Es un homenaje de la casa de juguetes Mattel
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MADRID (El País). Isabel II ha cumplido 70 años en el trono y las celebraciones por un hito como ese están siendo múltiples y largas. Ahora, a la longeva monarca le ha llegado un homenaje que, hasta ahora, no había tenido: una Barbie en su honor.
La casa juguetera Mattel, propietaria de la célebre muñeca, ha decidido crear una edición especial dedicada a la reina de Inglaterra. La muñeca tiene la cara de la soberana (todo lo que el plástico lo ha permitido) y está peinada con su clásica melena blanca corta y vestida de gala. En concreto, han decidido engalanarla con un vestido de seda blanca brocada de manga larga y hasta los pies, y con un par de guantes a juego. Además, la reina lleva una banda azul cruzada con dos órdenes, una rosa donada por su padre y otra azul claro por su abuelo, Jorge V, y también el broche de la orden de la Jarretera, la condecoración más alta del país, vitalicia, que solo tienen ella, el príncipe heredero y otras 24 personas (entre ellas el rey Felipe VI o Guillermo de Holanda).
Las joyas que se han escogido para la muñeca también tienen una gran importancia. La reina porta la tiara Fringe, que perteneció a la reina María de Teck, quien la recibió en 1919 como regalo de bodas de la reina Victoria. Esa corona de diamantes la lució Isabel II en el día de su boda con Felipe de Edimburgo, en 1947, y también la llevaron en sus nupcias su hija, la princesa Ana, y más recientemente su nieta, Beatriz de York, en julio de 2020.
El collar que luce Isabel II es el llamado Nizam de Hyderabad, que le regaló a la reina por su boda Asaf Jah VII, quien era gobernante del territorio de Hyderabad, en la India, en aquel momento. Al parecer, le dejó escoger a la entonces joven princesa lo que deseara de la casa Cartier, y ella optó por una tiara floral desmontable y por este collar de platino del que cuelga un broche desmontable con 13 diamantes de talla esmeralda y que los expertos consideran la joya de más valor de cualquier familia real, con un precio estimado de unos 80 millones de euros. Es una pieza que, en sus primeros años de reinado, la monarca usó con frecuencia, incluso para retratos oficiales, pero que hace tiempo que no utiliza, probablemente por su peso. Kate Middleton la lució por primera vez en una gala en 2014.
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