En un contexto en el que las aplicaciones como Tinder experimentan un retroceso, cada vez son más los que participan en grupos que invitan a desarrollar relaciones a partir de intereses comunes
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Desde hace un tiempo siento que las apps de citas ya no funcionan tan bien. Cuando aparecieron empecé a usarlas y siempre me funcionaron. Pero ahora es distinto. Por un lado, las aplicaciones cambiaron. Podés estar semanas sin hacer un match y, al mismo tiempo, acumular decenas de likes. Y luego creo que la gente también cambió su comportamiento: hay hartazgo, desconfianza e impaciencia, lo que complica no sólo hacer match, sino hasta intercambiar un par de palabras. Por eso creo que hay que buscar la manera de ir abandonando las apps de citas y volver a encontrarse cara a cara con el otro”, afirmó Patricio López, de 44 años.
Después de años de matchs virtuales, la cita presencial vuelve a hacerse un lugar en los rituales sociales de encuentro, e incluso como parte de las algunas de las propias apps de citas que comienzan a incluir eventos offline. De alguna forma, es una vuelta a los tiempos prepandemia, en que las apps de citas tenían un uso más moderado al que experimentaron luego, durante los tiempos de confinamiento obligatorio asociado, en que surgieron todo tipo de nuevas estrategias sociales –desde los zoom-cumpleaños hasta las fiestas online– y cuando el uso de apps para citas se disparó, en algunos casos casi duplicando las horas de uso.
Hoy la realidad es muy distinta. Las descargas anuales de Tinder (la aplicación más popular a nivel global, que concentra el 30% del mercado) bajaron más de un tercio en comparación con 2014, dejando atrás momentos de auge. En 2019, justo antes de la pandemia, su número de suscriptores creció un 50% de un trimestre a otro. Hoy, el número de usuarios pagos se encuentra en retroceso, por debajo de los 10 millones, lejos de su pico histórico pandémico de 11 millones.
Al mismo tiempo, más del 90% de los integrantes de la llamada generación Z (nacidos entre 1997 y 2012) dicen sentirse frustrados con esta clase de apps, según revela un informe de la BBC. Una encuesta realizada en Estados Unidos por la consultora Axios sobre estudiantes universitarios halló que el 79% dijo no usar ninguna app de cita “ni siquiera una vez al mes”.
Esta realidad se vio reflejada también en un número especial que publicó The New York Magazine, titulado “¿Las citas son una pesadilla total para vos en este momento? No estás sola”, en el que señalan que “intentar tener citas siendo una mujer joven se ha vuelto tan malo que se ha vuelto viral”, en relación a una incipiente tendencia en la que se viralizan en TikTok los testimonios de mujeres que cuentan entre lágrimas las peores experiencias recientes de citas con varones.
No sólo el mercado de las citas está más difícil que nunca, sino que también se observa una fatiga con las dating apps, concluye The New York Magazine.
“Creo que es algo cíclico: en algún momento usaste el discman, después vino la música digital y ahora estamos escuchando vinilos. Eso mismo pasa con las apps. Cuando salió Tinder estuvo re bueno, pero fue solo una parte de un ciclo y ahora volvemos al cara a cara. Es algo de una moda que pasa –opinó Pablo García, de 35 años, ex usuario de Tinder–. Por otro lado, es mucho mejor la conexión que tenés con alguien cara a cara, mientras que tratar de ver si tenés onda o no con alguien que no conocés y con quien estás chateando no es una buena experiencia”.
“A algunos nos resta un poco de amor propio y no estamos dispuestos a exponernos al mercado de carne de las app de citas”, dijo por su parte Javier Imáz, de 41 años. “Sabemos que conocer a un otro dista mucho de ver fotos en la playa o leer sus requisitos excluyentes. La química se ve en persona, en el puro presente, dónde no hay que explicar lo ironía y las caras chispean elocuentes de gestos reales”, agregó.
Nuevas alternativas
En este contexto, algunas apps de citas como Happn comenzaron a organizar encuentros offline –fiestas, citas de juegos, cenas– en un intento por adaptarse a las nuevas tendencias sociales. Sin embargo no son los únicos apuntando al canal presencial. Las nuevas propuestas para conocer personas tienen en común el organizarse en torno a compartir intereses o actividades comunes... y hacerlo cara a cara.
Un ejemplo de ello es NocheCitas: “Es una iniciativa que lleva un par de ediciones y que surgió porque mucha gente como yo está cansada de las apps para citas, las vueltas, los ghosteos y las primeras citas incómodas”, contó una de sus creadoras, Carolina Zakrasej, que propone generar un espacio donde hacer eso que parece casi demodé: conocer gente “a la vieja usanza” y sin apps de por medio.
En general, el target de estos eventos suelen ser personas de ambos sexos (aunque la mayoría son mujeres), de entre 25 y 40 años. Aún así, Carolina comenta que como han recibido consultas de gente mayor están pensando en armar ediciones +40 a futuro. “Hoy el espacio es abierto a todos los mayores de 18 años, pero en la medida que se vaya segmentando solo y que siga creciendo, veremos la posibilidad de armar nuevas versiones”.
