yoga. Nada que ver con la moda, pero apenas nos lo propusieron, no lo dudaron ni dos segundos. En Europa estuvimos con otra agencia, Viva Paris y en cuatro meses viviendo solas e hicimos de todo. Revistas de Vogue, Marie Claire France, todas las típicas de allá. Viajamos mucho. París era nuestra base y de ahí viajamos al desierto en Marruecos, a Londres… No sentimos que nos perdiéramos nada. Estábamos como en otro plano, mis amigas en el colegio y nosotras viajando por el mundo, haciendo editoriales con Louis Vuitton y Gucci.
¿Cómo les fue en París?
Lourdes- Entrábamos a los castings –Dior, Louis Vuitton, Chanel- los “castineros” flasheaban con cuan jóvenes y parecidas éramos. Por suerte éramos dos, así que nos acompañábamos e íbamos juntas a todos lados. Hoy, con veintitrés años lo pienso y no lo puedo creer. Veo a chicas de dieciséis años y me parecen unas niñas. Nosotras con esa edad creíamos que teníamos veinticinco, vivíamos en un departamento en Le Marais con otras modelos de esa edad, británicas, alemanas…
¿Tenían magnitud de para quiénes trabajaban?
Abril- Sí, seguíamos la moda, siempre nos gustó, pero de repente íbamos a castings como el de Giambattista Balli por ejemplo y ni sabíamos para qué era y por ahí él mismo estaba ahí y nosotras ni idea. Para Europa éramos muy flaquitas y chiquitas para desfiles. Medimos 1.70, íbamos a castings de alta costura de Chanel y nos paraban al lado de jirafas de 1.80 y la ropa, por tamaño, nos colgaba. Somos más de publicidad, de abrir shows.
Lourdes- Tenés que aprender a lidiar con la frustración si no te eligen. Entender que están buscando otro tipo de persona.
Abril- Estuvimos cuatro meses y crecimos un montón. Hacer la temporada de alta costura es toda una experiencia.
Las “mellis”
“Como modelos, siempre fue juntas o nada”, destacan las Ruhstaller. “La idea nuestra es que somos iguales y exóticas. Ése es nuestro mayor potencial. Hace poco hicimos la publicidad de Burger King de gemelos y en 2019 una campaña de Marc Jacobs grosa. Empapelaron Nueva York con nuestras caras”.
¿Cómo llegaron a hacer Marc Jacobs?
Abril- Fue muy divertido, buscaban mellizos y viajamos especialmente a Los Ángeles para hacerla. Estuvo bárbaro.
¿Les ofrecieron ser actrices?
Lourdes- Tuvimos la oportunidad de hacer “El Ángel”, la película de Luis Ortega. Nos ofrecieron el papel de las gemelas pero éramos muy chicas, catorce años. Leímos el guión, había una escena fuerte y dijimos “no se si quiero hacer esto”.
Abril- Y nos arrepentimos, porque fue tipo un peliculón, modo Hollywood. Y eso que nos dijeron que cambiaban el guión porque nos querían a nosotras. Pero ya estábamos bloqueadas con el no. Pusieron a dos chicas, a una doble…
Lourdes- Y es el día de hoy que me arrepiento toda la vida. Fue una película grosa.
¿No se cansan de manejarse a la par?
Abril- No, porque nos llevamos bárbaro. En el colegio íbamos juntas, desfilamos juntas, trabajamos juntas, tenemos las mismas amigas, hacemos todo juntas. Compartimos todo, ¡menos los novios, todo!
¿Hay confusiones?
Abril- Por suerte nuestros novios no se confunden, son muy amigos. De hecho yo lo conocí a Franco por su novio. Ellos llevaban saliendo un año ya y yo estaba resola y me lo presentaron.
Lourdes- Yo empecé a salir con mi novio Luca y, en un viaje que hice a los Estados Unidos conocí a Franco, su mejor amigo, que ya vivía allá. Fue una relación a la distancia.
