Presentará su primer exponente premium con esta variedad en el mercado de vinos de lujo más importante del mundo
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Tardó un par de siglos, pero finalmente el Malbec dio la vuelta al mundo. Nacido en Cahors, Francia, donde supo alcanzar la gloria, se hizo más tarde un lugar en la Argentina hasta convertirse en nuestra variedad insignia. Ahora, Francia busca aprovecharse del prestigio obtenido por el Malbec argentino y se propone introducir el “primer gran Malbec francés” en el mercado del vino de lujo más importante del mundo: La plaza de Burdeos.
“Nos gustaría que este Grand Malbec llame la atención sobre los vinos de Cahors y muestre lo que es posible”, declaró días atrás Tim Banks, director de la bodega francesa Maison Georges Vigouroux, al respecto de su Château de Haute-Serre Grand Malbec 2022. “Creemos que es el primer gran Malbec francés capaz de estar a la altura de los grandes vinos finos del mundo”, agregó Banks, sin mencionar a la Argentina, cuyo Malbec es la vara con la que se mide hoy esta variedad en todo el planeta.
Banks tiene la misión de lograr una buena reputación para el primer Malbec de alta gama francés, y qué mejor lugar para lograrlo que La plaza de Burdeos. Creada en el siglo XVII y conformada en la actualidad por unos 300 “negociants”, es la red de comerciantes de vino más antigua del mundo y a la que recurren los coleccionistas que quieren hacerse de una botella de Château Lafite o de Château Latour.
Hasta 1998, solo se comercializaban allí vinos franceses, pero hoy hay grandes bodegas de todo el mundo. La Argentina tiene presencia con cinco bodegas, cuyos vinos están atravesados por el Malbec. Cheval des Andes, joint venture entre la francesa Cheval Blanc y la argentina Terrazas de los Andes, vende en esa red su blend Cheval de Andes, que tiene como uno de sus componentes principales al Malbec. Misma situación de Caro, corte de Malbec y Cabernet Sauvignon elaborado en Mendoza por Catena Zapata en sociedad con la francesa Château Lafite. También en La place se comercializan tres grandes 100% Malbec: el Cobos Malbec de Viña Cobos, el Finca Canal Uco de Zuccardi Valle de Uco y el Adrianna Vineyard Mundus Bacillus Terrae, de Catena Zapata.
Ante esa competencia, Banks deberá llamar la atención de los negociants en torno a su “gran Malbec” de Cahors. A su favor tiene su propia experiencia: en 2009 introdujo el primer vino italiano que se distribuyó a través de La Place de Burdeos (Masseto), y en 2015 hizo los mismo con otro vino italiano (Ornellaia).
De Cahors a Mendoza
Cahors, en Francia, es la cuna del Malbec. Allí se lo conoce como Côt Noir o Auxerrois. Situada hoy a 570 kilómetros al sur de París, Cahors formó parte del Imperio Romano, que llevó allí sus vides alrededor del año 150.
La época de gloria del Malbec de Cahors comienza en el siglo XII. Entonces, quien le dio un gran impulso fue Leonor de Aquitania, al contraer matrimonio en 1152 con el duque de Normandía –que dos años más tarde sería coronado Enrique II de Inglaterra–. La unión entre el ducado francés que Leonor representaba y el reino de Inglaterra dio lugar a la creación de una serie de vínculos comerciales que permitieron que el vino de Cahors desembarque en las islas británicas, donde comenzó a gestarse una bien merecida fama.
Esa buena reputación siguió en ascenso por unos cuantos siglos. La llegada al trono de Enrique III, en 1312, acentuó su fama pues el monarca lo apodó “vino oscuro de Cahors”, elogiando su gran concentración de color. Siglos más tarde, otro gran impulsor fue el zar Pedro El Grande, que aseguraba que ese vino le había curado una úlcera de estómago.
Pero la gloria del Malbec de Cahors llegó a su fin con la plaga de la filoxera. A partir de 1863, los viñedos franceses fueron devastados por este diminuto pulgón que destruye las raíces de las vides. A Cahors, la filoxera llegó en 1877 y arrasó las 40.000 hectáreas en las que se cultivaba el Malbec.
Para suerte de todos los amantes de este vino, durante su exilio en Chile, Domingo Faustino Sarmiento había importado (antes de la filoxera) variedades francesas para modernizar la producción de vino, y, de regreso a la Argentina, hizo lo mismo. Así, en el marco de la Quinta Normal de Mendoza creada en 1853, Sarmiento introdujo el Malbec.
Aquerenciado en los distintos terruños de la Argentina, un siglo y medio más tarde, el Malbec se convirtió en nuestra cepa insignia. Pero su éxito global ha llamado la atención de los bodegueros de Cahors, que hoy no dudan en llamar Malbec a su Côt.
“Cahors es una región en la que la producción de vino se encuentra en retroceso –contó el enólogo californiano Paul Hobbs, que además de producir el icónico Cobos Malbec en Mendoza, asesora a una bodega en Cahors–. Si bien tiene un gran suelo para su cultivo, similar al de la Borgoña, allí se alternan épocas de sequía con otras de lluvia excesiva, pero lo peor es que la legislación en torno al manejo de los viñedos es muy estricta, lo cual dificulta hacer frente a estos desafíos”.
Para Cahors, la reputación del Malbec argentino quizás sea un salvavidas para sus viñedos en baja. Pero para el Malbec argentino, es solo un competidor más, que se suma a otros países (Chile y Estados Unidos, entre otros) que en los últimos años han querido aprovecharse de su fama bien merecida.
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