Rodeados de lagos, bosques y cascadas, transportan al pasado medieval y se mantienen alejadas de las muchedumbres y bocinas de la Ciudad Eterna
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Aunque las callecitas de Roma, sus sitios emblemáticos, su gente y su historia atrapen y sea difícil irse, vale la pena dedicar unos días a visitar pueblos cercanos. Escapadas que sumergen en ciudades medievales, castillos, lagos, cataratas y alejan por unas horas de la ruidosa capital italiana. Tres opciones recomendables son las localidades de Castel di Tora, Piediluco y Calcata Vecchia. La mejor opción es ir en auto alquilado; a los tres pueblos acerca el tren, aunque luego hay que continuar viaje en taxi. Los tres están a no más de dos horas de Roma.
Castel di Tora y Lago del Turano
¿Un pueblo medieval casi deshabitado, un lago cuyo perímetro se extiende a lo largo de 40 kilómetros y varias opciones de trekking a sólo 80 kilómetros de Roma? Sí, de eso se trata.
Castel di Tora es una localidad italiana de la provincia de Rieti, región de Lacio, con ¡atención! 292 habitantes. Lo que la destaca, además del silencio, es que en los años 40 se construyó sobre el río que la escolta, el Turano, un lago artificial para producir energía hidroeléctrica. Gracias a ello el paisaje del valle se completó. El lago del Turano, de un turquesa particular al pie del Monte Navegna (1508 msnm), y sus poblados de alrededor (Ascrea, Paganico Sabino, Castel di Tora, Colle di Tora y Stipes) son una escapada ideal para quienes estén un poco abombados de la locura romana, sus muchedumbres, ruinas y bocinas.
Se puede optar por picnic a la orilla del lago, visita por los encantadores pueblos y castillos situados (muy instagrameables), o caminatas por las reservas naturales que lo secundan, como la Reserva Natural de Monte Navegna y Monte Cervia.
Haciendo un poco de historia lo que se sabe es que Castel di Tora data del año 1000, y está incluido entre los “pueblos más bellos de Italia”. Desde arriba, en días despejados, se puede ver la cúpula de la Basílica de San Pedro. La torre de la fortaleza es del siglo XI y fue construida sobre roca escarpada. El Palazzo del Drago y todo el pueblo de Antuni están situados en la pequeña península que sobresale en el lago y que se remonta a los siglos XV y XVI. Aquí está también la capilla de San Salvatore. Un paseo con subidas y bajadas que, por momentos, parece la escenografía de alguna película.
Desde Roma se ofrecen excursiones en el día que incluyen senderismo, visita guiada a los castillos, y almuerzo incluido. También hay safaris en 4x4, actividades acuáticas programadas y paradores con sombrillas y reposeras en el verano. A no perderse la gastronomía 100% fatto in casa, pero con disponibilidad de pueblo.
Más información: https://www.turano.it/ Excursiones: https://camminandocon.org/
Piediluco: cataratas, deportes náuticos y brisa lacustre
A 100 kilómetros del centro de Roma, en la región de Umbría, Piediluco es un pueblo en el que reina la paz y cuya particularidad es que se desarrolla alrededor del lago homónimo. Menos de 600 habitantes y actividad náutica son las claves para decidirse a conocerlo. Además, hay varias opciones gastronómicas: helado artesanal, cata de vinos o el famoso aperitivo al atardecer con vista espléndida y brisa lacustre.
El lago Piediluco tiene forma irregular, un perímetro de unos 13 kilómetros y una profundidad máxima de 19 metros. Situado a 375 metros sobre el nivel del mar, abunda en peces: según un estudio hay 15 especies que pueblan el lago y ocho de ellas no son nativas. La falta de corrientes y la presencia de vientos relativamente regulares hacen del lago una excelente superficie para regatas nacionales e internacionales de canotaje, y por eso es habitual ver a deportistas haciendo sus prácticas. Además de las pasarelas para caminar, contemplar y fotografiar el Piediluco, que significa “al pie del bosque sagrado”, hay algunas playas, paradores con reposeras, una embarcación que ofrece navegación contemplativa por el lago o el clásico barco a pedal.
