
La casa donde se filmó “Esperando la carroza”, un templo para fanáticos
En la locación del barrio de Versalles, Antonio Gasalla inmortalizó a Mamá Cora
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“Era muy introvertido, se quedaba callado esperando en una de las habitaciones de la casa que le tocara su escena para grabar”. El recuerdo de Antonio Gasalla sigue fresco en la retina de Flavia Pérez, la dueña de la mítica casa de Versalles donde se filmó Esperando la carroza.
La película donde Gasalla interpretó a la entrañable Mamá Cora alteró el pulso del barrio, cuando el equipo de rodaje y los actores se instalaron en el living, las habitaciones, la cocina y hasta el baño de la familia Pérez.
Hoy, a 40 años de esta producción, la calle Echenagucía 1232 se transformó un “templo” para los fanáticos del filme que dirigió Alejandro Doria.

Celosa de la privacidad, para Flavia Pérez abrir las puertas de su casa no es negociable. Solo acepta visitas si se trata de un proyecto escolar. Y una sola vez aceptó el ingreso de fanáticos especiales; “Hicieron un concurso de imitadores de los personajes de la película. El premio era entrar a casa. El chico que ganó, un actor rosarino, hizo tan pero tan bien de Mamá Cora que lo dejé pasar”, dice la dueña de esta locación cuya fachada recuerda el hito con una placa distinción otorgada por la Legislatura del gobierno porteño. “De interés cultural”, afirma la mención en la entrada de la casona más famosa del cine nacional. Puertas adentro, Flavia Pérez pasó su infancia y su juventud, junto a sus abuelos y siete tías. Y hoy sigue siendo su hogar. “No es cierto que desconecté el timbre de la casa, eso se dijo porque todo el mundo quiere entrar”, aclara. Es que los fines de semana se organizan tours por las locaciones de la película y su casa es la frutilla del postre, ya que allí se grabaron las escenas de Elvira y Sergio Musicardi [China Zorrilla y Juan Tenuta] que hoy siguen en el recuerdo colectivo. Muchas, incluso, ya adquirieron la categoría de meme.

“Fue una revolución para el barrio y para mi familia. Trajeron muebles, equipos, luces. Cambiaron nuestras cosas de lugar. Nos mudábamos de cuarto si hacía falta, pero intentamos llevar la vida normalmente. La casa de enfrente, que estaba abandonada, sirvió como depósito de vestuario. La cuadra era una romería de gente”, recuerda Flavia, que tenía 20 años al momento de la producción. “Luis Brandoni y China Zorrilla se tiraban a dormir la siesta en las habitaciones libres”, dice la propietaria más solicitada de Versalles que aún atesora el teléfono a disco que se usó en la película: “Era nuestra línea, también salió un mueble antiguo y parte del baño. Cuando lo remodelé y tiré los artefactos se armó todo un revuelo entre los Carroceros [como se autodenominan los fanáticos de la película]; estaban furiosos”.
El furor por repetir de memoria las líneas del guión escrito por Jacobo Langsner o emular los vestidos y tacos de Betiana Blum, los tonos de voz y las escenas, fue registrado en el documental Carroceros (disponible en cine.ar), que indaga sobre las obsesiones de los fanáticos y la vigencia de un fenómeno cultural que marcó a fuego a varias generaciones de argentinos.
“Gasalla fue muy generoso, nos dio material inédito del rodaje en un pendrive cuando lo entrevistamos y, además, su testimonio fue muy divertido. Estamos muy agradecidos con él”, señalan los directores, Denise Urfeig y Mariano Frigerio. Y agregan: “Había contratado un camarógrafo especialmente para registrar el proceso de maquillaje, que llevaba muchísimo tiempo y trabajo. Era muy moderno para la época. Nunca se lo había mostrado a nadie. Y nos regaló todo ese material”, dicen los realizadores.

En tanto, Flavia cuenta que la elección de la casa surgió casi de casualidad. “Mi amigo Oscar Draganczuk era el meritorio de producción. Doria le había encargado la tarea de la búsqueda de locaciones. Una tarde se reunieron en mi casa para hablar de la película y quedó fascinado. Así fue que mi mamá y mis tías firmaron un contrato de alquiler por tres meses”, afirma Flavia.
Para la dueña de la casa-templo, su escena preferida es la del velatorio de Mamá Cora, “porque sale casi toda mi familia, los vecinos del barrio, los padres de varios productores. Doria era así, hacía participar a todos”, recuerda Flavia, que conserva la foto histórica del final del rodaje, tomada el último día en el living que se transformó en leyenda. Cree que, de ahora en más, su casa se podría transformar en un santuario para los fanáticos de Mamá Cora, uno de los personajes más memorables de Antonio Gasalla.
Para el mes que viene, se está programando un Tour Carrocero en homenaje al actor, que culminará en la vivienda de Echenagucía al 1200. Y el 4 de mayo, dos días antes de la fecha del estreno de la película (6 de mayo de 1985) se realizará una proyección con empanadas y concurso de personajes.
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