Facturar sí, pero por qué no llorar (también). Shakira y el juego de las lágrimas
El hit de la colombiana pone como signo debilidad el llanto, que tan necesario es
- 3 minutos de lectura'
Venían diciendo que es bueno llorar, mostrar emociones y salir del blindaje anímico, hasta que una canción de Shakira lo puso en duda al tomar al llanto como signo de debilidad, dejando entrever que mejor que derramar lágrimas es facturar (como si ambas cosas no fueran compatibles).
Más allá de lo que dice la colombiana en la canción que hoy se canta por todos lados, acá sostenemos que en general llorar no significa flaqueza alguna, y que hacerlo es bueno tanto para varones como para mujeres, por lo que recomendamos ampliamente hacerlo. Como alguien dijo alguna vez, llorar es un buen ansiolítico, un buen analgésico y, además, es gratis.
Una salvedad es que a veces las lágrimas son “de cocodrilo” y se usan para dar pena, manipular o generar culpa, por lo que se trata de lágrimas mentirosas e inauténticas. En esos casos lo mejor es alejarse del llorador, porque seguro que algo quiere sacarle al testigo de su llanto mentiroso.
Es verdad también que no siempre hay lugar para el llanto, por triste que se esté. El soldado en la batalla o el que tiene que guardar compostura ante los hijos en medio de una situación de riesgo, por ejemplo, no tiene lugar para las lágrimas y deberá esperar otro momento para verterlas. Es que la expresión emocional se correlaciona con la situación que se está viviendo, y hay que dejar salir el sentimiento en tiempo y forma, administrándolo con sabiduría.
A la larga, claro está, las penas merecen emerger en forma de lágrima. Todos lamentamos que, como eco de blindajes de antigua data, muchas personas (hombres más que mujeres) estén tan bloqueados, a tal punto que no pueden ablandarse en situaciones en las que lo mejor es hacerlo.
Sabemos que no en toda ocasión lloramos o lagrimeamos por tristeza, y que hay un amplio espectro emocional que convoca a que los ojos se humedezcan. El gol de Messi ante México, por ejemplo, llenó de lágrimas los ojos del gran Pablo Aimar, y todos lo entendimos de manera superlativa. Sus ojos húmedos fueron preludio de un continuo lagrimeo nacional que duró hasta que Messi besó la Copa y la elevó junto a sus compañeros. Y, más aún, sigue a la hora de volver a mirar los videos de la gesta.
Muchos de los lectores son muy jóvenes y no saben que hubo ocasión en la que una figura icónica de nuestro país pronunció una frase que, por otra parte, venían diciendo desde hacía décadas los psicólogos: “Si querés llorar, llorá”. Con su decir, Moria Casán habilitó al llanto a un país entero y sabemos que el día que se haga la lista de las frases célebres de la Argentina, esa que dijo la diva estará presente sin la menor duda.
De manera expansiva o austera, con un estilo íntimo o abierto a la mirada de todos, fruto de una tensión aliviada o de una tristeza infinita, no importa, el juego de las lágrimas nos humaniza y merece su lugar, en su medida y armoniosamente. La fuerza del llorar es lo que al inicio de nuestra vida llenó nuestros pulmones, y esa misma fuerza sigue vigente cuando en el presente surge el llorar, y se llora nomás.
Otras noticias de Psicología
Más leídas de Sábado
Delfina Frers. “Pareciera que si sos rubia, alta y libre merecés sufrir”, afirma la exmodelo
Botellas únicas. Vinos raros e inhallables en una subasta solidaria
La Moscú del sur. Spa, bares y teatros, los nuevos circuitos de la comunidad rusa en Buenos Aires
Hasta cuándo se puede visitar. La mansión de Matías Garfunkel y Victoria Vanucci abre sus puertas por última vez