Conocida en toda Latinoamérica, también es cantante, hace doblajes y llegó a Buenos Aires para ofrecer un show
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Su voz es inconfundible para cualquiera que suba a un auto y necesite saber cómo llegar a destino. Y aún así, la mayoría la conocerá en todo su esplendor cuando llegue al escenario del teatro Margarita Xirgu el miércoles próximo, a las 20.30, y cante sus canciones, aquellas que conforman su sistema de navegación interno.
Susana Ballesteros es conocida en toda Latinoamérica por ser la voz del GPS, pero es mucho más que eso: es música y cantante –toca el violín y la guitarra, y compone todos sus temas–, es locutora y periodista, hace doblajes para videojuegos y películas y se luce en las alfombras rojas de los grandes eventos como los Oscar, los Grammy y los Golden Globe. Es, sobre todo, una artista de la voz que genera emociones en cualquiera que la escuche. Española, casada con un argentino y mamá de dos hijas, vive en Los Ángeles, desde donde construye su carrera en base al esfuerzo, el talento y el humor: a lo largo de la charla se pondrá en la piel de ‘la voz del GPS’ para reírse de sí misma.
–¿Tiene algo especial tocar en Argentina teniendo en cuenta que tu marido nació acá?
–Por supuesto. Es una sensación muy intensa cantar aquí, no es como ir a tocar a cualquier país. Yo a la Argentina la siento un poco como mi casa, cuando escucho el acento argentino en cualquier lugar del mundo, me provoca un sensación familiar. Tengo muchos amigos aquí, me siento querida y tengo la presión de que salga todo bien.
–¿Qué te gusta del país?
–Me encanta el acento, y aunque lo hago bien, a mi marido no le gusta. Copio mucho a los jóvenes, el “tipo eh, bueno, tipo que… no te puedo creer”. Me gusta mucho la comida, aunque desde que llegué tengo el estómago cerrado y no pude ir a Palermo. Y la inteligencia: hablas con cualquiera y está súper informado, tiene una teoría para todo, la gente está muy involucrada en la vida política y social, tienen opiniones fuertes y eso es admirable. Pero me da pena la gran división que hay en una tierra tan maravillosa, me gustaría verla brillar algún día.
–¿Qué cosas insólitas vivís por ser la voz del GPS?
–Cuando vinimos a la Argentina la última vez, en abril, nos subimos a un taxi con mis hijas y estaba mi voz. Ellas me decían por lo bajo: “Eres tú, mami, dile que eres tú”. Les encanta, me dicen que soy famosa, les hace gracia. Cuando eran más pequeñas les gustaba hablar con el asistente, y yo les decía “no hablen con el aparato, hablen conmigo”. Es muy loco, lleva ya un montón de años, empezó en 2014, y todavía escucharme en sitios inesperados es muy raro. Aunque estoy acostumbrada a escucharme en comerciales y otras grabaciones, cuando me pasa en un auto todavía me sorprende, es extraño.
–¿Con qué se va a encontrar el público: con la voz que los guía en el GPS o con la Susana que quiere dejar atrás esa etiqueta?
–Seguramente van a escuchar una voz mucho menos robótica, más imperfecta y mucho más auténtica. Por supuesto no faltará un guiño a la voz del GPS en el show, es inevitable. Pero la que sube a escena es la voz de la emoción. En el GPS siempre hablo así [cambia la voz a la del sistema de navegación]. Creo que la Susana cantante propone un viaje por todas las emociones. Digamos que es otro tipo de viaje que lleva a otros destinos, pero sobre todo van a poder conocer a la verdadera Susana porque además yo compongo las canciones.
–Son muy autorreferenciales, por ejemplo “Maravillosamente rara” y “Ya me cuido yo” hablan mucho de vos y de la búsqueda de empoderarte, de aceptarte.
–En “Ya me cuido yo” me doy permiso para hacer lo que quiero sin esperar la aprobación de nadie. Para cumplir tu sueño debes ser la versión capaz de hacer ese sueño realidad. Y la complaciente, que hace las cosas que los otros esperan que haga, no puede cumplir sus sueños. Tampoco se trata de hacer solo lo que una quiere, la magia está en el equilibrio. Y después, en “Maravillosamente rara”, me di cuenta de que uno no puede ser fuerte sin aceptarse cuando no lo es. Eso es lo que te da fortaleza. Aceptarte en todos los momentos en los que no alcanzas ese ideal, es clave. De pequeña tenía esa sensación de ser diferente, pero después me di cuenta de que todos somos de alguna manera algo raros. Ni yo soy tan rara ni los demás son tan normales. Las dos son canciones liberadoras y terapéuticas. El mensaje es: siempre uno puede quererse y aceptarse un poco más.
–Si tuvieras que definirte, ¿qué sos?
–Me gusta considerarme una artista de la voz. Hago arte de diferentes maneras, con la música, con el doblaje y también con el GPS. En definitiva, se trata de transmitir emociones con la voz. Por ejemplo, en el GPS me interesa mucho el subtexto que hay en esa voz que te acompaña en el auto. Más allá de las indicaciones, te está diciendo “tranquilo, vas a estar bien, estás acompañado”. Hay una sensación de calma, y esa emoción es importante para quien maneja. Cuando canto estoy transmitiendo una emoción propia. La música es lo que más me gusta y lo que intento potenciar, pero siempre va a haber un hueco para hacer proyectos con videojuegos, audiolibros o doblajes. Es tan divertido que no quiero dejarlo. Somos de una generación que creció con esa cuestión de “aprendiz de todo, maestra de nada”. Se puede ser muy bueno en muchas cosas. A eso aspiro.
–Hace un tiempo trascendió un video muy divertido en el que estás con quien es la voz del GPS de España. ¿Hay competencia entre los artistas de la voz?
–No, con Nikki [García] somos muy amigas. Sentimos que compartimos algo importante, es como una hermana perdida que me he encontrado. Me llevo muy bien con ella, las dos cantamos y tenemos una faceta periodística. De hecho hemos hablado de trabajar y hacer un algo juntas.
–Cubriste muchas alfombras rojas. ¿Ver ese mundo tan de cerca, te motivó querer subirte a un escenario?
–Llevo un montón de años cubriendo los grandes eventos para ¡Hola!, aunque este año no he hecho tantas alfombras rojas. Me encanta porque el hablar con tantos artistas me ha ayudado, sobre todo, a dar el paso. Pero me gusta sobre todo cuando te cuentan el lado difícil, vulnerable. Cuando empecé con las entrevistas por el tema del GPS me costó, pensaba que mi lugar no era el de entrevistada, sino el de entrevistadora. “¿Hablar de mí? No voy a dar la talla”, me decía. Pero después me di cuenta de que me encanta hablar de mí [risas] y me explayo un montón. Me gustan los dos lados.
–¿Cómo es tu vida en Los Ángeles?
–Cada día es diferente, lo que no varía es que medito dos o tres veces por día, hago ejercicios de vocalización, de canto. Y hay días en que hago audiciones. Pero desde que empecé con la música reduje mucho los castings porque de algún lado tengo que sacar el tiempo. Hoy soy mucho más selectiva con los proyectos que hago.