Está al frente del mítico boliche de la Costanera desde los años 90: discreción, membresías y glamour convirtieron a este lugar en parada obligada de las celebrities
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La chica que en los 90 todos querían conocer y seducir es la misma que hoy sigue “rockeando” con glamour y simpatía desde Tequila, ese espacio icónico de la Costanera. Relaciones públicas, mano derecha y a esta altura familia del empresario Osvaldo Brucco (dueño de Happening, Gardiner y Tequila), fue cofundadora de una movida que no solo sobrevive sino que sigue marcando el calendario aspiracional de la noche de Buenos Aires.
Paola Pravato, “la Madrina” para las nuevas generaciones, se ríe con el apodo que le pusieron los hijos de los amigos famosos que siguen frecuentando el lugar. Incansable y vanguardista, conserva la esencia de esa nena que nació en una familia humilde a pesar de su impronta cool y piensa que sí, sin dudas, ella podría ser la protagonista de una serie bien jugosa. “¡Con todo lo que vi, imaginen! Bromean mucho con esto. Es que traté y trato con todos. Veo, sé, observo cámaras... Pero códigos son códigos y, como reza el cartel del boliche, lo que pasa en Tequila queda en Tequila”, dice con picardía.
–Cuenta la leyenda que Maradona nunca pudo entrar y que existen tarjetas rojas y amarillas. Gente que no entra y otra que queda amonestada.
–No es leyenda sino la pura verdad. Cuando abrimos, Osvaldo me dejó bien en claro que soñaba con un lugar en el que el famoso pudiera sentirse uno más. La prensa lejos y escándalos cero. Porque el tipo conocido no tiene ganas de ser conocido las 24 horas del día. Queríamos el mejor producto sin necesidad de recurrir a lo obvio. Ser famosos por cuidar famosos. Y esa es una receta que hasta hoy nos funciona y aplaudo. Siempre supimos que el bardo, afuera. Nadie arriba de una mesa o regando a la gente con champagne. Y sí, a Diego lo adorábamos, pero estaba con su tema de drogas. Había entrado una sola vez por pedido del querido Clota Lanzetta. Pero bueno, se decidió eso y Guillote lo entendió perfectamente.
–Animarse a decirle no al Diego. Hecho histórico.
–Claro. ¿Qué persona en el mundo, año 1998, se animaba a decirle un no? Y se la bancó como un señor. Ha pasado de todo. A Naomi Campbell, siendo una top, la mujer más linda del mundo, la sacó la seguridad porque estaba muy agresiva. Y otro que no podía entrar era Carlitos Menem Junior. Y eso que yo la adoro a la hermana, pero él tenía un perfil muy alto, aparecía con la Ferrari, épocas de helicóptero. Y, la verdad, jamás nos importó que fuera hijo de un presidente, porque nosotros nunca nos dejamos llevar por el poder.
–¿Recordás alguna propuesta disparatada que te haya dejado muda?
–Miles. Pero recuerdo un extranjero, en Punta del Este, que estaba obsesionado con conseguir una mesa y realmente no había espacio. Insistió tanto, pero tanto, que le tiré un número para que se fuera, pero aceptó. Treinta mil dólares para estar en una mesa al lado del baño.
–¿Y las tarjetas rojas actuales? Dijeron que Wanda Nara, luego del episodio con la China Suárez, estaba en capilla.
–Digamos que tiene la amarilla, está controlada [risas]. La que obtuvo la roja y no entra más es su amiga “la Pochi”, yo desconocía su existencia, pero fue la que arengó y generó esa situación tan decadente. Sea Gardiner o Tequila, persona agresiva, borracha, bardera y etcétera, se la saca a la calle y no entra más. A mí no se me escapa una. Estoy acá todos los días de mi vida. Algunos hablan de discriminación. Yo en cambio digo que es cuidado, respeto, modales y derecho de admisión. Acá nadie se puede parar, agredir, ni grabar a otros.
–Algunos dicen que fue raro ver a L-Gante en Tequila, que no responde al target del lugar.
–A mí me encantó. Creo que es un chico especial, una linda persona y artista. Es talentoso y humilde, tiene mirada noble, y ese es un combo que me puede. Si hay algo que aprendí en estos años es a mirar a la gente con música y sin luz. Mauro Icardi, que ahora está viniendo con un grupete divino, también me parece un amor y es súper educado.
–¡Dejás picando que el problema es Wanda!
–No, solo que cuando entró al lugar le advertí que estaba su ex y también la China comiendo con sus amigas. Wanda estaba advertida. Ella llegó tarde supuestamente a un cumpleaños, se acercó a saludarla y en el acto sus amigas empezaron a decir barbaridades y todo lo que ya es sabido. A mí lo que no me gusta es el mamarracho de estar prendiendo una cámara e invadir. Y nadie le pagó la cuenta a nadie, todo eso es un invento. Me pareció horrible la situación: no son los códigos que manejamos.
