La gran promesa del TC que se convirtió en celebridad de la mano de su novia, Nicole Neumann
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Con sus 31 años, el hablar sereno y esa seguridad que plasma en cada sube y baja de la charla, Manu Urcera deja en claro por qué se habla tanto de él. En primer lugar, obviamente, porque es el chico promesa del TC. Acaba de ganar el Desafío de las Estrellas y sus chances para la copa son una realidad. Por otro lado es empresario; forma parte de una familia rionegrina vinculada a los negocios petroleros, tiene abuelo que fue político (de esos que ya no existen, los que donaban su sueldo) y, como si algo faltara, es el novio de la modelo Nicole Neumann. José Manuel Urcera dice su documento. Nació en San Antonio Oeste en el contexto de una familia fierrera. Tanto que a los cuatro años, con la complicidad de su padre, ya manejaba una moto.
–¡Moto a los cuatro! Imposible disimular el estupor. ¿Qué decía tu madre?
–Y bueno, supongo que muy a su pesar al principio y con todos los miedos naturales. Pero no era un capricho sin contexto. Soy hijo de un corredor. Papá lo hizo con autos y después se dedicó al motocross. Yo lo veía con sus amigos y realmente enloquecía. A los tres años jugaba con autitos y un tiempo después empecé a pedir subirme a la moto. Era tan grande el deseo y la intensidad que una Navidad Papá Noel me trajo una. Corrí desde los cuatro hasta los 19. Mi mamá, desde ya, resignadísima. Porque nada podía hacerse. Era mini cuando escuchaba el rugido de las motos de papá y salía a la vereda desesperado. Cuentan que estaban todos sus amigos listos para salir pero él, ante mi insistencia, primero me llevaba a dar unas vueltas, hasta que me dormía.
–En un mundo de fierros, peligro y competencia se te nota cierto romanticismo. Describís escenas con mucho detalle amoroso. Infancia feliz, supongo.
–Absolutamente. Con abuelos maravillosos, hermanos, amigos. Muchos asados, anécdotas hermosas de motorhome, la convivencia con los colegas, mecánicos. Pero ojo que esta es una profesión de mucha soledad. Te quita un montón de rituales que sí tienen los chicos de tu edad. Yo, por ejemplo, fui a tres cumpleaños de quince en toda mi vida. No compartís aventuras con chicos del cole o el club sino con el señor que te controla el motor y el aceite. Gente que uno quiere un montón pero que te llevan décadas, son otra generación. Por eso siempre digo que cuando tenga un hijo lo voy a incentivar para que haga un deporte que sólo dependa de él.
–Bueno, acá dos temas. Primero contanos qué deporte elegirías y segundo... dijiste hijo. Sos el novio de Nicole; esto interesa.
–Jajaja. Lo del deporte es simple. Con el automovilismo dependés siempre de la herramienta mecánica. Si bien un piloto malo no gana con un auto bueno y eso está claro, entre muchos pilotos buenos termina ganando el que tiene un medio mecánico un poquito mejor. Por supuesto no está mal que eso ocurra porque también es mérito del piloto poder encontrar la mejor combinación. Pero sí, el día que tenga un hijo me gustaría que haga tenis, por ejemplo. Tendrá el presupuesto para ir a los mejores torneos, un buen entrenador físico, pero después, en la cancha todo dependerá de él. La raqueta es igual para todos. ¿Se entiende? Todo esto lo vengo diciendo desde hace un tiempo e intenté aplicarlo en mi sobrinito. Pero me salió mal porque le saltó el gen. Ve las motos que están en casa de mi papá y se trepa. No hay forma de calmarlo.
–Todo muy interesante pero no hablaste de tu novia famosa.
