Creado por el diseñador industrial Hugo Kogan, el Magiclick prometía “104 años de duración” y reemplazó a los fósforos en miles de hogares del país
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“Sin pila, sin cable, sin piedra”. El chispero que se ganó un lugar en las cocinas argentinas cumple 55 años y aún enciende emociones. Es que el Magiclick fue un producto revolucionario que a partir de 1968 marcó a varias generaciones. Práctico, liviano, útil y seguro, prometía, además, 104 años de duración. Una idea totalmente innovadora que reemplazó a los fósforos y llegó a todos los hogares del país.
El éxito de ventas fue rotundo. En menos de 3 meses la empresa despachó más de 80 mil unidades, una cifra impensada que encendió el alerta de la agencia de publicidad: tenían entre manos un producto masivo, de fácil acceso y de una utilidad genuina que caló hondo. Rápidos de reflejos, crearon un comercial emblemático protagonizado por Gloria Carrá que aún resuena en la memoria emotiva. “Las mujeres brillantes usan o regalan Magiclick”, anunciaba una voz masculina. Corría 1980 y la problemática de género aún estaba ausente. Lo que sí estuvo presente fue la oportunidad que tuvo un chispero piezoeléctrico de trascender su propio nombre, como ocurrió en otra época con Gillette o Birome. “Fue tan popular que diseñé un soporte adhesivo para la pared. Era muy común la pregunta: ‘¿Dónde está el Magiclick?’ Así, el producto tuvo un lugar de privilegio en la cocina. Como era de bajo costo se usaba mucho para regalar, por eso el packaging incluyó moño de regalo”, señala en diálogo con la nacion su creador, el diseñador industrial Hugo Kogan, de 88 años.
Kogan es uno de los referentes del diseño argentino que en 2020 recibió el Premio a la Trayectoria de la Academia Nacional de Bellas Artes y tres premios Konex en la categoría Diseño Industrial.
A 55 años del boom, Hugo repasa el cálculo realizado para llegar a los 104 años de duración que rezaba la publicidad. “Hicimos un promedio entre la cantidad de veces que se encendía una cocina o un calefón en una familia promedio, aproximadamente 25 encendidos diarios”, destaca Kogan, quien se incorporó a Aurora en 1967 como jefe de producto luego de pasar por Philips como diseñador junior.
Luego llegó a la firma Tonomac (desarrolló la radio Larc y la tele de 13 pulgadas) y fue uno de los fundadores de Visiva, la empresa de mobiliario y equipamiento que llevó adelante junto con Ricardo Blanco y Reinaldo Leiro. Diseñó al menos 200 productos, entre electrónica, equipamiento médico, máquinas textiles, radios, televisores y electrodomésticos.
A Kogan le interesó la innovación desde chico, cuando estudiaba dibujo y miraba de cerca lo que pasaba en la fábrica de juguetes de madera de su padre. Allí se empapó de procesos tecnológicos, encastres, soluciones proyectuales y la posibilidad de mejorar la calidad de vida de las personas desde el diseño. Al Magiclick llegó, dice, por un hecho casi fortuito. “Cuando Ernesto Vainer, el dueño de Aurora, trajo el sistema desde Japón, vimos que la pieza cerámica circular tenía un mecanismo de resortes que producía la chispa. Lo que hicimos fue readaptar su forma, su materialidad y desarrollar un servicio mejor, y a bajo costo”, explica el director del estudio FocusBrand Consultora en Diseño Estratégico. Y agrega: “Con los fósforos de papel encerados se producían muchos accidentes, la gente se quemaba las uñas. Pero hasta entonces no había otra manera de encender las hornallas. Los fósforos de madera eran muy caros”.
El Magiclick se transformó rápidamente en la respuesta a una necesidad concreta que pegó un salto de calidad en cuanto al uso. “Resolvía una cantidad de problemas reales, fue un utilitario que contribuyó a mejorar mucho el uso cotidiano de la cocina. Con el tiempo, resolvimos algunas cuestiones de la matricería, por ejemplo, incorporé el color rojo en el botón de encendido, una pequeña mejora que señalaba a modo de metáfora el punto de riesgo”, destaca Kogan, el conquistador del mercado doméstico que cariñosamente se refiere al Magiclick como un objeto “muy vivaracho, un clásico que logró permanecer en la memoria”.
Referente, maestro, promotor del desarrollo de la disciplina e impulsor de las carreras de Diseño Industrial y Diseño Gráfico (FADU-UBA), Hugo Kogan encendió la chispa de la curiosidad en miles de jóvenes que siguen sus pasos.
El Magiclick hoy es un ícono del diseño nacional que se estudia como un caso ejemplar que articula usabilidad, durabilidad y estética.
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