El afluente natural del lago es el río Fuscello y sus aguas desembocan, junto con las del río Velino, en la Cascada delle Marmore, que tiene 165 metros de altura máxima y tres saltos. Las cataratas de Marmore son unas de las más famosas de Italia y se encuentran entre las más altas de Europa.
Se trata de una cascada artificial, fruto de una gran obra de arquitectura hidráulica. Además de conocerlas se puede visitar el Museo Hydra que, mediante videomapping, maquetas tridimensionales, proyecciones, hologramas e instalaciones de realidad aumentada e inmersiva permiten al visitante enriquecer su visita a la cascada y comprender su historia, viviendo una experiencia sensorial y singular.
Además de las pasarelas para caminar, contemplar y fotografiar el Piediluco, que significa “al pie del bosque sagrado”, hay algunas playas, paradores con reposeras, una embarcación que ofrece navegación contemplativa por el lago o el clásico barco a pedal.
Otro de los atractivos del antiguo pueblo de pescadores es la iglesia de San Francisco, construida en recuerdo de la visita del santo de Asís y que cuenta con una de las mejores colecciones de arte eclesiástico de Italia. También ella habla de la estrecha relación del lugar con el lago, lo que se puede comprobar observando los peces y los utensilios de pesca representados en los bajorrelieves de sus puertas. Museo Hydra: https://museodellacascata.it/
Calcata Vecchia: artesanías, bosque y caminata bohemia
A una hora de Roma, en los bosques del Parque Natural del Valle de la Treja, el pueblo de Calcata se eleva sobre un macizo de piedra que domina el valle. Suspendido sobre el acantilado y rodeado por el verde de los bosques, se accede a través de una única puerta arqueada a la que no se puede ingresar con auto. Abandonado por considerarse que tenía riesgo de derrumbe, Calcata fue repoblado en la segunda mitad del siglo XX por una colonia de artistas y artesanos a los que debe su actual vitalidad.
Refugio de la bohemia que se exilió de Roma en los años 60 en busca de nuevas formas de vida, ahora el pueblo está repleto de talleres, negocios de artesanía y restauración, y tiendas de artistas. Las callecitas empedradas, los arcos y puertas de las casas, las escaleras y el ambiente tranquilo que se respira, invitan un recorrido a pie en el que detenerse a fotografiar las figuras de cartapesta que aparecen en los umbrales.
Refugio de la bohemia que se exilió de Roma en los años 60 en busca de nuevas formas de vida, ahora el pueblo está repleto de talleres, negocios de artesanía y restauración, y tiendas de artistas. Las callecitas empedradas, los arcos y puertas de las casas, las escaleras y el ambiente tranquilo que se respira, invitan un recorrido a pie en el que detenerse a fotografiar las figuras de cartapesta que aparecen en los umbrales.
Rico en diversidad y propuestas culturales, se destaca la Grotta dei Germogli, un bar y centro cultural con un ambiente ameno y particular decorado con mosaicos de material reciclado en el que se puede disfrutar de un aperitivo con show musical incluido.
Fuera del pueblo, en Colle, se puede visitar la Opera Bosco, un museo-taller al aire libre de arte contemporáneo fundado en 1996 por los artistas Anne Demijttenaere y Costantino Morosin. Allí, las obras expuestas están hechas exclusivamente con materias primas naturales del bosque. También vale la pena conocer el singular jardín de la casa del arquitecto Paolo Portoghesi con un paisajismo cuidado: fuentes y cerámicas con poemas y citas; y seis olivos con troncos centenarios que parecen esculturas, y nombres de artistas (Bernini, Miguel Ángel, Borromini, Rodin, Brancusi y Moore).
La visita a Calcata se puede complementar con la del Valle del Treja, una zona de naturaleza volcánica, con ambiente húmedo, bosques y cascadas como las del Monte Gelato, con su torre medieval, su antiguo molino de agua y sus piscinas.
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