De la mano de la inteligencia artificial es posible comunicarse con una persona como si estuviera viva; ¿solo muere el que no ha dejado rastros suyos en la web?
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Su hermano murió hace más de un año. Pero ella asegura que tiene conversaciones cada vez que quiere con él. Para eso, no apela a ninguna metodología esotérica ni espiritual, más bien es todo lo contrario. Simplemente recurre a la tecnología basada en inteligencia artificial (IA) que permite interactuar con aquella persona fallecida como si estuviera viva.
Allí cuando nos llega la mortalidad terrenal, aparece la eternidad virtual para recordarnos que solo muere el que no ha dejado rastros suyos en la web. Aparentemente, la ansiada reencarnación solo está a un clic de poder concretarse con el surgimiento de tecnologías que permiten recuperar el archivo digital de una persona muerta para continuar generando conversaciones con ella como si todavía viviera.
De esto se trata, precisamente, los griefbots (robots de duelo) capaces de rastrear e imitar la forma y modismos de la persona que partió para hacer muy realista esa “conversación.” Sin dudas, el avance de la tecnología sobre la muerte plantea un sinfín de preguntas difíciles de responder, muchas de ellas al límite de la ético. ¿Son realmente útiles para hacer el duelo? ¿Sirven para que otros que no pudieron relacionarse de manera real con quien murió -por ejemplo nietos con sus abuelos- puedan conocer quién fue aquella persona que partió antes de que llegaran a relacionarse con ella? Para los programadores Evgenia Kuyda y Muhammad Ahmad, creadores de la polémica tecnología, la respuesta es sí. Estos jóvenes comenzaron a desarrollar la idea de los griefbots cuando ella perdió demasiado pronto a su mejor amigo en un accidente de tránsito y él a su padre.
Kuyda, de origen ruso, cuenta que logró “revivir” a su amigo tres meses después utilizando más de 10.000 mensajes que habían intercambiado entre sí y a su vez, que él había mandado a familiares y otros amigos. El bot tenía instrucciones de hablar como su amigo a través de Replika. Se trata de una app y sitio web que permite crear compañeros virtuales con los que conversar. Ella lo hizo con Roman, su amigo fallecido. Si bien en su sitio web aclara que “no es un ser sensible ni un profesional de terapia”, asegura que es posible “formar una conexión emocional”, y que “cada Replika es único al igual que cada persona que lo descarga”. Kuyda agrega que el griefbot con su mejor amigo la ayudó a hablar sobre el tema y atravesar el duelo porque le permitió poner en palabras todo lo que sentía con respecto a su partida.
Por su parte, Ahmad sostiene que creó el griefbot de su padre, que enfermó antes de que tuviese hijos, para que sus futuros niños pudieran “conocer” a su abuelo. Y empezó a desarrollar un chatbot que simula ser su padre. Lo que hace -explica- es ofrecer una experiencia interactiva y más directa que las clásicas historias y anécdotas sobre quién fue él.
“¿Por qué no podemos crear simulaciones de personas para que puedan interactuar con otras cuando ya no estén?”, se preguntó Ahmad. El bot creado para recordar a su padre aprende de transcripciones de conversaciones que tuvieron e intenta construir respuestas predictivas a determinadas preguntas que puedan surgir.
De la ilusión a la realidad paralela
A pesar de las buenas intenciones que puede llegar ha haber detrás de estas tecnologías, muchos especialistas que han abordado el tema del duelo ven con cierta preocupación el uso de este tipo de herramientas. Es el caso de la psicóloga Eva Rotenberg, que sostiene que los bots post mortem pueden interferir con el duelo, en lugar de favorecerlo.
“Se trata de una ilusión, es una conversación artificial y una forma de negar la muerte de la persona porque vive en una especie de realidad paralela -plantea-. Este tipo de artilugios los utilizan aquellos que probablemente no tenían las cosas resueltas con quien murió y entran en esa situación ilusoria para terminar de saldar lo no saldado. Es como hablar con espíritus. Lo peligroso es que quien lo utiliza puede quedarse atrapado en esa situación que no es real, que es pura ficción”, advierte la especialista, que habla que hay dos tipos de duelos: el normal y el patológico.
“El normal es cuando hay una aceptación de la pérdida, se transitan momentos de enojo, de angustia hasta que finalmente se acepta la muerte y puede conectarse de nuevo con su vida. Y está el patológico que es la aparición de la melancolía, que se vuelve recurrente, es una constante. En estos casos la persona no puede superar la muerte del que falleció porque no sabe cómo seguir su vida sin esa persona, siente que una parte de su yo murió con él o ella. Me parece grave que haya una tecnología que fomente este tipo de duelo”, asegura Rotenberg, y cuestiona, además, la dificultad para borrar las redes sociales de alguien que murió.
“Permanentemente Facebook trae aquellos recuerdos en fotos todo el tiempo. Me parece algo muy intrusivo. También pasa que es muy difícil borrar a alguien de Facebook, Twitter o Instagram. Lamentablemente, nada de todo esto permite hacer el duelo con normalidad”, concluye la especialista.