El mundo de la pastelería
“Después de Europa, papá insistió y tuvimos que volver para terminar el colegio. Fuimos directamente a rendir”, cuentan las mellizas. “Al toque nos pusimos a estudiar gastronomía en IAG. Y es que, cuando estábamos en París trabajando como modelos, entre caminatas y recorridos por las patisseries, nos enamoramos de la gastronomía”.
¿Qué las atrajo más?
Abril- Todo es increíble, las vidrieras con todo en exposición, los macarons, el aroma a pancito calentito. De hecho, en París estábamos en París y probar todo eso nos beneficiaba…
Lourdes- Somos muy autoexigentes y perfeccionistas. En ése momento no le dábamos mucha bola a la pastelería en sí, más bien a la gastronomía en general, pero nos encanta todo, hacer pasta frola y probar todo... todo, menos la palta
Abril- ¡Las dos la odiamos! Me pido sushi y la saco con el palito. Nada de “avocado toast” para nosotras.
¿Cocinaron?
Lourdes- Nuestro primer trabajo en gastronomía fue en Alo’s Bistro, juntas. Fue nuestro primero laburo a los 18 años en cocina. Fileteamos, cocinamos, Alejandro Feraud es uno de los mejores de Latinoamérica y nos dio una recontra oportunidad. Aprendimos más en Alo’ s que en IAG.
Abril- Sabemos que al principio caímos y pensaron “estas dos modelitos divinas no van a durar ni un mes”. ¡Y duramos dos años! A muchos les gusta exponernos, pero nosotras ahí estábamos en la cocina, cumpliendo diez horas por día.
¿Cómo se comparan sus dos mundos, modelaje y cocina?
Lourdes- En el modelaje si te va bien, te va bien en serio. Para hacer la plata que hacés un día en un shooting, en gastronomía tenés que trabajar cuatro meses, todos los días, ocho horas de lunes a viernes. Es la gran diferencia entre que es lo que nos gusta y qué es lo que nos da de comer
Abril- Por el mundo del modelaje también tuvimos experiencias sin igual. Como conocer al chef Daniel Humm. Nos contactó por Instagram. Me habló por mi Instagram personal diciendo que le gustaría que fuera a comer a su restaurante Eleven Madison Park, un tres estrellas Michelin. Es como que te guste el futbol y te inviten a conocer a Messi. Le copó que fuéramos modelos y gastronómicas.
Lourdes- Justo había salido la campaña de Marc Jacobs y se veía por toda Manhattan. Hicimos un dos en uno, ya que nos invitó, viajamos a ver la campaña y al restaurant en New York.
¿Cómo fue su incursión en la pastelería?
Lourdes- Lo de las tortas y Mellis Bakery empezó este año, en febrero, con nuestros novios afuera dijimos, “hagamos tortas desde casa”. ¡Y se nos fue todo de las manos! – ríen-.
Abril- Con horno y heladera de una casa normal. De repente lo empezamos porque nos divierte y se transformó en un negocio, los mensajes no paran de llegar. Tenemos desde pavlovas hasta frangipane o lemon pie. Todo creció muy rápido. El nombre “Mellis Bakery” surgió espontáneo, pero al ponernos a buscar otro, no lo dudamos: era éste.
¿El fututo va por acá?
Lourdes- Todavía somos muy chicas, 23 años, y no se si me quiero dedicar al modelaje toda la vida. Además, no es para toda la vida. Mezclarlo con la pastelería me copa y a la gente le divierte mucho vernos, ver nuestros videos cocinando juntas.
Abril- La gastronomía en un lugar fijo te saca tiempo y a nosotras nos encanta viajar, ir de acá para allá. Tenemos claro que vamos a seguir trabajando juntas y con nuestras tortas podemos manejar nuestros tiempos. Nos gustaría gustaría invertir y expandir la empresa, Mellis Bakery, en el mundo.
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