–No tengo problemas. Vivimos juntos, estamos armando una familia muy linda y sí, está la idea de tener un hijo juntos. No hablo de fechas porque eso no importa y es privado, forma parte de nuestra historia. Pero mientras estoy aprendiendo mucho con las tres hijas de ella, con quien me llevo espectacular. Yo creo que las relaciones amorosas son un poco como la profesión. Me refiero a las etapas. Consolidar algo, lograrlo, e ir por lo siguiente. Con Nicky estamos haciendo todo paso a paso y el broche final de esta linda historia sería ese, un hijo
–¿Es verdad que cuando no la conocías pensabas que era mala, una arpía?
–No sé si mala, pero entre tanta cosa mediática, tanta gente opinando. Uno ve una chica rubia, alta, con esa mirada. Me parecía lejana. Pero obviamente me encantaba. Un día estaba probándome un traje en lo del diseñador Pablo Ramírez y vi una foto de ella. Pregunté algunas cositas... Me dijeron que era un amor de persona. Pero quedó todo ahí. A los cinco años, más o menos, a través de un amigo en común y una chica divina que les hace las uñas a su mujer y a Nicky, nos cruzamos. En realidad la primera cita fue como a ciegas. Ella me dijo qué restaurante. Recuerdo que era uno de sushi, pero normal. Yo pensaba que se iba a inclinar por algo más secreto, no sé. Pero no. A ella no le importó nada, se manejó con total naturalidad y sencillez. Fue espectacular. Así que chau prejuicios, chau miedos.
–Supongo que alguien que va a semejante velocidad no conoce de miedos.
–No lo creas. Hay cierto miedo cuando no ves, cuando se te mueve el auto por lluvia o hay un montón de spray en la carretera por los autos que van adelante. Todos los seres humanos tenemos miedo. Y creo que en definitiva el miedo es lo que te mantiene vivo. El que dice que no lo conoce, miente. Pero una cosa es el miedo natural y otra muy distinta es el pánico, el bloqueo. Un piloto profesional no se puede anular. Eso jamás me pasó. En una carrera hay millones de circunstancias, así que hay que desterrar ese tipo de sentimientos. La adrenalina es otra cosa y ciertas situaciones que rozan el peligro en algún punto gusta. Es lo que atrae en esta profesión. La sensación de estar siempre al límite, de sentir que puede llegar a pasar algo malo pero saber que uno puede manejarlo.
–¿Por ejemplo?
–De pronto ves una nube blanca, tenés todo el spray de los nueve que están adelante. No podés parar. A veces, cuando todo es muy riesgoso, la categoría detiene la carrera. Pero generalmente eso no pasa y tenés que seguir. Es una actividad de riesgo. No es que elegí ser guitarrista.
–¿Te acompaña Nicole?
–Sí, se divierte. Es muy compañera. Incluso colabora con el tema de las comidas. Aporta lo suyo porque sino soy un plomo. Repito lo que sugiere el nutricionista, y termino comiendo siempre lo mismo.
–Cero carne desde ya.
–Eso es ella. Pero en casa reina la libertad total. Ese es otro tema que se instaló en los medios pero nada que ver. Yo trato de comer menos carne por un tema de intentar ser más saludable. Pero si vamos a un asado ella no dice nada. He conocido parejas que no asistían a reuniones carnívoras. Nicky es súper respetuosa. Te sugiere, te educa, dice lo suyo, pero cuando estamos en el motorhome con amigos siempre hay asados. A las chicas les gusta una mollejita, un choripán. Y está todo más que bien.
–¿Alguna vez te enojó que te traten como marido de? Como hacen con el esposo de Pampita.
–No me pasa. Yo ya soy conocido por lo que hago, que es más de nicho. En el ambiente mío soy el tipo que salió campeón en 2019 y el 2020. No es que no hacía nada. Pero obviamente no soy popular ni famoso nivel Nicky. En el autódromo ella es la novia de Manu y en la calle yo soy el novio de Nicole. En el colegio de las chicas me conocen como el novio de la mamá de Indi. Todos somos algo de. Me parece una pavada el tema de las etiquetas. No me molesta para nada pero entiendo que a veces dicen las cosas peyorativamente. Todo depende de la intención.
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