Durante 60 años, Uruguay fue el único país fuera de Francia autorizado para producir el famoso destilado
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El mundo de las “apelaciones de origen” es cada vez más estricto. Lejos está el tiempo en que cualquier vino con burbujas podía autoproclamarse Champagne o en que todo queso azul podía poner en su etiqueta la palabra Roquefort. Esas y otras denominaciones de origen tienen como regla principal la del origen geográfico: un Tennessee Whiskey solo puede ser producido en ese estado norteamericano, del mismo modo que el Cognac solo puede salir de esa región francesa... o de Uruguay.
¿Un Cognac uruguayo?
Sí, el Cognac Juanicó fue producido durante décadas en un pueblito del departamento de Canelones, a 46 kilómetros al norte de Montevideo. Juanicó, poblado cuyo origen se rastrea a una estancia jesuita de la primera mitad del siglo XVIII y que recién entrado el siglo XXI supera los 1000 habitantes, tuvo durante 60 años el extraño privilegio de ser el único sitio fuera de Francia en el que se podía producir Cognac y poner ese nombre en la etiqueta.
Honrar deudas contraídas durante la Segunda Guerra Mundial, allí se encuentra el origen del Cognac Juanicó. En 1946, en agradecimiento a la provisión de alimentos durante la segunda guerra mundial (y como forma de saldar en parte su deuda con el Estado uruguayo), Francia cedió a Uruguay el permiso para producir Cognac bajo esa denominación de origen.
Y no solo eso. Francia donó las vides y envió a este pequeño pueblito un equipo técnico para supervisar el desarrollo y producción del Cognac. De esa historia en la que, con idas y vueltas, Uruguay se convirtió en productor de ese afamado destilado de vino solo quedan algunas pocas botellas en la cava de la bodega Establecimiento Juanicó. Y de registros escritos al respecto, mucho menos que eso.
Un líder en su categoría
“No hay mucho registro al respecto, ni siquiera en Uruguay”, comenta desde ese lado del charco Pablo Rodríguez Mezzetta, sommelier y director de la carrera de Sommelier de la Facultad de Química de la Universidad de la República. Pero, ¿y qué tan bueno era?. ¿como el francés? “Si era comparable al francés, decir eso es pretencioso. Pero tenía una muy buena calidad sin dudas. Sobre todo entre las décadas de los 60 y los 90, era líder y referente de mercado”, agrega.
Santiago Deicas, integrante de la familia que en 1979 adquirió la bodega donde se producían los vinos para elaborar el Cognac uruguayo, comenta: “La calidad del Cognac que se hacía en Uruguay era buena. el Juanicó era reconocido como de muy buen calidad. Pero eran otros tiempos: en esa época se consumía muchísimo Cognac, pero con el tiempo ese consumo fue decayendo”.
Una curiosidad que destaca el sommelier uruguayo es que, antes de quedar en manos de la familia Deicas, la producción del Cognac la hacía el Estado. “En Uruguay, todo lo que son destilados locales se elaboraban por parte del estado e incluso los importados tenían que pasar por el Estado, por un organismo que es el Ancap, el mismo de los combustibles”, cuenta Rodríguez Mezzetta.
En el caso del Cognac, agrega, “los franceses no solo dieron la posibilidad de producir bajo denominación de origen, sino que mandaron un montón de técnicos de la región de Cognac para plantar la viñas de cero, instalar la destiladora y la bodega, y por un buen tiempo estuvieron trabajando y asesorando en la elaboración del Cognac”.
Fútbol y potencia mundial
Rodríguez Mezzetta sugiere poner un contexto al acuerdo entre Francia y Uruguay, suscripto en 1946, ya que en ese entonces la relación de poderes entre ambas naciones era muy distinta a la actual. “Entre 1920 y 1950, Uruguay era un de los grandes países a nivel económico -afirma-. Es el gran periodo de explosión económica y de reconocimiento mundial, que casualmente va muy vinculado con lo que ocurría en el fútbol, ya que justo es el período histórico de la selección uruguaya, y del mundial del 30, que se realizó en Uruguay por el poder económico que tenía. A tal punto de poder construir el estadio Centenario en muy pocos meses”.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Uruguay tuvo una posición neutra. “Pero siguió manteniendo grandes relaciones económicas con Francia. Lo que hacía era aportar materia prima -lana, carne, semillas, granos, cuero-, los grandes productos que siempre se elaboraron en Uruguay y que se exportaban con cierta facilidades, lo que fue ampliando la deuda de Francia. En 1946, finalizada la guerra, una manera de achicar la deuda, una suerte de manotazo de ahogado, fue permitir a Uruguay utilizar por sesenta años la famosa apelación Cognac”.
Llegado este punto vale recordar qué es el Cognac. Integrante de la familia de los brandy, que son destilados de vino que luego son añejados en barricas de roble, la apelación de origen pertenece a una pequeña región ubicado al norte de Burdeos, relativamente cerca de la costa Atlántica francesa. Allí se produce este destilado que, en los últimos años, ha cobrado nuevo auge de la mano de raperos que lo consumen como símbolo de lujo.
¿Hay futuro para el Cognac Uruguayo?
La historia del Cognac Juanicó tuvos sus alzas y bajas. A pesar de haber alcanzado cierto prestigio, su desarrollo se vio afectado por los vaivenes que ya son conocidos en las empresas estatales de esta parte del globo. “En su momento era un negocio muy rentable, porque en Uruguay se consumía mucho Cognac -advierte el sommelier-. Como toda empresa publica, Ancap tuvo ciertas liviandades en su gestión, y la producción de destilados fue decayendo en calidad, competencia y promoción, hasta que Ancap decide crear una empresa privada (pero con el 100% de accionistas de Ancap) para recuperar lo perdido en materia de bebidas”.
Pero no funcionó, se lamenta Rodríguez Mezzetta. “Nunca terminó de levantar cabeza y esta empresa de destilados quebró en el 2017″. Un año antes, en 2016, había finalizado el permiso de 60 años otorgado por Francia para producir Cognac.
Pero antes, en 1979, la finca y la bodega donde se producía el vino a destilar para producir Cognac había sido vendido a Familia Deicas, que en la cava de su bodega en Juanicó aún conservar algunas botellas e incluso algunas barricas que contienen el destilado producido bajo apelación de origen. “Algunas botellas tenemos, no se cuántas, en nuestra propiedad -dice Santiago Deicas-. Es una partida de Cognac muy muy viejo, y de excelente calidad, de unos15 o 20 años de añejamiento, pero también tenemos algunas barricas de un Cognac de 5 o 6 años de añejamiento, aún sin embotellar.”
Quizás en algún momento, dentro de no mucho, lo que queda de Cognac uruguayo vea la luz.
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