Lujo en Miami. El arquitecto argentino que construye las primeras residencias Aston Martin

Rodolfo Miani levanta la torre más alta de Miami, un complejo de lujo que responde al auto icónico de alta gama: hay departamentos que valen casi 50 millones de dólares

Cuando a los 24 años y recién recibido en la FADU UBA lo citaron por un centro comercial en Las Cañitas, Rodolfo Miani no imaginó que la escala de sus proyectos pegaría el volantazo. De remodelaciones y viviendas familiares, Miani y sus socios, Martin Bodas y Alejandro Anger, se embarcaron en la construcción de El Solar de la Abadía, el primer shopping del barrio de Belgrano. El estudio BMA Arquitectos & Asociados puso segunda y saltó a desarrollar complejos residenciales, torres, aeropuertos, sedes corporativas y proyectos de Real Estate en Argentina y Latinoamérica.

Pero hace unos años tuvieron una idea que los llevó a levantar la torre más alta de Miami: las residencias Aston Martin, el primer complejo de lujo que responde al auto icónico de alta gama que desde 1913 es sinónimo de prestigio y elegancia. “Entre las firmas de lujo la tendencia es construir. Lo hicieron Porsche, Armani, Fendi y Cipriani, entre otras marcas que ya cuentan con edificios en La Florida. Entonces empezamos a pensar en las que aún no se habían volcado al Real Estate. Llevamos la idea a la fábrica de autos emblemática. Les gustó y acá estamos, levantando la torre más alta de Estados Unidos, fuera de Manhattan”.

Rodolfo Miani puso quinta y a toda velocidad se reunió con los responsables de la firma inglesa en Londres. Si bien reconoce que no es muy “tuerca” apenas entró al auto quedó fascinado. El olor al cuero, las manijas de las puertas, el tablero, la tapicería, las pantallas. Se deslumbró con los detalles, esos que lo convierten en un clásico de clásicos. “Es otra cosa manejar un Aston, una experiencia totalmente distinta”. En Gaydon, la localidad a 100 kilómetros del Big Ben donde está ubicada la fábrica, Miani manejó por mano izquierda un modelo DB11. Aerodinámico, con luces LED y un sistema que le permite circular a velocidad crucero. “Tiene un motor muy poderoso, y es deportivo y elegante a la vez, una combinación muy particular”, destaca el arquitecto que tomó nota de todo. “Sin ser fanático de los autos claramente éste tiene un diferencial que lo convierte en una pieza de museo. Esas sutilezas nobles y la honestidad de los materiales fueron las que aplicamos al proyecto”, agrega.

El estilo Aston Martin se refleja en las residencias. Las rampas de acceso con indicadores de luces personalizados, el estacionamiento premium para las unidades customizado para cada usuario –algunos propietarios reciben un auto de regalo– y los materiales y revestimientos de altísima calidad en los interiores. Todo brilla, desde los pisos de mármol blanco a la luz que ingresa por las ventanas con vista al río, allí donde confluye con el mar, a la altura del 300 de Biscayne Boulevard. El complejo cuenta con piletas en el piso 54 y una galería de arte con fotos de Julian Lennon (el hijo mayor de John Lennon).

La velocidad fue el punto de partida de Miani que hace 8 años bosquejó el primer dibujo de las residencias y le adjudicó una morfología de vela que descansa sobre el agua. Con casi el 90% vendido, los valores parten del medio millón de dólares y trepan hasta 50 millones, en el caso de los 8 pent houses que sobrevuelan la bahía. Estas unidades tienen pileta y helipuerto propios, en el tope de los 280 metros de altura. “La forma en que los autos absorben la velocidad, las líneas suaves y atemporales del diseño nos sirvieron para mantener el espíritu del concepto y llevarlo a líneas arquitectónicas. El proceso es tan largo como el lanzamiento de un auto de alta gama”, explica el arquitecto de 56 años.

Los casi 100 mil metros cuadrados que se distribuyen en 68 pisos se “apoyan” en el borde del agua, “de manera tal que genera un efecto muy interesante junto a las marinas, donde los que tienen barcos directamente bajan a buscarlos allí”.

La escultura, el origen de todo

A los 17 años Rodolfo tuvo que tomar la decisión de elegir una carrera universitaria. Era muy bueno con las cuestiones manuales, participaba en talleres de cerámica y quería algo que le resultase natural. “La arquitectura es esculpir el espacio, si alberga gente o aviones es igual, se trata de plantear volúmenes de tres dimensiones. En la facultad entendí esta analogía”, señala. Entre las piezas que todavía atesora hay muchos caballos, en distintas posturas. “Me gustaba mucho el movimiento y la expresión que tenían”, recuerda.

Apenas se recibió en la UBA llegó la asociación con Martín Bodas y Alejandro Anger. Rodolfo es la M del estudio cuya huella tiene un nombre y apellido ilustre en la arquitectura argentina: Clorindo Testa. El autor de la Biblioteca Nacional contrató a estos jóvenes profesionales y les encomendó el concurso del Parque de la Costa, que ganaron. Después llegó la Universidad de San Luis. “Junto a Horacio Torcello, Clorindo nos enseñó a manejar las grandes escalas. Era único”, dice Miani sobre uno de sus maestros.

Fusionar y articular equipos de trabajo en distintos países es otro de los aspectos que más le entusiasman. “En Buenos Aires somos 50, pero tenemos contacto diario con colaboradores de todas partes, desde Arabia, Europa y Estados Unidos a países latinoamericanos”, dice.

Para una de las flamantes torres de Puerto Madero, los BMA también tuvieron que acoplarse a equipos internacionales. El complejo SLS de residencias y pent houses es un emprendimiento que impulsó The Releated Group para el que convocaron al estudio del diseñador italiano Piero Lissoni, que desarrolló el interiorismo y a un estudio suizo para el paisajismo. Con una plaza pública de esculturas, Miani destaca que, a diferencia de muchos emprendimientos que miran al Río de la Plata, “este complejo gira y se posiciona hacia la ciudad”.

Del auto de James Bond que apareció en pantalla por primera vez en 1964 y ya lleva más de 10 películas, al pent house que se posa sobre las aguas de Miami. El Aston Martin ratifica su lugar en el podio de las marcas más clásicas y lujosas de la historia. Esta vez, de la mano de un arquitecto argentino.

Por Vivian Urfeig

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