Programa de ocio

Atlantis, de Valentyn Vasyanovych

Con el estallido de la pandemia, los universos posapocalípticos dejaron de ser patrimonio exclusivo de la ciencia ficción y pasaron a convertirse en el escenario de nuestra vida cotidiana. Tal vez sea esa la razón por la que, en este momento, resuena con tanta fuerza una trama como la de Atlantis, la película ucraniana de Valentyn Vasyanovych que acaba de ganar el primer premio en la sección Horizontes del último Festival de Venecia. En el futuro próximo que imagina Vasyanovych, Ucrania quedó completamente devastada luego de una guerra con Rusia que dejó como resultado una serie de paisajes desoladores y un conjunto de personajes que intentan resistir los traumas de la guerra y un sistema capitalista que los rechaza. Como si se tratara de la mítica isla perdida de Atlantis, los sobrevivientes de la catástrofe dedican sus días a desenterrar los restos de una civilización que ya nunca volverá a ser la misma pero que, paradójicamente, les da esperanzas para seguir adelante. La búsqueda estética de la película es austera, con largos planos fijos y pocos diálogos que refuerzan esa idea de desolación. Sin embargo, gracias al trabajo meticuloso del encuadre y a un uso notable de la puesta en escena, el director logra generar situaciones de fuerte impacto visual que no se borran fácilmente de la retina. Lejos de resultar aburrida, cada una de las escenas que se van encadenando hasta el final, vibran con una tensión latente que nos hace sentir que algo muy oscuro anda rondando cerca. Disponible en Mubi.

Date cuenta de tu suerte, de Laura Galarza

“Es posible hablar de lugares comunes y de cosas usadas comúnmente y dotar a esos objetos (una silla, la cortina de una ventana, un tenedor, una piedra, un pendiente de mujer) con los atributos de lo inmenso, con un poder renovado.” La frase le pertenece al célebre Raymond Carver pero perfectamente podría utilizarse para describir los cuentos del nuevo libro de Laura Galarza, Date cuenta de tu suerte, donde la influencia del realismo norteamericano vuelve a sentirse con fuerza. Al igual que en su libro anterior, Cosa de nadie, la autora se sumerge en el universo de las relaciones familiares y amorosas para sacar a la luz los costados más oscuros de la vida cotidiana. Como esa pijamada entre amigas que termina en una situación de abuso, la pareja que está a punto de casarse pero se separa porque uno de los dos escucha voces o la reunión familiar que deriva en tragedia como corolario de las diferencias de clase. El estilo de los cuentos por lo general es homogéneo pero la autora toma el riesgo de pasearse por distintos puntos de vista –hombres, mujeres, niños, ancianos–, saliendo airosa de cada uno de esos intentos. Como si su experiencia como psicoanalista (profesión que ejerce en paralelo a la escritura) le permitiera ver detrás de la cortina de lo que no queremos mostrar, Galarza es capaz de sumergirse en la cabeza de sus personajes y delinearlos con tan solo un gesto, una sensación o un recuerdo. Editorial La Parte Maldita

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