En 2023, más de 76.000 mujeres sub-30 se sometieron a esta intervención: cuáles son los principales motivos de la tendencia
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NUEVA YORK.– Las mujeres entran en las consultas de los cirujanos con fotos preparadas en sus teléfonos. Miley Cyrus. Keira Knightley. Bella Hadid. “Quiero que mis pechos sean así”, dicen. Ya han pasado horas en YouTube viendo comerciales de cirujanos plásticos, en Instagram viendo fotos de antes y después y en TikTok, donde un ejército de mujeres comunes y corrientes publican sus reducciones de pechos. “Preguntame”, dicen. Si ha cambiado la sensibilidad de sus pezones. Qué dijeron sus novios. Si les importó.
A veces una mujer acude a su consulta inicial con el sujetador que espera llevar puesto. O dice: “Estoy deseando que llegue el verano sin corpiño”. Las pacientes de reducción mamaria usan palabras como “en forma” y “fuerte”. Hablan de “pechos de yoga”.
Después de la liposucción, el aumento de pechos es la intervención de cirugía estética más popular del país, con unas 300.000 mujeres que eligen implantes cada año. Pero el área de crecimiento de la cirugía estética mamaria está en hacer los pechos más pequeños. En 2023, más de 76.000 mujeres estadounidenses se sometieron a cirugía electiva de reducción de senos, un aumento del 64% desde 2019, según la Sociedad Estadounidense de Cirujanos Plásticos. El aumento se refleja en todos los grupos de edad, pero especialmente entre las mujeres menores de 30 años, que son consumidoras entusiastas de la cirugía plástica en general, incluidos los estiramientos faciales y de frente, procedimientos preferidos principalmente por mujeres de la edad de sus madres.
Al 70% de las mujeres de todo el mundo no les gusta el tamaño de sus pechos. Esto puede deberse a que son objeto de evaluación y crítica constantes. Siempre a la vista, los pechos aluden al cuerpo desnudo de una mujer. Evocan en los demás pensamientos y sentimientos sobre su feminidad, su disponibilidad sexual, su edad, su peso, su atractivo, su papel maternal. Los pechos pueden ser objeto de fascinación, deseo y fetichización. También repulsión y escarnio. Los pechos grandes llaman más la atención –positiva y negativa– que los pequeños.
Entre la estética y la salud
Por otro lado, el peso de los pechos grandes puede causar dolor de espalda, cuello y hombros. Pueden impedir la movilidad y hacer ejercicio. Así que decidir reducirlos, hacerlos más pequeños y fáciles de llevar y cubrir –más discretos– puede verse como un acto de amor propio y empoderamiento por encima de lo que otros han considerado tradicionalmente sexy. O puede interpretarse como autodesprecio, un acuerdo con una cultura sexista que también puede considerar repulsivos los pechos más grandes que no son juvenilmente redondos y erguidos. Incluso, la elección de someterse a una reducción mamaria puede ser, de algún modo paradójico, pragmática. Percibiendo, con razón, que no puede cambiar la cultura en la que vive, una mujer puede considerar que el camino más fácil para amar su cuerpo es alterarse a sí misma.
Los médicos dicen que sus pacientes parecen dispuestas a vivir con las cicatrices que rodean el pezón y se extienden por la parte inferior del pecho como una línea de longitud.
Muchas, además, no se dejan disuadir por la posibilidad de que la cirugía pueda impedir la lactancia. Según una investigación, las mujeres que se han sometido a una reducción tienen tres veces más probabilidades de no poder dar de lactar. Cheyenne Lin, de 26 años y profesora sustituta en Fresno, California, está casada y dijo que probablemente quiera tener hijos algún día, pero la mayoría de las mujeres de su familia han tenido dificultades para dar el pecho. “Así que cuando me dijeron: ‘Es posible que no pueda dar de lactar’, pensé que ni siquiera estaba en mi lista de preocupaciones”, dijo Lin.
Tras sumergirse en las ideas y sentimientos de las mujeres sobre sus pechos durante los cuatro años que dedicó a la investigación de su libro Tits up, una historia social sobre los pechos, Sarah Thornton apoya cualquier decisión que una mujer quiera tomar. Pero le preocupa que la reducción mamaria se considere solo una emancipación feminista. Por un lado, dijo, “la cirugía plástica es una opción de consumo. Suele haber mucho dinero de por medio”. Por otro, la insatisfacción corporal de las mujeres es “perniciosa” y “contagiosa”, contribuye a la idea de que siempre hay algo en el cuerpo que hay que arreglar.
“Nada de lo que hagas será nunca suficientemente bueno, y si haces algo por razones puramente estéticas, nunca estarás completamente contenta con tu aspecto”, dijo Rae Wolk, estudiante universitaria.
Puede que los pechos pequeños no llamen tanto la atención en el transporte público o en la calle como los grandes, pero también son una moda. Mientras que los pechos grandes indican maternidad y disponibilidad sexual, los pequeños pueden transmitir juventud, ingenuidad, pubertad, delgadez, androginia. Para una mujer, alejarse de la mirada masculina, reafirmarse en su negativa a ser observada, aliviar su propio dolor, poder entrenar cómodamente para una maratón o bailar en su propia fiesta de cumpleaños, es liberador, asegura Thornton.
“Pero es una liberación personal”, agregó. “Si las mujeres van a tener un pecho emancipado, entonces son los hombres los que tienen que cambiar”.