En caso de aprobarse, los productos alimenticios deberán presentar indicadores concretos sobre el exceso de azúcar, sodio o grasas saturadas; además, se regulará el marketing destinado a niños
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Una alimentación saludable implica equilibrio, variedad y tiene que ser acorde a las pautas culturales con las que vivimos. Nos tiene que resultar accesible y familiar, y debe aportar la cantidad suficiente de nutrientes que necesitamos, limitando los que, en exceso, son un factor de riesgo para nuestra salud.
La ley de etiquetado frontal que se está por votar en Diputados nos adivierte sobre lo que se define como “nutrientes críticos” (el término suena raro, porque de nutrientes tienen poco y nada) que son azúcares, sodio, grasas saturadas. O sea los que tenemos que consumir mucho menos , ya que son los que nos hacen mal.
Hoy algunos miran la etiqueta nutricional, que es lo que tenemos actualmente: un cuadrado blanco con información que solo pocos pueden interpretar, ya que casi nadie sabe cuánto sodio puede consumir por día.
Los ingredientes, en general, están en lugares poco legibles, salvo que sean muy pocos (lo cual es siempre un buen indicador) y entonces se ven un poco más.
Lo que lograría la ley, con los sellos octogonales negros, es advertirnos: “Ojo, esto tiene mucha azúcar”, que en el caso de un alfajor no sería novedad, porque lo sabemos, pero tal vez sí nos abra los ojos con la cantidad de azúcar oculta que tienen otros productos que a primera vista creíamos del lado del bien. En este sentido, hoy hay muchos productos que pasan por ¨saludables¨ y que sin embargo restan en tu alimentación. Y ahí es donde la ley será más útil, sin contar con que también va a regular lo que se puede o no decir en un claim. ¿Y qué es el claim? Es esa frase corta que afirma, sugiere o implica alguna propiedad extra del producto. Por ejemplo: “fuente de hierro”, “fibras naturales”.
Entonces, si la ley sale como se planteó originalmente, ya no se podrán resaltar declaraciones nutricionales complementarias si los productos tienen alguno de los sellos. O sea, si tenés mucha grasa saturada no vas a podes poner en el envase que contenés Vitamina C, por ejemplo. Porque algo común como estrategia es agregar cantidades mínimas de algún nutriente o vitamina para poder ponerlo en el frente como claim, aunque no puedan ser absorbidas o sean insignificantes.
Alto impacto
Si la ley se aprueba, de todas formas, hay plazos para que los paquetes cambien. Entre 1 y 2 años es lo esperable como buena noticia. De ahí que quizás lo que más notemos en nuestras visitas futuras a las góndolas sea una de las regulaciones de más impacto en los niños y adolescentes. ¿De qué se trata? No vamos a ver más dibujos, personajes, caritas, osos, superhéroes o jugadores de fútbol en productos con sellos. Algo que Disney implementa desde hace muchos años: si algo tiene más de x cantidad de azúcar, grasas saturadas o sodio, no aprueba las licencias de sus personajes para promocionarlo, salvo una vez al año por país. Si una compañía privada lo hace, también debería hacerlo un Estado, para cuidar a los más chicos.
¿Dónde es más estricta la ley? Donde el problema es mas grave. Las bebidas azucaradas no podrán contar con avales de entidades científicas o médicas, tampoco con personajes, dibujos, deportistas, concursos o descargas digitales. Nada que incentive su consumo en menores. Esto no significa que se prohíba nada, solo se regula que este tipo de productos no puedan tener imágenes ni técnicas de marketing que sean dirigidas a menores. Entonces, si los adultos se los compramos, será sabiendo que tienen uno o más sellos en el frente. Lo cual hace la decisión más justa. ¿Qué no lleva sellos? El azúcar común, aceites vegetales, frutos secos, manteca, miel y sal.
Lo que hace esta ley es emparejar la cancha, que hoy realmente no es justa para los consumidores ya que no sabemos lo que compramos ni lo que comemos. Y en nuestro país, 4 cada diez niños y 7 de cada diez adultos, viven con sobrepeso. Por eso, necesitamos información directa y clara en un etiquetado frontal.
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