–¿Existió algún escándalo histórico más trending topic entre famosos que la pelea Pampita- Isabel Macedo?
–Si supieran las cosas que han pasado. Acá lo que se guarda es 100 veces más de lo que se sabe. Como lo de Pampita hubo millones. Es el lugar donde más famosos se fueron con famosos.
–¿El nuevo novio de Pampita es amigo tuyo?
–Sí, a Martín Pepa lo adoro. De él sí voy a hablar porque es amigo y tengo toda la confianza. Es una gran persona y trabajador, la mano derecha del millonario australiano James Packer, que es una especie de ciudadano del mundo. El cuento me fascina porque se conocieron casualmente por la madre de él, que peregrinó a Luján con Carolina. Se tenían de la provincia, de cuando los dos eran chiquitos. Pero nunca nada. Lo alucinante fue que esta mujer, que es divina, le dijo: “¡Vos deberías conocer a mi hijo!”
–Y se concretó el milagro...
–Yo no sé si milagro, pero ella estaba en plena crisis, empezaron a chatear y le hizo bien. Se escribieron sin parar y nunca más se separaron. Están contentos. Cuando él me comentó la situación le dije que le diera para adelante. Caro es de las chicas que más quiero. La conocí a sus 17 años.
–Hablando de encuentros y romanticismo, vos te casaste a los 52 años. La chica imposible de atrapar...
–Bueno, tuve dos relaciones importantes, pero esto me superó. Y sí, terminé vestida de blanco en una terraza de Manhattan, rodeada de amigos y muy feliz. A Héctor [Guerrero] lo conocí ya separado y con hijos grandes. Es polista y coach de Ellerstina. Me lo presentó Facu Pieres, que es mi amigo de toda la vida.
–Y la boda la organizó nada más y nada menos que Gabriela Hearst, ex directora creativa de Chloé.
–Ante todo mi mejor amiga, una hermana, la persona más talentosa que conocí. Una mujer que sigue y seguirá haciendo historia. Pero volviendo a la boda...La verdad es que se puede ser novia y casarse a esta edad. Lo de los hijos no se dio, pero la vida es perfecta. En Tequila me llaman “la madrina” porque ahora cuido de cerca a todas las hijas de las famosas y famosos que bailoteaban conmigo.
–Y siempre con Osvaldo cerca. ¿Cómo nació esa historia?
–Mágicamente. Yo, muy chiquita, trabajaba como relaciones públicas en un bar que se llamaba Vladimir. Ahí lo conocí como cliente y me dijo que tenía ganas de hacer algo. Él ya tenía la experiencia de Happening, que fundó su madre. Y acababa de abrir Gardiner. Cuando me habló del proyecto, ahí en Costanera, que era una zona fuera de moda, dije que sí pensando en ganar unos mangos y usarlos para viajar. Supuse que sería un negocio de corto plazo, pero terminó siendo la historia de mi vida.
–¿Y el nombre?
–Lo pensamos juntos porque era el trago de moda en Europa. Ninguna connotación mexicana, solo una imagen que nos bajó y nos pareció bien.
–¿Cuál fue el pico de éxito, la era dorada?
–Abrimos un 19 de septiembre de 1990 y tardamos cinco años en llegar a la cima total. Ahí aparecieron Valeria Mazza, Vero Lozano, Carolina Peleritti, Andrea Bursten, María Vázquez, Ricardo Piñeiro, Pancho Dotto, Adolfito Cambiaso, Juliana Awada, Loly López, los Castagnola, Monteverde, Tinelli y miles. Obviamente no faltaron Charly García, Gustavo Cerati, el Flaco Spinetta. Imposible nombrarlos a todos. Y hubo montones de bodas, como la de Hernán Cattáneo y Jackie Keen, que fueron fruto de Tequila.
–Tarjeta vip, membresía...Ese siempre fue tema de discusión para quienes quedaron afuera.
–Arrancamos con tarjeta vip, que era como una de crédito. Hoy se accede mediante una membresía digital, con reconocimiento facial. Existe un link, un código QR. Y no se usa como objeto de discriminación sino por un tema de espacio. Algunos creen que es un boliche para miles de personas cuando apenas entran 400, que cuidamos en modo colegio.
–¿Cómo definirías el lugar? ¿Por qué la magia?
–Osvaldo siempre quiso algo aspiracional. Y fuimos originales. Hubo bandas en vivo, pool, metegol. Es el espacio de las grandes celebraciones, donde todos quieren estar. Jueves 22.30 es Gardiner, y las 12 Tequila. Estas cosas se instalan, no se programan. Supongo que sí, que ahí aparece la magia.
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