“La verdad es que sobre todo a nuestra edad y post pandemia, se vuelve mucho más difícil conocer gente de manera old school, por amigos de amigos, en un laburo o simplemente en la calle –agrega–. A diferencia de una salida de bar o de boliche cualquiera, en NocheCitas proponemos actividades que incentivan a que la gente interactúe y se conozca un poco desde lo lúdico. Después obvio dejamos las cosas libradas a cómo las quiere seguir cada uno. También, aunque ya desde el nombre esta orientada al vínculo más bien romántico, lo que estamos viendo es que mucha gente simplemente viene a interactuar, conocer a otros con intereses similares, hacer networking”.
En busca de espontaneidad
¿Otro rasgo común de los nuevos encuentros? La espontaneidad, como es el caso de Vinculeable, la propuesta informal y lúdica de la licenciada Cecilia Ce (reconocida psicóloga, sexóloga clínica y escritora cuya propuesta “Beer & Sex Nights es un fenómeno teatral) que arrancó luego de la pandemia pero que se continuó debido a su éxito, y que otros influencers también reprodujeron, habilitando sus muros en Instagram para el coqueteo.
La consigna es simple, se sube un posteo donde se habilita mediante los comentarios a ser abordado o manifestar interés en relacionarse por mensaje privado. El sistema es autoregulado y se recomienda tener perfil abierto e inbox disponible.
Por otro lado, también surgieron nuevas propuestas de relacionamiento que se organizan en base a gustos compartidos. La app Timeleft, recién llegada a la Argentina, busca generar “matches” entre personas con intereses en común y los invita a un encuentro presencial en un restaurante. El método es sencillo: el usuario debe llenar un “test de personalidad” y, simplemente, esperar la invitación a un restaurante de su ciudad. Será, invariablemente, un miércoles.
Finalmente, hay que destacar un dato clave: la cita no es “de a dos”. Al usuario lo espera una mesa larga con personas que Timeleft considera compatibles. Por último, para romper el hielo, los comensales reciben un listado con preguntas que sirven para su presentación.
En Buenos Aires (también está en Rosario y Córdoba) todos los miércoles se generan encuentros que suman unas 300 personas en cada jornada. Y, tras las cenas, la app genera un after en un bar o boliche al que pueden asistir los que quieran extender el encuentro.
Esta propuesta supera algunas de las dificultades típicas de las apps de citas, ya que se trata de encuentros cara a cara, pero no uno a uno, sino que en general reúne a unas seis personas por mesa. “Timeleft no conlleva la presión característica de las apps de citas, no implica un esfuerzo de intenciones en torno a los vínculos que se pueden crear. Es mucho más orgánico, mucho más fluido , ya que quienes participan de los encuentros no tienen que ir necesariamente a conocer a alguien por una cita romántica. Se basa en que lo que surge en el encuentro es algo realmente natural, auténtico y genuino”, aseguró Ron Leiferman, mánager para Latam.
Los grupos se conforman a partir de un algoritmo de compatibilidad que tiene en cuenta gustos de cada usuario, temas de conversación preferidos, religión y situación sentimental actual. También se constatan los gustos alimenticios y predisposición a gastar (más o menos) en salidas a cenar.
“Nuestra propuesta ayuda a remover con facilidad muchas de las barreras que trae el mundo virtual a la hora de conocer gente nueva, pero también esas barreras que conlleva el encuentro presencial”, concluyó Leiferman.
Encuentros fitness
Otra movida que gana cada vez más adeptos y se presta como escenario social perfecto para conocer gente es la que conforman los clubs de running o de ciclismo, ideales para los amantes del fitness, los que disfrutan las actividades grupales al aire libre o los que gustan de ponerse metas de performance física (correr carreras de calle o de aventura, maratones, etcétera).
“Conocés gente muy distinta a vos en donde el denominador común son las ganas de cuidarte, de ejercitar o de mejorar tu rendimiento. Y lo interesante es que, como sucede afuera con los clubes de este estilo, es que no es algo netamente atravesado por la performance. Es decir, no es un running team, que es algo totalmente orientado a lo deportivo donde pasarla bien es una consecuencia más indirecta”, explica Gaba Najmanovich, especialista en tendencias, que además entrena y corre en grupo.
Uno de estos grupos es la Unión de Corredores de Revolver. “Surge en primera instancia como un espacio de encuentro para quienes conectan con el mundo del running y todo lo que gira en torno a la disciplina, pero no se trata únicamente de correr sino de encontrarse, prepararse para las salidas y compartir momentos como el café y el desayuno después de cada circuito”, relató Ana Tolomei, creadora de este espacio que por estos días inicia sus encuentros.
“Revolver tiene una comunidad muy grande con intereses en común: los deportes al aire libre, la gastronomía, la música , el arte, la ciudad. La unión pretende ser un espacio que reúna a todos aquellos que quieran recorrer la ciudad corriendo en grupo”, explicó. Con intereses comunes y un espacio compartido con espontaneidad, la posibilidad de encontrar con quién relacionarse les resulta mucho más orgánica que delante de la pantalla de la app de citas.
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