En Chubut, las bodegas Contra Corriente, Casa Yagüe y Viñas del Nant y Fall forman un circuito que conjuga paisajes idílicos con etiquetas de carácter propio y prestigio internacional
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TREVELIN.– Cuando salen a descubrir una nueva ruta, los amantes del vino saben que, más que degustaciones, los esperan rincones soñados como el incipiente circuito en el valle de Trevelin, cerca de Esquel, en Chubut. La ruta está formada por las bodegas Contra Corriente, Casa Yagüe y Viñas del Nant y Fall, entre las más australes del país, todas con un común denominador: vinos de carácter propio, que ganaron prestigio internacional. Una de las principales características es que son baja graduación alcohólica, unos 11 grados frente a los 14 de los mendocinos.
Un terroir bien patagónico
A orillas del río Percey, en Contra Corriente, la vid madura lentamente en medio de heladas y cada planta recibe cuidados manuales una docena de veces por temporada. El proyecto nació en 2013. Es obra de dos amigos norteamericanos, Rance Rathie y Travis Smith que se lanzaron a la aventura de convertirse en los primeros productores de vino en un lugar de frío extremo. No tuvieron suerte de principiantes. Con las heladas, murió todo lo que habían sembrado. Después de que colocaron una protección antihelada, empezó a rendir frutos. El crecimiento en el Paralelo 43° Sur es lento pero al recibir mucho sol, se obtienen estos vinos gustativos y de aromas complejos. Se producen unas 10 mil botellas al año, que se consumen en los mejores restaurantes y hoteles. También es posible disfrutar de una degustación, en una barra con vista a la Cordillera. La bodega tiene seis habitaciones, que se ocupan por 350 dólares la noche. Las instalaciones incluyen una sala de spa con vistas al viñedo.
Una viña y un arroyo
La bodega Nant y Fall está a 15 km de Trevelin, sobre la Ruta Nacional 259, cerca de la vecina localidad chilena, Futaleufú. Sergio Rodríguez es el responsable de un sueño cumplido. En 2009 dejó Mar del Plata para llegar junto a su madre, padre e hijo, Emanuel (hoy enólogo), a este paraje patagónico que, en esos tiempos, era un mosquetal. “Empezamos con el estudio de los suelos, probamos varietales para pasar de las ganas al rigor científico”, cuenta Rodríguez. Eso fue posible gracias a la ayuda de la tecnología, específicamente de los aspersores con los que hacen frente a las heladas (genera una llovizna por encima del viñedo cuando la temperatura baja a 1 °C). La viña está regada por el arroyo Nant y Fall que cruza el terreno. El pinot Noir es varietal estrella, insignia de la Patagonia. El afamado crítico británico Tim Atkin distinguió uno de cosecha 2018, con 90 puntos, equivalente a una medalla de oro. Viñas de Nant y Fall no solo es una bodega reconocida que embotella 14 mil vinos anuales: en este enclave funciona un camping con servicio para motorhomes (baños, vestuarios, cocina a leña, wi-fi, parrillas, conexión eléctrica). Y hay instalaciones tradicionales para alojarse.
Vida de campo
En el kilómetro 63,5 de la Ruta Nacional 259, está Casa Yagüe Angus & Wines: 3 hectáreas donde se respira vida de campo. Las casas equipadas para cuatro personas y los espacios para la cata son impecables. Ofrecen almuerzos con productos de huerta orgánica, catas y atardeceres acompañados de grandes vinos. Aquí se producen unas 3000 botellas al año de Pinot Noir, Sauvignon Blanc, Chardonnay y Rosé Blanc de Blanc, entre otros.
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