Más del 78% de los argentinos tiene al menos una mascota en su casa: dónde embellecerlas y qué cosas tener en cuenta
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Los perros siempre son tendencia y ahora más que nunca, ya que la adopción canina aumentó un 200% durante la pandemia, según organizaciones proteccionistas y refugios que se dedican a luchar contra el abandono animal. Millward Brown Argentina relevó que alrededor del 78% de los argentinos tiene al menos una mascota en su casa. Y para mantenerlas bellas y saludables, cada vez son más los que optan por acercarse a profesionales capaces de acicalarlas.
Un punto en común surgido del relevamiento es que los clientes de las peluquerías caninas no tienen perros que coman sobras ni que duerman en el patio: ellos son un integrante más de la familia. ¿Algunos tips a tener en cuenta? Reservar el turno con unos días de antelación, tener en cuenta que solo un baño demora aproximadamente cuarenta minutos (sumarle una hora si le hace un corte de pelo), conversar con los profesionales sobre lo que se quiere, escuchar alternativas, y –finalmente– prepararse para lucir a su can por las calles o en las redes. Los cortes clásicos (que deben hacerse cada tres meses y medio aproximadamente) van desde los $2000 a los $4000, dependiendo del tamaño del perro y de la porción artesanal del trabajo, como son el desenredado del pelo y el corte a tijera. El corte de uñas, recorte higiénico y limpieza de glándulas anales y de oídos suelen estar incluidos en el precio.
Estos precios no varían según los barrios consultados. Cuidar y embellecer a nuestros perros es tan universal como quererlos. Aquí, un pequeño botón de muestra de los estilistas caninos de Buenos Aires.
Escultor
“Aventurina” (en Avellaneda) es una sociedad de Hassel, su esposa Erica y Roy, el socio de ambos. “Roy es un escultor canino. Nuestro local es vidriado y a los clientes les da placer verlo trabajar”, explican mientras coinciden en que son elegidos gracias a su trato con los clientes, tanto humanos como caninos. A cada perro le dedican un turno de dos horas, respetando su ánimo y cuidando de no exponerlo a un estrés innecesario. Abrieron su local en diciembre del año pasado y ya están entre los mejores calificados, sin haber hecho publicidad de ningún tipo y gracias a recomendaciones de clientes.
Todo comenzó cuando no podían dar con el peluquero indicado para su propio bichón frisé y así fue como decidieron crear el lugar que buscaban. Además de los cortes tradicionales, Roy se especializa en exhibiciones caninas.
IG: @aventurina.em
En versión spa
Noelia, dueña de “Pet House Styling Salon” (en Palermo), maneja un spa canino que nada tiene que envidiarle a los de humanos. Allí, como curiosidad, se ofrece una sala de espera donde la gente puede relajarse mientras ve cómo atienden a su perro a través de un circuito cerrado de cámaras. La dueña del lugar comenzó haciendo indumentaria canina y descubrió este negocio en un viaje a Estados Unidos, meca pet friendly si las hay. “Fue un esfuerzo muy grande: al principio no entraba nadie”, cuenta. Hoy, los turnos deben ser reservados con anticipación.
IG: @pethousestylingsalon
Para todos los bolsillos
Gonzalo –que le puso su nombre a la peluquería canina más famosa de Banfield– coincide: “Empecé hace once años como asistente de otras peluquerías para poder pagarme mi viaje de egresado y con el tiempo logré trabajar yo solo en un cuartito de mi casa. Costó, pero hoy tengo mi propio local”. Consciente de la situación actual del país, Gonzalo no cobra caro y además le recomienda a sus clientes alternativas que se ajusten a sus bolsillos. “En este rubro manejás gente y manejás perros, que son esponjas del clima de la casa, así que a veces es complicado”, reflexiona. “A partir de la pandemia las cosas cambiaron mucho: la gente empezó a hacer home office y se generó un apego muy fuerte entre los dueños y sus mascotas. Hoy tengo lo que llamo ‘perros pandémicos’, que tiemblan y se angustian ni bien se los deja en la pelu, pero nosotros los devolvemos relajados”.
IG: @gonzalopeluqueriacanina
Pura contención
Fernando, quien atiende la peluquería canina “Viviana”, de General Pacheco, coincide en que su fuerte es la contención tanto de las mascotas como de sus amos, y valora que su empresa es familiar y profesional. La peluquería tiene larga data: fueron sus papás quienes fundaron el negocio a fines de los noventa, una época en la que los esteticistas caninos eran una novedad, y hacen gala de su amplia experiencia en el rubro gracias a aquella experiencia.
IG: @viviana.petshop
Activos en redes
El dueño de “Maral” (Lanús) se llama Alexis y sus clientes humanos son en su mayoría jóvenes porque su peluquería es muy activa en las redes sociales. “Mucha gente en vez de tener hijos, tiene perros… y los humaniza”, observa. Su negocio en los últimos años creció tanto que debió alquilar dos locales contiguos en los que atienden unos cincuenta perros por día con un staff de ocho empleados.
IG: @maralpeluqieriacanina
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