Las antiguas guarderías de gatos evolucionaron hacia este concepto creado por veterinarios; las habitaciones pueden ser individuales o para grupos reducidos
- 5 minutos de lectura'
Los gatos viven su momento de gloria. Son las estrellas indiscutidas de las redes y no paran de surgir servicios exclusivos para ellos. Entre los más novedosos están los hoteles felinos, pensados para alojarlos cuando su “familia humana” se va de viaje.
“Es la era de los gatos porque son los compañeros ideales para los espacios reducidos y la gente necesita soluciones para ellos. Brindamos altos estándares de calidad, haciendo hincapié en los detalles, porque el que tiene un gato se fija en esas cosas, es un público exigente”, dice Virginia Vallejo, médica veterinaria y creadora de Mishmosos, un hotel felino con dos sedes: una en Parque Chas y otra en Vicente López, que tiene tanto habitaciones individuales o para grupos reducidos (para los menos sociables) como colectivas.
Así como ha cambiado la percepción hacia los gatos, también se han modificado ciertas creencias: “Antes la gente se iba de viaje, les dejaba comida para varios días y a lo sumo le pedía a un familiar que chequeara que estuviera bien. Pero hoy eso cambió; muchos dueños trabajan en sus casas y están 24/7 con sus gatos, que están híper atendidos y se acostumbran a esa presencia –sostiene Vallejo–. Eso hace que sientan la ausencia. Algunos sufren mucho la ansiedad de separación de sus humanos y otros, más territoriales, tienen apego por su casa. La idea es que cuando se alojen se sientan en Disney. Los gatos acá trepan, juegan, la pasan bien. Y para que su familia se quede tranquila, les compartimos fotos en un Drive”.
Otro lugar surgido en el último tiempo es Espacio Gatos Hotel Felino Boutique, en el barrio de Chacarita. Atendido por Margaret Lean Cole, médica veterinaria y “amante empedernida de los felinos”, aloja a gatos en habitaciones privadas con vistas a un jardín. “Esto no es una guardería, no es un gaterío, es un hotel donde cada huésped tiene un check in y un check out y recibe un trato personalizado. Tenemos habitaciones individuales o familiares si vienen dos o tres gatos por familia”, sostiene Lean Cole, que agrega que hay sectores de guardería donde los gatos están juntos, pero son pocos, diez como máximo por sector.
Los espacios reducidos son fundamentales para bajar el nivel de estrés: “Tradicionalmente el gato se quedaba en la casa, no salía. Pero hoy es considerado un miembro más de la familia y la gente no quiere que esté solo en la casa. Si hace mucho frío o calor no puede regular su temperatura con una ventana que se abre o se cierra o prendiendo o apagando el aire, por ejemplo. Acá brindamos un servicio personalizado, todos los días nos comunicamos con la familia por WhatsApp, les mandamos fotos y videos para que vean cómo están sus mascotas y contamos cómo va la adaptación. El gato tarda de dos a cuatro días en hacer el click, por eso recomendamos estadías de una semana”, sugiere Lean Cole.
En todos estos lugares, los precios van de $3700 la noche por habitación grupal a $4800 la individual o compartida con dos gatos.
Un pensionado felino muy reconocido es Bubulina’s Spa, en zona norte. A cargo de Alexis Jaliquias –médico veterinario creador del primer banco de sangre felino– ofrece un amplio espacio donde los gatos conviven seguros. “Brindándoles un espacio limpio y con las comodidades que necesitan, se adaptan muy bien”, sostiene Jaliquias.
El concepto es un poco diferente al de los hoteles felinos. “Tenemos pocos espacios individuales. Por eso somos muy estrictos a la hora de ingresar nuevos huéspedes, deben tener un plan sanitario al día y realizarse estudios de sangre para descartar enfermedades infecciosas –aclara Jaliquias–. Me da mucho placer entrar al espacio común y ver cómo se va armando el grupo”.
Sin embargo, aclara el veterinario, un pensionado de este tipo no es para cualquier gato. “Podríamos ubicar en un extremo a aquellos que son muy miedosos y se quedan paralizados al sentirse amenazados, incluso con estímulos que no deberían constituir una amenaza, y en el otro a los que ante la misma amenaza podrían responder con agresividad. Es nuestro trabajo identificarlos y trabajar en forma individual con cada uno, ya sea para separarlos o para aconsejar a las familias buscar otra opción para el próximo viaje”, plantea Jaliquias.
Comida, piedritas y mimos
Respecto a la comida, hay hoteles que ofrecen alimento de primeras marcas y otros que piden que la familia traiga la marca que come el gato habitualmente. Las piedritas sanitarias están incluidas, al igual que el cepillado, los juegos y los mimos. “Los gatos aprecian el tiempo de calidad, están los que les gusta que los cepillen, que les jueguen o que los acaricien. Les ofrecemos eso todos los días”, asegura Lean Cole.
Incluso, al ser veterinarios, los dueños de los hoteles felinos hacen un seguimiento de la salud. “Algunas veces, mientras los acaricio, noto algunos bultos y me comunico con el médico veterinario que dejó como referencia la familia. También, cuando están tranquilos, aprovecho a tomarles la presión arterial”, comenta Vallejo.
Lean Cole, por su parte, comunica si el gato hace una cantidad inusual de orina y otras señales que hay que seguir. “Se lo informamos a los dueños y les sugerimos que lo hagan ver. Les damos tips, siempre ayudamos con la experiencia que tenemos. Las familias se van tranquilas sabiendo que están en buenas manos”, asegura.
Y Jaliquias agrega: “Al ser veterinario especializado en medicina felina, las familias tienen un plus en su tranquilidad, ya que saben que cualquier situación médica se resuelve dentro de casa, recibiendo los cuidados de un profesional, que además ama a los gatos”.