Estuvieron extinguidas en la ciudad durante casi cien años, hace poco volvieron y son las favoritas en las redes; se destacan por ser grandes, por su particular color patrio y su vuelo lento
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Luego de estar extinguida durante casi un siglo, hace unos años la mariposa bandera argentina reapareció en el AMBA. De vuelo alto y ondulante, cada día gana más admiradores entre los observadores de mariposas que intercambian información y fotos en las redes sociales.
Según los especialistas, es excepcional porque es la mariposa tropical que llega más al sur del continente americano, hasta Magdalena, Punta Indio y la ribera rioplatense. Fue habitual en la ciudad de Buenos Aires hasta la década del 30, cuando se terminaron de talar los árboles hospederos donde come su oruga, y a partir de entonces no se la vio más por estos pagos. Hasta ahora.
“Es una mariposa muy emblemática porque alguna vez, en el siglo pasado tuvo una presencia fuerte en la ciudad. Posteriormente la extinguimos en una gran parte del AMBA, y a partir de ciertas políticas de inserción de las plantas nativas como el coronillo (Scutia buxifolia); ingá (Inga vera) o ivirá cururú (Lonchocarpus nitidus), que son hospederas, están empezando a observarse en ciertos lugares”, señala Fabio Márquez, autor del libro Mariposas porteñas.
Según se especifica en la publicación, su nombre científico es Morpho Epistrophus Argentinus Morphidae, de adulto alcanza de 9 a 11 centímetros y sus alas son de color celeste claro, con irregulares manchas parduscas en los márgenes con hilera de ocelos pardos anillados de ocre. Atractiva por color y tamaño, sus orugas son gregarias y se desplazan en fila una tras otra para amedrentar a los predadores.
“En la década del 30 algunos entomólogos habían propuesto declararla la mariposa nacional, pero nunca ocurrió. Más allá de los colores y la forma, hay una característica de la mariposa que no se puede apreciar en las fotos, y tiene que ver con su vuelo. Es que todas las mariposas vuelan distinto, y la bandera argentina es muy atractiva en su manera de hacerlo, por su vuelo alto, que parece lento porque es grande y planea. Anda mucho a la sombra de los árboles, entonces su contraste blanco con los reflejos celestes es muy llamativo. La hembra es un poco más grande y oscura que el macho. Si uno la ve cuando se posa es muy fácil de observar la diferencia de esos detalles de las alas”, sigue Márquez.
Dónde verlas. La isla Martín García era uno de los pocos reductos donde había certeza de verlas. Ahora se las puede observar en Punta Indio, Magdalena y en la zona norte de la Reserva Ecológica Costanera Sur.
Árboles imprescindibles
La reaparición de esta especie es además un indicador ambiental, ya que marca la presencia de los tres árboles donde puede comer su oruga.
“El ingá y el ivirá cururú pueden ser árboles de vereda, porque tienen buena floración, son verticales, no tienen espinas, mientras que el coronillo es más para grandes parques. Sería muy interesante que hubiera una política pública de reinsertar estos árboles en las veredas para armar corredores biológicos que permitan la posibilidad de que se reinserte de una manera más general”, agrega.
“Este año hay un boom, porque si vas a la Costanera Sur, por la entrada de Viamonte, entre muchas otras mariposas vas a poder ver a la bandera argentina”, aconseja Cecilia Chávez, coordinadora del grupo de trabajo Ambiente y Ecología de la mesa de trabajo y consenso del Parque de La Estación.
Como indicador de su reinserción los últimos años en el AMBA, hace 15 días se realizó en Punta Indio la Fiesta de la Mariposa Bandera Argentina que organiza el Municipio como una forma de protegerla y cuidarla también, con diferentes actividades culturales y salidas de observación.
“En Punta Indio existe uno de los últimos relictos de las plantas originales, que son unos árboles de coronillo muy viejos a los que se les ha dado toda una valorización especial. Además, en los últimos años se ha ido armando una colonia sobre árboles de coronillo en el norte de la Reserva Ecológica Costanera Sur (por la entrada de Viamonte). Es la primera vez que reaparecen en territorio porteño, y teniendo un poco de suerte, allí se pueden observar estas mariposas grandes, blancas, con su vuelo distintivo. Hasta hace no mucho, la Isla Martín García era uno de los pocos reductos donde todavía había certeza de verlas”, puntualiza Márquez.
No es casual que tanto en Punta Indio como en Magdalena sus Concejos Deliberantes la hayan declarado Mariposa Emblemática y que exista un proyecto en la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires para declararla Monumento Natural. “Estas declaraciones son para promover su preservación y su reinserción en un lugar cercano a Buenos Aires que es un enclave muy importante de la bandera argentina”, destaca Márquez.
Época de observación. Se pueden ver entre fines de enero y mediados de marzo aproximadamente.
Sus orugas son muy llamativas, rojas y peludas, con unas líneas blancas, y suelen andar en grupos. Comen de noche y de día se apelotonan en los árboles donde se alojan desde octubre hasta enero, cuando se hacen las crisálidas, y a fin de enero se empiezan a ver las primeras mariposas volando y se las puede ver hasta mediados de marzo aproximadamente.
“La mariposa bandera argentina es una de las más grandes que tenemos. Estuvo mucho tiempo acá en Buenos Aires hasta que se talaron muchos árboles para la construcción de la ciudad, y como solamente crece en esos tres árboles, fue desapareciendo y quedando relegada”, apunta por su parte Cecilia Chávez.
Y concluye: “En Punta Indio hay bastantes coronillos, por eso es que están allí las mariposas, y una de las cosas que estamos viendo es como proteger a estos árboles. Por ejemplo, en el Parque de la Estación, tenemos dos ejemplares de coronillo, pero con ellos dos solamente las mariposas no vienen, tenés que tener una cantidad mayor para que puedan poner sus huevos, y seguir con todo el proceso hasta convertirse en mariposas. En Capital es muy difícil encontrar coronillos, ya que es un árbol que crece muy lentamente y no se tuvo en cuenta a la hora de plantar flora en la ciudad”.
De cualquier forma, Buenos Aires hoy cuenta con más mariposas que hace 25 o 50 años atrás a partir de que se comenzó a tomar más en cuenta a la flora rioplatense, a la flora nativa. La teoría indica que podrían observarse hasta 100 especies de mariposas diferentes en la ciudad, si bien muchas de ellas, como la bandera argentina, todavía son difíciles de observar por la falta del soporte vegetal adecuado para hospedarlas. Los espacios verdes con flora nativa rioplatense son escasos, y aunque están surgiendo otros que permiten observar más tipos de mariposas, es clave que desde la ciudad de Buenos Aires se impulse cada vez más la plantación de estas especies en los espacios públicos.
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